Los dirigentes de los siete países más industrializados del mundo y de la Unión Europea han celebrado hasta el momento dos de las tres sesiones de trabajo que tienen previstas en la nueva jornada de Cumbre del G7.
El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk; y el de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, pidieron este viernes a los líderes del G7 unidad a la hora de abordar los problemas internacionales para evitar que la situación mundial se descontrole.
Los líderes de la Unión Europea que participan en la cumbre del G7 que comenzó este viernes en la ciudad siciliana de Taormina apelaron a la unidad de sus socios -Estados Unidos, Japón, Canadá, el Reino Unido, Francia, Italia y Alemania- en una de las reuniones con más incertidumbre y división de los últimos tiempos.
"No hay duda de que esta será la cumbre del G7 más desafiante en años. No es ningún secreto que los líderes que se reúnen hoy a veces tienen posiciones muy diferentes en temas como el cambio climático y el comercio", admitió Tusk este viernes nada más comenzar la rueda de prensa previa a la reunión que ofreció junto a Juncker.
La cumbre está marcada por las dudas sobre la postura que adoptará EE. UU. en estas dos áreas, dado que la Administración del presidente estadounidense, Donald Trump, no ha decidido si
ratificará el Acuerdo del Clima de París y no ha aclarado si suscribirá la tradicional condena al proteccionismo del G7.
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En este contexto, el objetivo de la UE es "hacer todo lo posible para mantener la unidad del G7 en todos los frentes", dijo Tusk.
Sin embargo, la llamada de los líderes comunitarios se centró en pedir acciones conjuntas en materia de política exterior, en concreto para mantener las sanciones a Rusia por su actuación en el conflicto en Ucrania, y responder ante la guerra en Siria, el lanzamiento de misiles balísticos por parte de Corea del Norte y la militarización del mar del Sur de China.
"Si nuestro grupo no está lo suficientemente determinado y unido, la situación en el mundo podría realmente irse de las manos", incidió Tusk.
El político polaco insistió especialmente en la necesidad de que el grupo de las siete democracias más industrializadas del mundo mantenga las sanciones que impusieron a Rusia en 2014 después de que esta se anexionase la península ucraniana de Crimea, lo que también le valió la expulsión de este foro, antes conocido como G8.
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"Desde nuestra última cumbre en Japón, no hemos visto nada que justifique un cambio en nuestra política de sanciones hacia Rusia", dijo Tusk, quien insistió en que deben implementarse completamente los Acuerdos de Minsk sobre el alto el fuego en el conflicto en el este separatista de Ucrania.
La llamada llega después de que Tusk admitiese este jueves, tras reunirse con Trump en Bruselas, no estar seguro de compartir la misma opinión que ese mandatario sobre Rusia, país con el que la nueva Administración de Washington mantiene una relación de momento más distendida que la de sus predecesores.