Aunque el turismo de playa y descanso sigue siendo una de las modalidades más llamativas, existen otras ramas de esta actividad que no sólo buscan la recreación y el ocio sino que nutren intelectualmente a quienes lo practican.
Normalmente se cree que el significado de turismo implica que la gente se tome unas vacaciones, para lo cual acude a lugares que, en el imaginario popular, son playas o sitios paradisíacos. Sin embargo, aunque esa es una de las alternativas, el turismo tiene otras posibilidades que no solamente se traducen en visitas a lugares soleados.
El turismo es una de las actividades más antiguas de la humanidad y, académicamente, se han logrado desarrollos importantes, por ejemplo mediante las escuelas de turismo y la investigación sobre el manejo de esta actividad. De hecho, existe una parte de la economía que se encarga de estudiar y hacer mediciones sobre los impactos económicos de esta actividad en el PIB, en el empleo y en el desarrollo.
El turismo cultural es una de esas ramas que, aunque siempre ha estado presente, suele realizarse sin total conocimiento.
Cualquier actividad turística que sea motivada, en principio, por conocer y disfrutar de los bienes culturales y patrimoniales de un lugar o comunidad en particular, implica una de las definiciones para esta actividad.
“El turismo cultural es una modalidad que ha tomado auge en las últimas décadas, especialmente en Europa, y se basa en resaltar productos o expresiones culturales propias de una comunidad, las cuales puede ofrecer para intercambio intelectual”, explicó María Camila Alzate, economista de la Universidad Nacional.
Así también lo analizó la directora del Museo de Antioquia, María del Rosario Escobar: “Es aquel que se nutre de las manifestaciones artísticas, culturales, de identidad, diversidad y creación que tiene una comunidad o un territorio específico. Está muy cercano de las instituciones culturales tradicionales y también de la nueva institucionalidad, que crece con las iniciativas y con los elementos identitarios de una sociedad. Tiene que ver con la gastronomía, la artesanía, las fiestas populares, los teatros, los museos, las librerías, el diseño, la agenda artística y cultural; todo eso nutre al turismo cultural de una ciudad”, planteó.
En resumen, el turismo cultural es el consumo de bienes culturales y patrimoniales por parte de los visitantes, tanto nacionales como internacionales, y tiene relación con la economía de la cultura.
Para la directora del grupo de investigación Economía, cultura y políticas de la Universidad Nacional, Nora Elena Espinal, esta rama del turismo permite mirar a la cultura no sólo como algo que se comunica: “Es mirar la cultura como un sector económico capaz de producir externalidades positivas para la sociedad, de mirar las revisiones culturales como señas de identidad para una comunidad con los múltiples papeles que cumple la cultura. Es un aspecto en el que vale la pena que tanto el sector público como el privado inviertan para la generación de abundantes recursos, el fortalecimiento de las señas de identidad, la contribución al bienestar que provoca en la sociedad el consumo de bienes culturales y las experiencias que aportan a la formación cultural y capital intelectual en sus individuos”.
Turismo cultural en Medellín
Medellín es una ciudad que llama la atención desde hace muchos años en diferentes partes del mundo. Con la transformación que ha vivido, cambió también el imaginario que las personas tenían sobre la ciudad. Si bien lo ocurrido en las décadas de los 80 y los 90 del siglo pasado en la capital antioqueña marcó la historia del país y del mundo, la cioudad de La eterna primavera se está esforzando por dejar en alto otras características que reflejan lo bueno de Medellín y su gente, como por ejemplo la constante promoción de los bienes patrimoniales y culturales.
Andrey Ramos, profesional en Economía de la Universidad Nacional y quien realizó una exploración al turismo cultural en Medellín, destacó un acercamiento al estado actual de esta actividad y su desarrollo en el área local.
“El turismo en Medellín ha mejorado mucho, de hecho el imaginario sobre la ciudad alrededor del mundo ha cambiado significativamente, los fantasmas de los 80's nos han perseguido históricamente, pero con los esfuerzos de las administraciones, sobre todo locales, por mostrar una cara nueva de la ciudad, por hacer una renovación urbana, revitalizar espacios como el Mamm, el Jardín Botánico, la creación de complejos de innovación como Ruta-N, han cambiado la imagen de la ciudad con respecto al mundo. Ya no ven a Medellín como una ciudad peligrosa sino como una ciudad innovadora, que crece y eso claramente llama la atención en el exterior y atrae flujos de turistas”.
Desde el Museo de Antioquia, por ejemplo, su directora, María del Rosario Escobar, manifestó que la experiencia de este referente turístico, histórico y cultural desde años atrás, ha sido realmente cercana.
“Nosotros tenemos una agenda cultural, exposiciones permanentes, guías todos los días para nuestros visitantes, ofrecemos también descuentos en nuestra taquilla y hacemos alianzas con otras instituciones y algunas comunicaciones específicas para hoteles. Hemos tratado de acercarnos también a algunas agencias de turismo receptivas”.
¿Qué hace falta?
Aunque la ciudad es culturalmente atractiva para visitantes extranjeros y locales, aspecto que se ve claramente en el consumo de bienes de patrimonio en la ciudad, hace falta seguir trabajando en otros componentes para aumentar esta modalidad en la ciudad.
“Vamos por un buen camino en cuestión de turismo y en cuestión de turismo cultural, hay que seguir preparándonos y también mejorar la infraestructura. Hay que seguir capacitando a las personas para recibir y atender esa demanda de visitantes”, dijo Ramos.
En cambio, María Camila Alzate opinó que “el turismo cultural no llama mucho la atención en Colombia todavía porque tenemos un patrón clásico de turismo intrarregional de sol y playa”.
