Por primera vez en mucho tiempo la Universidad de Antioquia (UdeA) logró sincronizar las agendas académicas de pregrado y posgrado de todas las dependencias de la Institución; hacía mucho tiempo que la Alma Mater no lograba iniciar las actividades académicas en febrero y cerrarlas en noviembre, realizando dos semestres académicos completos sin problemas.
Por primera vez en mucho tiempo la Universidad de Antioquia (UdeA) logró sincronizar las agendas académicas de pregrado y posgrado de todas las dependencias de la Institución; hacía mucho tiempo que la Alma Mater no lograba iniciar las actividades académicas en febrero y cerrarlas en noviembre, realizando dos semestres académicos completos sin problemas. En algún momento se llegó a pensar que no era conveniente que las diferentes unidades académicas (facultades, institutos, escuelas y corporaciones) iniciaran labores académicas en la misma época; de alguna manera se instaló en el imaginario de las directivas académicas que tener agendas académicas disimiles en las unidades académicas era un mecanismo de contención que aminoraba el desastre académico producto de paros y/o desordenes públicos.
Lo vivido en el presente año que termina, es un llamado a la comunidad universitaria para que vea los beneficios de mantener funcionando la Universidad, en un ambiente en donde se consoliden otros mecanismos de protesta que tengan como fundamento el diálogo, los argumentos y las expresiones creativas sin tener que recurrir a paralizar la Institución por largos períodos de tiempo.
El último paro ocasionado por el rechazo a la iniciativa propuesto por la actual administración, de abordar un cambio en el proceso de admisión a la UdeA dejó muchas heridas en los estamentos (estudiantes que perdieron el semestre, profesores que a los que se les canceló el contrato), además de las pérdidas económicas aún sin cuantificar y valorar en su justa medida (un primer cálculo, que en su momento se insinuó, rondaba los trece mil millones de pesos). Sin embargo, es preciso decir que esta situación permitió dar el paso para que el Consejo Académico tomara la iniciativa de cancelar el semestre académico de varias dependencias y llamara a clases a todas las unidades académicas en febrero del presente año.
De igual manera es preciso saludar el cambio que el actual rector dio a su equipo directivo, reconociendo liderazgos y experiencias acumuladas en actuales decanos, acercándolos para sumar y conformar un equipo que tendrá que liderar la implementación del nuevo plan de desarrollo institucional.
Mantener la universidad abierta y funcionando es una de las mejores noticias de este año; miles de familias dependen de la UdeA para formar a sus hijos, lo que significa un gran aporte social y cultural. Una institución que tiene el reconocimiento de la comunidad nacional e internacional, posicionada recientemente como una de las tres mejores de Colombia, debe hacer todos los esfuerzos para normalizar sus semestres y de paso enviar un mensaje optimista a la sociedad y de manera especial a los miles de jóvenes que estudian en el claustro y a los que aspiran tener un cupo para ingresar al Alma Mater; esta señal contribuye a fortalecer la idea de que la UdeA es la mejor oferta educativa que tiene la región.
En este empeño es muy importante que las directivas de la UdeA reconozcan la sensibilidad institucional a la hora de proponer programas y proyectos que tiendan a modificar las condiciones actuales (statu quo) sin un diálogo preliminar; se precisa trabajar en la búsqueda de consensos. Por supuesto no se trata de una apología al co-gobierno del que en épocas pasadas se disputaba en la universidad pública.
Hoy que estamos en la mitad del período de la rectoría del Dr. Mauricio Alviar, lo único que queda es desearle, por el bien de la UdeA, que su gestión permita consolidar esta condición de mantener funcionando la Universidad de manera tranquila y productiva, sin perder su esencia crítica y faro de la sociedad.
(*) Profesor Universidad de Antioquia