Trump empuja a la UE a mover fichas en el tablero diplomático, pero también a cerrar filas de puertas para dentro: sin fisuras por ahora, Europa se aferra a la unidad ante los desafíos que plantea Washington y a los que supone la salida del Reino Unido del proyecto comunitario.
La decisión de Donald Trump de retirar a Estados Unidos del Acuerdo de París contra el calentamiento global ha desatado una reacción en tromba desde la Unión Europea (UE), donde instituciones, empresas y asociaciones coinciden en denunciarlo como un error histórico mientras buscan alternativas de futuro.
Desde la victoria electoral de Trump en noviembre, y más desde que asumió el cargo de presidente en enero, los nervios han aflorado en los pasillos de la Comisión Europea y del Consejo, donde se han ido preparando alternativas ante la creciente incertidumbre sobre el Acuerdo de París que fomentaba el presidente de Estados Unidos.
La maniobra estratégica invitaba a mirar hacia China, el segundo país más contaminante del mundo -por detrás de Estados Unidos- y el más poblado. Y Pekín recogió el guante que le lanzó Bruselas, como han ido desmigando ambos centros de poder con anuncios y visitas mutuas en los últimos meses.
Esa sintonía quedará este viernes plasmada en una declaración conjunta que pretende impulsar significativamente las relaciones entre ambas potencias, obligadas a convertirse en aliados estratégicos en la transición a una economía baja en carbono que ambos defienden.
El comisario europeo de Energía y Acción Climática, el español Miguel Arias Cañete, fue el primero en reaccionar al anuncio de Trump del jueves, en lo que definió como "un día triste para la comunidad global", aunque aseguró que el Acuerdo de París "perdurará".
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El comisario defiende además el acuerdo nuclear concretado con Teherán en julio de 2015, del que también recela Trump. Se firmó seis meses antes del pacto de París y supuso el inicio del deshielo de las relaciones entre Occidente e Irán.
Los líderes de las tres grandes potencias que quedarán en la UE cuando el "brexit" desconecte a Londres de Bruselas no renegociarán el Acuerdo de París, según aseguraron en un comunicado conjunto difundido inmediatamente después del anuncio de Trump la canciller de Alemania, Angela Merkel; el presidente de Francia, Emmanuel Macron, y el primer ministro italiano, Paolo Gentiloni.
La relación entre Bruselas y Washington se ha tensado tanto que los líderes europeos incluso han dejado de mantener la compostura ante las formas de Trump, que hace sólo una semana se reunió con ellos en Bruselas y en la cumbre del Grupo de los Siete países más desarrollados (G7) en Italia.
En la sede bruselense de la Otan, Macron, con teatralidad y ante las cámaras, dejó de palmas abiertas a un Trump sorprendido al ver que el presidente francés saludaba a Merkel y a sus colegas antes que a él.
Cinco días después, la canciller alemana dijo en alusión a Londres y Washington que "los tiempos en que se podía confiar en otros han quedado atrás". "No todo lo que es ley, no todo lo que son acuerdos internacionales, son 'fake news (noticias falsas)", lanzó el miércoles durante una charla en Berlín el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker.
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Su disgusto, una vez confirmada la retirada de Estados Unidos del Acuedo de París, lo comparten el Parlamento Europeo, el Consejo (que representa a los países de la UE), la patronal Business Europe y organizaciones ecologistas como la Red de Acción Climática o WWF.
Y tras la ruptura estadounidense del pacto medioambiental firmado por casi 200 países, Macron ha reciclado -en inglés- una de las frases más célebres de Trump: "Make the planet great again" (Hacer el planeta grande de nuevo).
Queda por ver si "la decisión de Trump va a estimular la competitividad europea en sectores clave", como comentó el presidente de la patronal energética Eurelecric, Kristian Ruby, o si la marejada de cambios en la primera potencia del mundo llegará a la UE convertida en un tsunami.
"Somos como las ranas en un cubo de agua en el que va aumentando la temperatura, y que disfrutan del calor hasta que es demasiado tarde, el agua empieza a hervir y mueren", resume una fuente diplomática familiarizada con la realidad de Bruselas.