Si nos quedamos anclados en novelas sin mérito, telenovelas y fotonovelas baratas, seremos unos seres mediocres.
A. Por qué leemos mal
1. Porque no nos interesa el contenido del texto.
2. Porque el cerebro se desentiende de las ideas del texto.
3. Porque no estamos interesados en adquirir cultura, ni en desarrollar la destreza de pensar. Elegimos lecturas fáciles, novelitas sin complicaciones, narraciones rápidas y cortas….
4. Porque no nos interesa la lectura y buscamos otros medios para emplear el tiempo libre. Leer es una disciplina que se adquiere.
5. Porque no nos interesarnos por el contenido. Por ello no sabemos emitir juicios críticos sobre las ideas de un texto.
6. Porque somos conformistas con lo poco que sabemos y no nos atraen los horizontes culturales que abre la lectura.
7. Por falta de respeto a quienes nos escuchan, cuando tenemos que leer en público.
8. Por falta de costumbre. Solo se aprende a leer, leyendo. A pensar, pensando.
La lectura coral, en la infancia, cuando se está aprendiendo a leer, es necesaria, porque ella acompasa las voces y colabora para tener un buen ritmo y una excelente articulación.
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Si leemos a la velocidad adecuada y personal, y comprendemos lo leído, nos aficionaremos a la lectura.
Si variamos los temas de lectura: biografías, viajes, aventuras, exploraciones, ciencia-ficción, policíacos, románticos, tendremos más vocación de lectores.
Si nos quedamos anclados en novelas sin mérito, telenovelas y fotonovelas baratas, seremos unos seres mediocres.
Si no maduramos en la capacidad de analizar, valorar y comprender lo que leemos, no podremos leer con provecho las obras maestras universales; no sabremos nunca qué es “lectura crítica”.
Si solo leemos a los escritores morbosos, seremos unos lectores enfermizos, anímica y espiritualmente; no daremos frutos provechosos, no cultivaremos la vida sentimental, la personalidad y el carácter, ni educaremos la voluntad y la conciencia.
Si tenemos predisposiciones neuróticas o temperamento muy emotivo y poco activo, el leer obras de esas en donde los titanes todo lo resuelven sin dificultad, es posible que nos impida el ver y manejar la cotidianidad de la vida.
Si nos entusiasmamos con la lectura de excelentes textos, estaremos en condiciones de entender y valorar el contenido del arte en sus variadas manifestaciones: música, pintura, dibujo, escultura, arquitectura, literatura…
Si estamos bajo la influencia de la inseguridad, el miedo, el estrés, la preocupación, el agobio del trabajo o del estudio, nos será difícil comprender y analizar el sentido de lo que leemos.
Si leemos obras filosóficas, formativas o de contenido espiritual o científico, la lectura debe ser pausada, con intervalos de concentración y análisis, puesto que son textos que nos exigen atención, reflexión y aprendizaje. Sin estas ejercitaciones no podrá desarrollarse una lectura crítica.
Además: Hay que saber sobre el gerundio
Saber manejar los signos de puntuación es indispensable para la lectura silenciosa y para la lectura en voz alta:
La coma: Hay comas que NO señalan pausas, ejemplo: buenos días, doctor (esto solo se ve en el lenguaje escrito, pero en el oral, hay que pronunciar toda la frase sin hacer pausa). Hay pausas respiratorias que, en lo escrito, son errores ortográficos marcarlas con coma. La práctica de la lectura y la comprensión del texto indicarán las pausas respiratorias, sin dislocar el texto.
El punto y coma: aunque el punto y coma indique que hay final de una idea, es claro que las oraciones siguientes pertenecen al mismo párrafo.
El punto: el punto y seguido, indica una pausa no muy larga. El punto y aparte exige un pausa igual a la del punto y seguido. El punto final exige una pausa larga, con entonación diferente, pues el descenso profundo de la voz ha de indicarles a los oyentes que el texto ha terminado.
Signos de interrogación: (¿?) Hay dos clases de preguntas o interrogaciones: la que tiene como respuesta SÍ o NO. Estas preguntas exigen un tono ascendente suave.
Las preguntas que exigen como respuesta un explicación en lugar de un sí o un no; se entonan con suspenso o con un poco de descenso de la voz.
Signos de exclamación: (¡!) Es el nombre correcto; no: signos de admiración. Cuando el lector que lo hace en voz alta, se encuentra en un texto con estos signos, tiene frente a sí un desafío: la correcta pronunciación de la frase dentro de dichos signos. Hay que darle realce a la idea con la tonalidad de la voz y expresar el sentimiento que dicha frase encierra.
“Cuando uno no respeta las instituciones, no puede pertenecer a ellas”.
(Marta Lucía Ramírez, vicepresidenta de Colombia. 22 de julio de 2018)