Todavía no hay luz verde para el autódromo

Autor: Juan Felipe Zuleta Valencia
23 abril de 2017 - 02:26 PM

Hace décadas se escucharon las primeras voces anunciando la necesidad de un autódromo para la región, pero aún el proyecto no cuenta con su primer ladrillo. Y aunque está cerca de concretarse, las decepciones acumuladas de tantos años impiden que deportistas y aficionados canten victoria y por eso siguen trabajando sin descanso para hacer realidad su sueño.

Medellín

En Medellín, Bello, Puerto Triunfo, La Pintada, Barbosa, La Ceja, Rionegro, Guarne, Sopetrán y otros tantos municipios más. Antioquia es el lugar con más autódromos del planeta, autódromos que lucen impecables y perfectos...en el papel.


Durante todo ese tiempo la posición de los gobernantes de turno ha pasado desde la absoluta indiferencia al marcado interés, pero lo único que ha permanecido inalterable es la voluntad de los deportistas y amantes de los deportes a motor, quienes a través de iniciativas casi quijotescas han prevalecido en el tiempo y con el paso de las administraciones para lograr la construcción de un escenario que es, evidentemente, necesario para el desarrollo social, recreativo, social y hasta económico del departamento.


La decisión y terquedad de clubes y dirigentes deportivos lograron que la actual administración departamental incluyera dentro de su plan de gobierno la construcción de un parque de deportes a motor. El mismo Luis Pérez anunció el día de su posesión con bombos y platillos el deseo de tener un gran escenario multifunciones que acogiera todos los deportes motorizados y también fuera un centro de entretenimiento de talla internacional. Surgió entonces la pregunta obligada ¿Bueno, y dónde? Y ese interrogante terminó siendo un nuevo escollo cuando se pensaba que todo estaba encaminado gracias a la voluntad política del actual gobierno. Luis Pérez se posesionó hace 15 meses y aún el autódromo sigue siendo una intención. Pero después de dilatar la decisión del lugar indicado, descartando opciones, finalmente todo parece estar decantado para que un lote al lado del Tulio Ospina en Bello sea la meca de los deportes a motor en Antioquia. 

¿En Bello está la tierra prometida?
Parece que sí. Y aunque la ansiedad de que se confirme de una vez por todas el proyecto mantiene en vilo a deportistas y personas del sector, pronto podría haber luz verde para comenzar con los diseños en un antiguo lote en Bello. “Estamos esperando que se defina el tema del lote Tulio Ospina por parte del ICA (Instituto Colombiano Agropecuario) y nos autorice pues comenzar a construir allá. Y el Gobernador no quiere anunciar su decisión hasta no tener certeza de que esas tierras se pueden usar y nos hagan la escritura que nos permita montar el parque a motores. Esta semana o la otra nos pueden definir ese tema”, afirma Hernán Elejalde, gerente de Indeportes Antioquia. 

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El lote pertenece al municipio de Medellín y la Gobernación de Antioquia con una participación mínima de otros municipios que han mostrado su voluntad de ceder esos derechos. Eso evitaría la necesidad de comprar tierras para el proyecto, razón fundamental para realizar el escenario allí. Según lo explica Hernán Cuartas, director de Ecoparmo (Corporación de Deportes a Motor), un club que ha visibilizado desde años, a través de varias campañas, la necesidad de un autódromo para Antioquia, el lote del Tulio Ospina agrupa todas las condiciones. “Inicialmente el lote se donó en 1973 con la idea de que se construyera un gran parque recreativo, deportivo y cultural. En 1978 hubo obras para los Juegos Centroamericanos pero en la actualidad de la totalidad del lote sólo hay construido un 25 por ciento, por lo tanto se estaría complementando ese gran centro deportivo y recreativo”, cuenta Cuartas, quien complementa: “Para el proyecto del parque de deportes a motor hay un lote de 68 hectáreas separados por el río; 40 a un lado y 18 al otro”. 


La pista multidiciplina (autos, motos y karts) sería de unos 2.500 metros, graderías para cinco mil personas, características suficientes para albergar todas las competencias nacionales y eventos internacionales tipo Fórmula 3, según Cuartas, aunque Elejalde dice que podrían realizarse carreras de Fórmula 4 y Fórmula E.
Además, este proyecto estaría complementado con un estadio motonáutico (motos, botes, lanchas, etc). Un plus sobre otros proyectos. También, según explica Elejalde, las 96 hectáreas podrían ser utilizadas para diferentes obras de impacto en la zona, que es del interés no sólo de la Gobernación sino también de la Alcaldía y el Área Metropolitana, que a propósito son los tres aportantes iniciales para el costo de la obra. 


