Tras los ataques a Sirira por parte del gobierno de los Estados Unidos, diversas posturas se han presentado por parte de los representantes de los gobiernos de otros países.
El equipo del presidente estadounidense, Donald Trump, intentó explicar este domingo cómo el inesperado bombardeo del régimen sirio se va a traducir en una postura clara en política exterior, donde otros desafíos, como Corea del Norte siguen a la espera de respuesta.
Con el impacto de 59 misiles guiados el jueves en una base aérea del régimen sirio de Bachar al Asad, Trump desconcertó a aquellos que pensaban que se mantendría fiel al mensaje no intervencionista de su política de "Estados Unidos primero".
La reacción de Trump, que dijo que quedó muy impactado por las imágenes de niños fallecidos en el ataque químico de la semana pasada en la provincia de Idleb, ha sorprendido a expertos como el que fue portavoz del Departamento de Estado con Bill Clinton James Rubin, quien aseguró hoy en una columna de opinión en el New York Times que la Casa Blanca muestra un "peligroso grado de incoherencia e inconsistencia".
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La embajadora estadounidense ante Naciones Unidas, Nikki Haley, insistió hoy que el rumbo de Trump en política exterior no ha cambiado sustancialmente, aunque hace menos de dos semanas ella y el secretario de Estado, Rex Tillerson, no ponían como prioridad la salida de Al Asad del poder.
Por el contrario, en entrevistas televisivas hoy Haley aseguró que es imposible una Siria en paz con Al Asad en el poder en Damasco y su salida es "inevitable".
"Si se observan sus acciones, si miramos a la situación, va a ser muy difícil ver un gobierno pacífico y estable con Asad", dijo Haley en entrevista con CNN, donde matizó que el cambio de régimen no es la única prioridad, sino también acabar con los yihadistas del Estado Islámico (EI) y con la influencia iraní en Siria.
Mientras tanto, Tillerson inicia este lunes una gira internacional que le llevará a una cumbre ministerial del G7 a Italia y el miércoles a Moscú, donde mantendrá la que será la reunión oficial de más alto nivel hasta la fecha con el gobierno del ruso Vládimir Putin.
Tillerson llegará con la tranquilidad de haber podido despejar la suspicacias sobre su cercanía a Putin -quien lo llegó a condecorar cuando era consejero de la petrolera Exxon- con sus críticas a la falta de control de Moscú sobre su aliado sirio.
"El resultado del fallo (ruso) ha llevado a la muerte de más niños e inocentes", aseguró Tillerson hoy en entrevista con CBS, donde aseguró que la muerte de 80 personas el martes no habría pasado si Rusia se hubiera asegurado en 2013 que Al Asad le entregaba, en efecto, todo su arsenal químico.
Rusia fue el encargado de mediar en el acuerdo de la administración del expresidente Barack Obama para no atacar al gobierno sirio por un ataque ese año con armamento químico contra población civil y en su lugar destruir el arsenal de esas armas prohibidas por las leyes internacionales.
Tillerson aseguró que sigue confiando en que Rusia "elegirá un rol constructivo" para asegurar un alto el fuego estable en Siria y el reinicio de negociaciones de paz que pongan en marcha un proceso de transición política.
Por su parte, Rusia e Irán, aliados del Damasco, siguieron hoy elevando el tono con la amenaza de una respuesta a un nuevo ataque estadounidense, mientras que Siria ha reiniciado las operaciones en la base aérea de la provincia de Homs atacada por los misiles estadounidenses, según observadores.
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El discurso frentista tampoco ha aminorado en Washington, donde hoy el senador republicano Lindsey Graham, una de las voces conservadoras más influyentes, aseguró que "lo que Asad hace al volver a volar desde esa base es decirle a Trump '¡Qué te jodan!'" y debe andarse con cuidado.
Trump por su parte ha mantenido un perfil discreto este fin de semana en el resort de Mar-a-Lago (Florida), desde donde informó al Congreso que tomará "acciones adicionales" contra Siria si lo estima necesario de manera unilateral.
También ha mantenido conversaciones con el presidente surcoreano en funciones, Hwang Kyo-ahn, y con el primer ministro japonés, Shinzo Abe. Con ambos trató otra crisis internacional sin resolver: las continuas provocaciones de Corea del Norte, aliado de China, que sigue intentando obtener la capacidad de lanzar bombas nucleares.
El Pentágono reveló ayer que ha movilizado al portaaviones USS Carl Vinson y a su grupo de ataque a aguas cercanas a Corea del Norte, mientras que hoy el nuevo asesor de Seguridad Nacional de Trump, H.R. McMaster, alertó sobre posibles acciones en ese delicado conflicto sin resolver.
"El presidente (Trump) ha pedido preparar un amplio abanico de opciones para eliminar la amenaza al pueblo estadounidense y aliados en la región", apuntó McMaster, quien ha liderado un cambio en el equipo de seguridad del presidente hacia una visión más ortodoxa que la de la facción más populista dentro de la Casa Blanca, empujada al ostracismo.