Mientras Trump es elegido sobre la base de una plataforma proteccionista en la primera economía del mundo,
Ricardo Chica
Mientras Trump es elegido sobre la base de una plataforma proteccionista en la primera economía del mundo, el presidente Xi Jinping de la segunda (China) va por primera vez a Davos a defender la globalización. Con bastante más inteligencia y conocimiento que el primero, Xi advirtió, parafraseando la frase sobre una guerra nuclear: no hay ganadores en una guerra comercial. Este contraste muestra la ambigüedad en los resultados de la globalización cuyas bondades fueron exageradas por argumentos de los economistas, ambigüedad que se refleja en el bandazo populista que recorre las economías desarrolladas, las cuales son, de acuerdo con los argumentos dependentistas los únicos ganadores; claro, no era sino mirar a Detroit vs Singapur para entender cuan obsoleto es este argumento. Pero el énfasis en la contradicción entre ganadores y perdedores que los economistas pretenden ocultar es absolutamente correcto y es aún más relevante en un mundo en el que, como resultado de la globalización (en conjunción con otros factores como la financializacion), el ingreso y la riqueza se han concentrado con una severidad sin precedentes (8 mega ricos han acumulado más riqueza que 3.600.000.000 -¡sí! billones en inglés- de pobres).
Que los economistas oculten estas contradicciones y prediquen liberaciones comerciales, cambiarias y financieras desconociendo los costos que pueden acompañar sus beneficios y ocultado que estos últimos se concentran en pocos, y los primeros en la mayoría, es un reflejo de su entrenamiento en un análisis económico que aísla el proceso de mercado (fijación de precios) de la distribución del ingreso. Un resultado del carácter apologético de una teoría que se desarrolló (optimalidad del sistema de mercado) para responder a la teoría de la explotación de Marx. El bandazo populista antiglobalización es el resultado de una política económica inspirada en esta teoría que oculta esas contradicciones, política que las acentúa con la concentración que genera. Es cierto que ésta no es el resultado solamente de estas políticas, también contribuyeron procesos como la diferenciación en productividad/ingresos, entre trabajo de alta capacitación y el de baja capacitación emergente de las 3ª y 4ª Revoluciones industriales (digitación y robotización) y la tercerización/desindustrialización. Pero hay un culpable fundamental que ocultan los argumentos de los economistas, que sí es resultado de políticas (neoliberales) y que no es mencionado tanto como el libre comercio: la financializacion que ha seguido a la desregulación Thatcher-Reagan y a la cual han contribuido innovaciones financieras (futuros, titularización, shorting) tecnológicas (TIC) e institucionales (fondos). Un momento crítico del proceso de concentración de ingreso/riqueza que ha tenido lugar (Piketty, Stiglitz) fue la crisis financiera de 2008-9 que quebró la fase de expansión de la primera década del milenio, resultado de ese proceso, y produjo una depresión de la cual la economía mundial no acaba de salir; además de que significó la perdida de sus activos y su empleo para grandes masas de población (no protegida por bail-outs como los banqueros que juegan al casino con el ahorro social: cara gano yo, sello pierdes tu).
Pero no hay nada mágico en la globalización como quieren tanto globofilos (que le atribuyen propiedades milagrosas) como globofos (que la culpan de todos los males). Su impacto depende de las políticas que se implementen como lo prueba el contraste entre Este Asia y Latinoamérica (LA). El Este Asiático no entró en la moda neoliberal de desregulaciones de los 80s y 90s como lo hizo LA, manteniendo políticas de desarrollo productivo que nosotros desmantelamos, que los convirtieron en exportadores líderes en los sectores más dinámicos tecnológica y comercialmente. Que la pretensión de dar la espalda a la globalización es un exabrupto delirante lo prueban Cuba y NorCorea (a los cuales tristemente debemos ya agregar Venezuela). Pero lo que no logramos aprender en LA por oposición a los asiáticos es que no es necesario excluir para crecer (lograron combinar crecimiento con inclusión). Ello es el resultado del cuento neoliberal de que lo único que importa es crecer porque el crecimiento terminará beneficiando a los pobres (trickle-down economics), el cual se traduce en que no se incluye integrando al desarrollo productivo mismo sino que se lo intenta hacer ex post (una vez la exclusion del crecimiento ha tenido ya lugar) con mecanismos asistencialistas compensatorios. Claro que la concentración en LA es también el resultado de otra decisión de política: la de concentrar el crecimiento en exportaciones primarias altamente intensivas en capital y con impactos en empleo y externalidades productivas y tecnológica muy limitadas.