Pero si todo es perfecto y el Tulio Ospina recoge las condiciones para que sea la tierra prometida para el deporte a motor en Antioquia, ¿por qué no está tomada la decisión para poner en marcha el escenario? Lo que pasa es que tanto en el lote Tulio Ospina como otro en Barbosa se manejan como posibles sedes para reubicar la Fábrica de Licores de Antioquia. Y de la mayor viabilidad para reubicar la FLA depende el futuro del autódromo. Elejalde afirma que el gobernador quiere que el parque de motores quede cerca de la FLA. Pero si una decisión depende de la otra, esto podría tomar más de una o dos semanas como dice anteriormente el gerente de Indeportes.

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Aún así, el funcionario se muestra confiado en que la administración cumplirá con los tiempos prometidos. “Los tiempos sí nos dan. Para este año dejamos listos los diseños y la construcción en todo el 2018. Creemos que en doce meses estará listo el Parque”, reitera Elejalde.

Otras ideas y otros lugares
“Trabajamos tres años en un proyecto para hacer el autódromo en unos terrenos al lado del José María Cordova. El 19 de febrero de 2016 nos dieron el aval pero en octubre con el cambio de administración de aerocivil empezaron las trabas y tocó abortar el proyecto”, afirma Ramiro Londoño, presidente de Autoclub de la Montaña, otro tradicional club automovilístico en Antioquia con más de 50 años de historia. Otro frente desde el cual se ha impulsado la construcción del autódromo para el departamento.


Londoño sostiene que esta era la propuesta que más le atraía a Luis Pérez. “Por las normativas de la Federación Internacional de Automovilismo (FIA) para que estos escenarios queden cerca de aeropuertos, por las bondades del lote y los diseños, el gobernador veía viable el proyecto, pero ante tantas trabas él mismo nos sugirió mirar otras opciones”, cuenta Londoño.
Y opciones nunca faltaron: varios municipios pusieron sus planes sobre la mesa. Y aunque en la rendición de cuentas del gobernador, figura que tanto el Oriente como el Occidente antioqueño quedaron descartados, Elejalde manifiesta que además de Bello, tanto en La Ceja (con un proyecto público-privado) como en Barbosa, hay viabilidad. “Como plan B trabajamos en otros lotes: el de la Universidad de Antioquia en Barbosa y otro en La Ceja. Básicamente son esos dos en estudio, pero lo claro es que hay que hacer el proyecto sí o sí”, enfatiza Elejalde.


El lote está ubicado en la hacienda El Progreso, Hatillo, municipio de Barbosa, y pertenece a la Universidad de Antioquia. Allí podría construirse el parque de deportes a motor con una pista de entre 2.700 y 3.500 metros, como lo indica Londoño, promotor de esta iniciativa, además de tener una “excelente topografía”, como señala el presidente de Autoclub de la Montaña. Son 65 hectáreas disponibles, también divididas al igual que el lote del Tulio Ospina, por el río Medellín.
El problema, según Hernán Cuartas, director de Ecoparmo, es que “En la hacienda El Progreso resultaron unos problemas de un título minero asentado en esas tierras. Eso es un problema jurídico bravo que tiene que resolver la U de A para vender el lote”, asegura el dirigente deportivo.

Los lugares se esfuman pero la pasión persiste
Este lunes se cumplirán 51 años de la primera carrera de autos en Medellín, realizada en un circuito alrededor del Cerro El Volador, un hito del automovilismo colombiano y nacional y que se llevó a cabo hasta 1975 hasta que el desarrollo de la ciudad le arrebató ese espacio a los corredores. “La carrera salía de la biblioteca Piloto en cotravía por la Autopista, pasaba por lo que hoy es el puente de Coca-Cola y bajaba a coger La Iguana y terminaba otra vez en la Piloto. Era muy bonito, de ahí se formaron pilotos internacionales”, cuenta Ramiro Londoño.
Luego de esto vinieron otras carreras en la Mayorista, luego en el Juan Pablo II y hasta hubo una válida de Fórmulas en el Olaya Herrera en el 1995. “Así, en muchas partes, improvisando. Pero ahora el desarrollo de los carrros, la velocidad  y calidad de equipos exige escenarios con condiciones, y no los hay”, señala Londoño.


Aún en la ciudad y el departamento persisten carreras como la Copa Circuito Ciudad de Medellín, que acumula cinco años consecutivos organizando cuatro o cinco válidas por año. También hay carreras tradicionales como Trepadores a Guatapé y otra en San Pedro de los Milagros, organizadas por Ecoparmo.
Y no sólo no los hay sino que lo poco que había lo acabaron. En el gobierno de Alonso Salazar se quitó el kartódromo que estaba ubicado donde está hoy el Complejo Acuático César Zapata, escenario necesario para los Juegos Sudamericanos. La idea erea reemplazarlo y apoyar más esta actividad, pero ni lo uno ni lo otro.


