El piloto español se consagró tricampeón mundial de Moto GP, alcanzando en títulos a su compatriota Jorge Lorenzo.
No es tan fácil a veces aprender de los errores y volverse más fuerte a raíz de estos, cuando se tiene apenas 23 años y se vive con la adrenalina de la velocidad y el peligro inminente. Pero el español Marc Márquez lo logró, y tras dejar atrás los fallos de la temporada pasada, que lo relegaron al tercer lugar en la lucha por el título, regresó este año cargado de madurez para alcanzar el tricampeonato y meterse en la historia grande de la élite del motociclismo.
Fue tal el crecimiento del piloto español, que aun con las dificultades de su moto Repsol Honda, a la que durante buena parte de la temporada le faltó aceleración en las curvas y fiabilidad en el tren delantero, Márquez alcanzó una destacada regularidad en las válidas. Y aun en aquellas en las que no pudo ganar por los baches de su moto, alcanzó a meterse en el podio, como en la carrera inaugural en Catar, una pista que ha sido casi propiedad de Yamaha y Ducati y donde Marc alcanzó un meritorio tercer lugar.
Luego llegaron los imponentes triunfos en Argentina y Austin. Pero en las siguientes carreras todo se le puso en contra y vivió una verdadera pesadilla en Francia, Austria, Gran Bretaña y San Marino donde vio a sus rivales en el podio mientras él masticaba el mal sabor de la derrota.
Luego de esos baches y faltando cinco válidas, el título para Márquez parecía una ilusión, pero luego llegó el resurgir en Aragón y el milagro en Japón, donde todos sus rivales se fueron al piso: Valentino Rossi, Jorge Lorenzo y Dani Pedrosa. Así llegó la consagración de este prodigio del motociclismo en una temporada que nunca olvidará.