Con el fin del principio de neutralidad en la red en Estados Unidos, los precios para el envío y recepción de contenidos por Internet tendrán costos diferenciales, esta ruta podría ser seguida por otras naciones, entre ellas Colombia.
Actualmente el 53% de la población mundial consume Internet, considerado como uno de los inventos más grandes en la historia de la ingeniería, esto significa que unos 4.021 millones de habitantes en la tierra, según un sondeo de We are social, acceden a la considerada red de redes con diferentes propósitos: informativos, recreativos o comerciales.
La penetración de este coloso es prácticamente global y ha crecido exponencialmente desde su entrada al dominio púbico en 1993. Su funcionamiento básicamente consiste en el transporte de información gracias a su sistema de redes interconectadas, es por ello que un contenido emitido desde japón, por ejemplo, puede llegar a Colombia.
Con el Internet llegó la posibilidad para que los usuarios pudiesen acceder a ilimitados contenidos escritos o audiovisuales que de otra forma serían difícilmente abiertos. El profesor de leyes en la Universidad de Columbia, Tim Wu, ha sido uno de esos académicos que citó la importancia de mantener un acceso sin restricción independientemente de la cantidad y el tamaño de los datos que se estén enviando y recibiendo, es decir, conservar la neutralidad en la red.
Este concepto llegó a su fin en Estados Unidos el pasado lunes 11 de junio, a causa de una ley aprobada por la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC), derogando así la neutralidad defendida durante el mandato del expresidente Barack Obama que impedía, entre otras cosas, el bloqueo o ralentización de cualquier portal al antojo de las compañías suministradoras de Internet.
De acuerdo con el ingeniero electrónico y director de investigación de la Universidad Eafit, Felix Londoño, la no neutralidad implica una serie de cambios para los internautas; incluido un vuelco en la tarifa del servicio prestado por las empresas, cuyos cobros podrían ser diversificados y variarían de acuerdo al tipo de contenido enviado y su lugar de origen.
Dicho de otra manera, para un cibernauta americano el precio de un vídeo importado desde Asia será superior al de una foto enviada desde su mismo continente. Además el ingeniero advirtió que los costos también podrían incrementar teniendo en cuenta la organización que envía los datos al destinatario.
Para el profesor Londoño, los intereses del órgano legislador y del Gobierno estadounidense con esta norma son económicos, desde su punto de vista, el objetivo puede ser la obtención de unos mayores réditos condicionados por la cantidad de tráfico informativo.
“Uno puede hacer el símil con una autopista, si se trata de una moto yo no le cobro peaje, si es un automóvil le cobro un determinado precio, pero si es un camión le cobro una tarifa superior. Cuando yo anulo la neutralidad voy a tener un control sobre todo el tráfico que va por la red”, ejemplificó el académico.
Otro impacto que podría traer el fin de la neutralidad en la red, a juicio del profesor, estaría asociado al campo geopolítico. “Puede llegar un momento en el que se diga que algún tipo de contenido no puede venderse a determinado país”.
Esta realidad, contrario a lo que promulgan los legisladores en Washington, sugiere un cambio más inclinado hacia el lado negativo que hacia el positivo, dijo Londoño, quien recordó que el Internet surgió con un sentido comunitario.
Según explicó la profesora de Eafit y representante de las universidades colombianas ante la Conferencia de las Naciones Unidas para el Desarrollo y el Comercio (Unctad), María Alejandra González, el principio de neutralidad defiende el servicio de Internet equitativo, que las empresas den el mismo trato a todos los datos y por ende, no poner tarifas diferenciales por el tipo de contenido, la plataforma o las características del usuario.
“La exclusión de acceso a los contenidos puede tener consecuencias negativas dado que maximiza las brechas entre ciudadanos, afecta la igualdad de oportunidades e incentiva la marginalidad social y económica”, señaló la experta.
Para el profesor Londoño, sin importar quien diera el paso hacia la abolición de la neutralidad se marcaría una ruta para el resto de países. “Podría ocurrir que gradualmente otras Naciones se muevan en la misma dirección”.
Reconoció que este hecho representa un riesgo para el territorio nacional, y apuntó que en cualquier momento y por diferentes circunstancias alguien podría proponer la eliminación de la neutralidad.
En este escenario, mencionó, la batalla por la preservación de la equidad en Internet podría darse argumentando la afectación que podría causarse al desarrollo social. “Yo señalo este tipo de impacto porque son muchos los beneficios de la red, en salud, educación y tejido social, aunque no sean tan evidentes”.