Ante las dificultades los amantes a estas disciplinas no se quedan quietos a esperar que las soluciones caigan del cielo. Decenas de iniciativas privadas buscan desde hace varios años espacios que les permitan a deportistas y aficioados dar rienda suelta a su pasión y adrenalina. De hecho, actualmente se adelanta una iniciativa privada en Barbosa con aportes privados para construir una pista que ayude a solventar un poco la necesidad de un escenario para deportes a motor en Antioquia. “Llamamos a nuestros afiliados y armamos un paquete de membresía. Hemos recogido 200 membresías de 3 millones de pesos y hemos recogido hasta ahora 700 millones. Quremos hacer pista privada de automovilismo, moticimlismo y karts, en Barbosa en un lote que puso una persona que no lo esta utlizanado y lo prestaría por ocho años”, expone Hernán Cuartas.


Aún así, los promotores de estas iniciativas aceptan que son alivios parciales, paños de agua tibia si se quiere y no lo piensan así sólo porque se trata de un proyecto que beneficia la actividad deportiva que aman sino también porque son conscientes del impacto que podría tener este escenario en el plano deportivo, económico y social. “Mirá, carreras callejeras  o campeonatos puede tener unos 100  o 120 carros y cada carro genera tres o cuatro puestos de trabajo, porque se necesitan mecánicos, ayudantes y decoradores. De modo que eso te genera cierta cantidad de empleos, para gente joven sobre todo. Imagínate ahora con un escenario constituido que permita actividad masiva y cualificada”, expone Ramiro Londoño.


Y del impacto social también es consciente la administración actual, pues no sólo es el desarrollo deportivo lo que motivó al gobierno departamental a comprometerse con el proyecto, también lo es la posibilidad de que cientos de ciudadanos, el público general y sobre todo los jóvenes, tengan un lugar digno, propio y adecuado para realizar su actividad recreativa. “Lo más importante es que sea un lugar donde nuestros jóvenes vayan  y den rienda suelta a toda la adrenalina, pero de una forma segura. Segura para ellos y segura también para los demás, pues cada vez que se hace un pique callejero corre riesgo la vida de ese muchacho y de cualquier ciudadano”, dice Hernán Elejalde.

Los que corren y también esperan
Tomas Puerta es un muchacho de 24 años que se dio el lujo de correr y ganar carreras en Estados Unidos y Gran Bretaña. Con semejante experiencia encima se devolvió a Colombia y se convirtió en campeón nacional de Superbike. “Comencé a correr desde los seis años. He tenido la bendición de cumplir muchos de mis sueños y ahora, sin dejar de lado mi carrera y mis objetivos, quiero ayudar a impulsar a otros muchachos que vienen detrás para que logren hacer una carrera en motociclismo. En Colombia es difícil, pero yo puedo dar fe que hemos crecido”, cuenta Tomás.


Y tiene razón, porque desde los 15 años cuando consiguió su primer patrocinio deportivo con la marca Red Bull que lo llevó a competir a Estados Unidos, muchas cosas han cambiado en la carrera del antioqueño. “Antes toda la indumentaria que usaba era de marcas extranjeras. Imposible para muchos otros corredores. Pero hoy por hoy la industria se ha desarrollado, tanto mi traje como mi casco son de empresas nacionales y las marcas siguen acercándose a los pilotos”, describe Tomás, cuya motivación principal para volver al país fue impulsar su deporte. “Mi sueño es correr y ganar una carrera en un autódromo de mi tierra. Yo mismo apoyé varias campañas y ahora espero que se concrete. Porque no es sólo el sueño de correr en mi tierra sino de ver a muchos otros corredores jóvenes tener más facilidades para progresar”, comparte el piloto de 24 años. 


Es paradójico que grandes pilotos como él, Jhony Hernández, o Juan Manuel González, corredor de autos que brilla en Colombia, salgan de una región que no tiene autódromo. 
“Juan González sale de su Universidad los viernes, viaja por la noche a Bogotá, al Tocancipá. Algunas veces logra entrenar un poco antes de la carrera, corre una manga sábado y el domingo gana. Acá hay una clase de pilotos extraordinarios, que no tiene  donde entrenar pero se las arreglan”, refiere Ramiro Londoño.
Y ahí siguen ellos y cientos de aficionados a estos deportes. Aguardando a que los motores rujan donde deben rugir. Y si supieron tener paciencia durante años, pueden mantener esa ilusión un poco más. Ojalá esa dilatada búsqueda para tener un escenario digno para practicar su deporte no termine convertida en una eterna espera.

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