Para que esta rama del turismo se fortalezca cada vez más, es necesario que no se deje solamente en manos de los gestores de turismo, sino que se realice una alianza entre gestores culturales y turísticos, para poder crear estrategias que beneficien a ambos sectores.
Ramos hizo énfasis en la captación de visitantes. “Falta que desde las organizaciones culturales, teatros y museos traten que esos flujos de turistas se sientan atraídos para que visiten las actividades”. Un certamen como la Fiesta del Libro y la Cultura, por ejemplo, prosiguió el profesional, “tiene un potencial económico muy importante. Si hay una inversión del sector privado seguro va a generar ganancias, claro está, con un estudio del impacto previo”.
Nora Elena Espinal agregó que un aspecto por mejorar para potenciar este tipo de turismo en el ámbito nacional, es “la sensación de seguridad en las ciudades y en nuestros campos”.
“Que los extranjeros que nos visitan sientan que no corren algún peligro y que estamos en la construcción de una paz. Eso es muy importante, como las políticas de apoyo para la formación de público”, aseveró.
En la misma línea, la docente resaltó que hay que aprovechar la riqueza con la que cuenta el país en el patrimonio cultural tangible o intangible, “de la puesta en valor de estas manifestaciones culturales se puede obtener un efecto sobre el desarrollo local, siempre y cuando se tenga un turismo sostenible desde lo cultural, social, ambiental y económico”.
Por su parte, la directora del Museo de Antioquia añadió que es responsabilidad también de las entidades aportar para seguir fomentando el turismo cultural en la ciudad. “Hay una política pública para el turismo, sería interesante para algunas de nuestras instituciones estudiarla, mirar cómo podemos participar de esta y, posiblemente, qué inversión pueda hacer la Secretaría de Desarrollo Económico para apoyarnos mucho más en temas de bilingüismo en nuestras instituciones, con el uso de nuevas tecnologías, pauta y presencia en medios internacionales, además de reforzar el trabajo que hace el Bureau de Medellín”.
Del mismo modo, Alzate manifestó que también depende de la creación de estrategias para el fortalecimiento de esta actividad. “Articular los bienes del turismo cultural con el natural y crear una cultura de turismo que impacte primero a los locales para fortalecer las zonas de marketing y ampliar el espectro”, concluyó la economista.
Financiación de eventos por parte de la Secretaría
Hace poco se conoció que el Festival de Cine Colombiano no contó para esta, su versión número 15, con el apoyo presupuestal de la Secretaría de Cultura Ciudadana de Medellín, Otros eventos de ciudad han corrido con la misma suerte.
Las reacciones de diferentes sectores no se hicieron esperar frente a este asunto.
Jorge Hernán Arango, director de la Corporación Ensamble Vocal de Medellín, afirmó: “La voluntad política del Estado colombiano ha cambiado mucho frente a lo que es la cultura”.
Comentó sobre la existencia de un decreto como el 092 de 2017, mediante el cual se reglamentó la contratación con entidades sin ánimo de lucro, el cual “le prohíbe al Estado en todos sus órdenes contratar directamente con las entidades privadas sin ánimo de lucro como corporaciones, fundaciones y asociaciones”.
Cabe destacar que este Decreto lo formuló el ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, “con el argumento de que todas estas entidades no eran legales. Ha sido el error más grave que ha podido cometer el Estado”, continuó Arango.
Gestores culturales de Medellín coinciden en afirmar que el 092 de 2017 dejó sin ‘herramientas’ a las administraciones públicas en todos los órdenes (municipal, departamental y nacional), para ejecutar el presupuesto asignado a la cultura.
Por ejemplo, prosiguió Arango, “la ejecución presupuestal de la Secretaría de Cultura ciudadana de Medellín o del Instituto de Cultura del departamento de Antioquia, no se ha podido ejecutar ni siquiera el 50% de lo que está asignado para este año, lo que muestra que verdaderamente quienes están encargados de validar la contratación para apoyar eventos o para apoyar instituciones artísticas de la ciudad están sin herramientas”.
Turismo cultural y literario en Medellín
1: El Mamm y el Parque Lineal Ciudad del Río: Esta zona, ubicada al sur de la ciudad, cuenta con espacios de esparcimiento para la promoción cultural y la apreciación artística. El Museo de Arte Moderno de Medellín (Mamm), también es un referente turístico y cultural para los visitantes en todas las épocas del año.
2: El Cerro Nutibara: Este referente de la historia natural es uno de los cerros tutelares de Medellín. En la cima se encuentra el Pueblito Paisa, una réplica de un pueblo antioqueño tradicional y conserva su entorno natural. Desde allí se puede divisar casi toda la ciudad. Senderos peatonales, teatro al aire libre, esculturas y miradores, hacen de este cerro uno de los pasos obligados para conocer sobre la cultura en Medellín. Además, durante el mes de diciembre este cerro y especialmente el pueblito paisa se adornan con el alumbrado navideño.
3: Plaza de las esculturas y Museo de Antioquia: Esta zona cultural ubicada en pleno centro de la ciudad, cerca a la estación del Metro del Parque de Berrío, permite a los visitantes conocer y disfrutar de las esculturas del reconocido maestro Fernando Botero, además, junto al Museo de Antioquia se convierten en uno de los atractivos turísticos más importantes de Medellín.
4: Carabobo Norte (Jardín Botánico, Parque Explora, Planetario, Universidad de Antioquia): Esta zona al norte de la ciudad permite el disfrute de lugares como museos vivos y también al aire libre. En el segundo semestre del año, esta zona se convierte en un lugar para la los libros, la literatura y el arte que confluyen en la Fiesta del Libro y la Cultura. Visitantes extranjeros y locales se dan cita durante al menos siete días en torno al turismo literario.