La consulta liberal que se aproxima es una disputa de egos entre maquinarias
Este fin de semana se llevará a cabo la consulta liberal o el funeral de la vocación de poder del Partido más importante en la historia de Colombia. Los electores no van a elegir este domingo un candidato sino un negociador que buscará el acomodamiento de una de las facciones en que se divide hoy el Partido.
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El Partido que dice ser el campeón de la paz hace una consulta en el marco de una grave violación del derecho al voto. La restricción presupuestal le impidió a campesinos, indígenas, comunidades negras y habitantes de áreas rurales, la posibilidad de ejercer este derecho. El voto ha sido un logro de los movimientos ciudadanos de mujeres, de minorías étnicas y culturales que han logrado convertirlo en un derecho universal. El sufragio no es un privilegio de un estamento social o lugar geográfico. La importancia del voto en Colombia es su universalidad, es un mecanismo mediante el cual los individuos inciden en el poder político, para ejercerlo o controlarlo.
La participación electoral constituye una parte fundamental del ejercicio de la ciudadanía. Para ejercerlo, es indispensable tener a disposición la infraestructura y la logística necesaria para que toda la ciudadanía pueda votar en los lugares designados, razonablemente cercanos a los lugares donde vive, en condiciones de seguridad y con la suficiente información que se requiere para ello.
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Si el Estado no dispone la infraestructura, si la logística es deficiente, o si los ciudadanos no tienen mesas de votación cercanas a sus moradas, los individuos no pueden ejercer su derecho como ciudadanos. La gran perdedora es la democracia y un ejercicio legítimo termina desfigurado, restringido y distorsionado, una farsa, un engaño para beneficio de las maquinarias.
Pese a lo anterior, la Registraduría y el director del Partido Liberal desconociendo la universalidad del derecho al voto, decidieron seguir adelante con este ejercicio estéril. El acuerdo entre el Registrador y el Dr. Gaviria es para una pseudo-consulta, únicamente en las cabeceras municipales, eliminando herramientas electorales como la biometría, el aplicativo de información a los votantes y el pre conteo.
Solo por hablar de la gravedad de eliminar algunas de ellas, quiero mencionar que al dejar de poner en práctica medidas biométricas, no se garantiza la seguridad del derecho al voto. Medidas cuyo espíritu es asegurar que el voto de cada persona cuente efectivamente e impedir, por ejemplo, que se utilicen cédulas de personas fallecidas para votar, o que una misma persona vote más de una vez.
Los derechos de los liberales como ciudadanos – y los de los colombianos en general que hacen parte del censo electoral – no pueden quedar supeditados a la disciplina interna de un partido o a acuerdos entre élites políticas. La consulta liberal que se aproxima es una disputa de egos entre maquinarias, un mecanismo democrático hoy desfigurado y desprestigiado que ha sido legítimo y por el que incluso grandes héroes entregaron su vida. No solo un engaño y una farsa sino una traición a la memoria de nuestros ancestros liberales.