Esta concentración tiene además unos costos altos en términos de inestabilidad porque los precios de los productos primarios oscilan agudamente (petróleo) y sus ciclos se trasmiten a la balanza de pagos con sus implicaciones fiscales y monetarias. Lo que se anunciaba como la década de LA resultó solo media, que terminó con la crisis financiera de 2008-9 a partir de la cual la economía mundial (con la excepción de Asia Este y Sur) se quedó estancada. Una mayor integración en la economía internacional se traduce en que los ciclos de ésta determinan los de las economías nacionales; lo cual ha resultado grave para éstas pues a esa crisis siguió el ciclo descendente chino que ha afectado severamente las economías de LA. Durante la expansión bonanzas primario exportadoras y burbujas inmobiliarias y bursátiles contribuyen generando vía efecto riqueza una psicología exhilarante, pero con la reversión de las expectativas las inevitables desinfladas y correcciones precipitan un proceso de destrucción y deflación de activos que con la pérdida del margen creado por el crecimiento de la productividad agudiza el conflicto distributivo. Y la crisis golpea más duramente a los pobres además de que la expansión estuvo acompañada por un proceso de concentración del ingreso debido a la financializacion de la economía, a la creciente brecha entre los ingresos entre quienes poseen las habilidades demandadas por la nueva knowledge economy financializada y aquellos que carecen de estos activos productivos, y a reformas tributarias inequitativas Adicionalmente la válvula que provee un margen al conflicto distributivo el crecimiento de la productividad se ha estancado (como la inversión).
La recuperación ha venido frenada no solo por factores coyunturales sino también por factores de largo plazo: el fin del ciclo expansivo acelerado en China; un ciclo de largo plazo de los precios de los commodities; contracciones del comercio y de los flujos de capital; estancamiento de la inversión y la productividad; el impacto laboral de la digitalización/robotización (3ª/4ª Revolución Industrial); y la agudización de la inequidad. A lo cual se suman los riesgos e incertidumbre acerca de: si China sigue logrando un soft landing en su ajuste de inversión/exportaciones industriales a consumo/servicios; cómo logren los exportadores de commodities seguir manejando el ajuste a los precios deprimidos; y si el bandazo populista en USA y en la UE introduce perturbaciones en forma de coartar su recuperación. Particularmente los emergentes enfrentamos descenso en China, estancamiento (demanda debilitada) en los desarrollados; precios bajos de commodities y ajuste al deterioro de los términos de intercambio; y comercio internacional débil y flujos de capital reducidos. Mucho depende de que pase en USA donde probablemente un mini boom oculte inicialmente los costos inevitables en el largo plazo de la irresponsabilidad populista. Trump ofrece una perfecta y patética ilustración del populismo en ascenso: nacionalismo tribal; culto a la personalidad del caudillo mesiánico; la pretensión de que problemas de enorme complejidad se pueden resolver con fórmulas simplistas que, en lo económico, se traduce en una omnipotencia violatoria de las leyes de la economía (tal como decía un cartel en las manifestaciones en protesta por su posesión: make America think again).
Pero la reacción a la globalización como globamericanización tiene mucho sentido por la exclusión que genera en su dimensión comercial productiva (libre comercio, emigración de inversión) por el deterioro de las condiciones laborales (desempleo, informalidad, estancamiento salarial); por la inestabilidad que genera en su dimensión financiera; y por la uniformidad en la cultural. Es un pproblema que en el campo global no tiene nada de simple como lo ilustra el trilema de Rodrik destacando como en condiciones de hiperglobalización es imposible lograr más de dos de los tres objetivos de mayor integración económica, estados nacionales y política democrática; y mostrando que la opción ideal del federalismo global (llevando la política democrática a la amplitud de los mercados globales) y la realista de moderar la integración o la globalización (al estilo de Bretton Woods) son preferibles a someter el estado nacional a la economía internacional. Lo que dado el
atraso de la arquitectura institucional frente a los vertiginosos cambios que en las dimensiones productiva, financiera y tecnológica de la globalización tienen lugar significa que moderar el grado de integración (ej. controles a los flujos de capital) hace mucho sentido.