La fijación de los republicanos por desmontar la Ley de Salud-Obamacare y reemplazarla con algo mejor, va resultando una estafa monumental en lo que será peor el remedio que la enfermedad. En lugar de buscar resolver los vacíos y lagunas, el monstruo que pretenden aprobar dejaría sin cubrimiento a 24 millones de personas en el 2026 de acuerdo con la Oficina de Presupuesto del Congreso. La ecuación es bien simple: Obamacare impone un mandato que induce a la población con buena salud a conseguir una póliza y compensar los costos por atender a los más enfermos. Asimismo, ofrece subsidios para que más gente acceda a cubrimiento y expande el programa Medicaid administrado por los estados, ayudando a los pobres y ancianos.

Trumpcare elimina la obligación de tener seguro de salud, recorta los subsidios y elimina los impuestos de quienes disponen de mayores ingresos. Es una propuesta regresiva que raciona el plan de salud forzando a los estados a bajar el número de beneficiarios, negar tratamientos que salvan vidas por lo costosos y golpea a los ciudadanos de la Tercera Edad que viven en asilos.

De tiempo atrás Paul Ryan y su partido han sido de la idea de acabar con la garantía de acceder al Medicaid, cambiándolo por una figura que le pone límites al gasto de salud con un enfoque fiscal más que de reforma al sistema de salud. Es bueno recordar como los republicanos con cierta razón, ven en el crecimiento de la deuda una amenaza para las futuras generaciones. Lo inmoral es proponer recortes a los impuestos golpeando al que poco tiene. La obligación del estado liberal es intervenir de modo que con sus acciones se garantice el bienestar de los de abajo

Trump y su obligatorio compañero de viaje Paul Ryan el líder en la Cámara de Representantes y autor intelectual de la Ley de Salud Americana-American Health Care Act, enfrentan una fiera oposición no solo de los demócratas sino de un cada vez mayor número de copartidarios quienes de un lado consideran que la propuesta no es suficientemente reformatoria del Obamacare y del otro, las repercusiones sociales y políticas futuras. La propuesta de ley pretende recortar 800 mil millones de dólares en gatos por el Medicaid en los próximos 10 años.

El Medicaid por mucho tiempo ha sido el salvavidas y sustento de cerca de 70 millones de norteamericanos, un 20 por ciento de la población que depende en el largo plazo de este programa en lo que respecta a sus necesidades de salud. Por ejemplo: casi las dos terceras partes de los que viven en asilos, están cubiertos por Medicaid. También un 44 por ciento de niños que requieren de atención especial en salud así como la mitad de mujeres que padecen discapacidades serias.

Poco a poco los electores de Trump, los mismos que verán perder su seguro de salud de aprobarse ese esperpento, van entendiendo que las promesas de leche y miel no son nada distinto a demagogia de campaña. Esta nueva era de racionamiento y sacrificio no va de la mano con una reducción del déficit federal pues el presidente y sus inesperados aliados en el congreso, quieren a toda costa proteger sus intereses y los del gran capital. El libre mercado casi siempre termina a favor de ellos. Bajar los impuestos a quienes han visto crecer su riqueza en los años recientes por cuenta de los más vulnerables es una vulgar forma de redistribución del ingreso. A nadie le debe sorprender lo que nos espera del autor del ‘’best seller’’ El Arte de Negociar. Si no lo identifica, su nombre comienza por D y su apellido por T.