En medio de polémicas y críticas de la comunidad internacional, el presidente estadounidense confirmó que la embajada de Estados Unidos en Israel pasará de Tel Aviv a Jerusalén.
Trump convirtió este miercoles a EE. UU. en el primer país del mundo en reconocer la capitalidad israelí de Jerusalén, tras décadas de consenso internacional que condicionaban cualquier decisión a un acuerdo de paz entre israelíes y palestinos, y prometió el traslado de la embajada de Tel Aviv a Jerusalén, aunque auguró que llevará años porque se necesita construir el edificio.
También matizó que con esta declaración no está adoptando ninguna posición sobre el estatus final de las negociaciones de paz ni se determinan las fronteras de la soberanía israelí en la ciudad, lo que abriría la posibilidad de una capital palestina en la parte oriental ocupada de la ciudad, una cuestión que sometió al consenso de las partes.
Pese a este matiz y a su posicionamiento a favor de la solución de dos estados "si las partes lo acuerdan", la decisión cayó como un jarro de agua fría entre los palestinos y en el mundo árabe y musulmán, así como entre los países occidentales, que reiteraron su apoyo a que el estatus de Jerusalén se decida en un pacto entre las partes.