Descaros como los de Odebrecht, Reficar, Departamento de La Guajira, parecen tener toda la decisión de la Fiscalía y de los organismos de control para llegar hasta sus últimas consecuencias
La opinión pública viene observando, esperanzada, un cambio en las políticas, objetivos y decisiones de la Fiscalía General, la Procuraduría y la Contraloría, con respecto a la desbocada corrupción que hoy, y desde hace algún tiempo, lacera a Colombia.
Descaros como los de Odebrecht, Reficar, Departamento de La Guajira, parecen tener toda la decisión de la Fiscalía y de los organismos de control para llegar hasta sus últimas consecuencias y dar con los responsables y sancionarlos ejemplarmente. Excelente que algunas de estas instituciones encargadas de evitar los desafueros de los servidores públicos, dejen de ser sus celestinas y pasen realmente a ocupar las funciones para las cuales fueron creadas.
El contralor Edgardo Maya Villazón viene cumpliendo una labor seria, silenciosa, pero efectiva, en descubrir qué ha pasado con los dineros de las regalías, cuánto fue lo que se gastaron en Reficar y a dónde fueron esos dineros, qué sucedió con los escenarios deportivos de los pasados juegos nacionales y cuál es el estado de las principales obras públicas y sus presupuestos en todo el territorio nacional. Devuelve el doctor Maya Villazón la credibilidad en una institución lamentablemente venida a menos desde hace ya muchísimos años.
No menos activa es la actitud asumida por el procurador Fernando Carrillo Flórez, quien se ha propuesto rescatar las verdaderas funciones de la Procuraduría General de la Nación, convertida en plataforma de lanzamiento de aspiraciones presidenciales en el reciente pasado. La Procuraduría está para sancionar las infracciones disciplinarias de los servidores públicos y no para premiar amigos y perseguir contrarios o minorías sociales.
El tema de la Fiscalía es más complejo, pero la labor de Néstor Humberto Martínez más encomiable. Es un monstruo burocrático difícil de movilizar, pesado para alinear en unos propósitos y cargado de viejas mañas a pesar de sus escasos años. Martínez Neira ha enfrentado con decisión y vigor la labor de limpiar la casa por dentro, lamentablemente muy infestada de los mismos dolores que padece la patria y a fe que lo está logrando. Pero también está enfrentando valientemente la misión para lo cual fue creada esta institución. La Fiscalía creyó que solamente los pecados cometidos en Bogotá con el festín de la contratación, era su labor y olvidó por completo lo que exponencialmente crecía en todo el territorio nacional. En La Guajira y otros departamentos expoliados está hurgando en búsqueda de la verdad; en Odebrecht, que es una vergüenza latinoamericana en materia de corrupción, viene dando resultados y creemos que en forma más efectiva que lo que está sucediendo en otras latitudes continentales; con vigor y sin temores haescarbado en los contratos de alimentación a los niños en todo el territorio nacional y en Reficar ha tomado valientes decisiones y tiene la voluntad de continuar adelante. Reficar es, en materia de corrupción, la “mamá de los pollitos” como se suele decir hoy. Recientemente expresó el señor fiscal que “pese a las restricciones legales que había para firmar el contrato bajo la modalidad de llave en mano, se terminó firmando como gastos reembolsables, lo que permitió que el Estado terminara pagando una cifra que corresponde a 18 veces el soborno de Odebrecht en Colombia”.
Todavía quedan esperanzas en Colombia. Esperemos que la verdad se conozca y los responsables sean sancionados.