Desde 2002 inició en el sector de la Loma de los Bernal un sueño espiritual, construir una parroquia en la que pudieran refugiarse los habitantes de las residencias cercanas, sin embargo, hasta el momento el sueño no está 100% cumplido.
Construir la parroquia La Santa Infancia de Jesús ha sido por quince años el sueño de los habitantes de la Loma de los Bernal, quienes vieron necesaria la existencia de un centro espiritual que atendiera las necesidades de la comunidad.
Historia
Fue por eso que en 2002 el sacerdote Juan David Muriel Mejía, quien oficiaba como vicario cooperador de la Parroquia Nuestra Señora de los Dolores de la América, llegó como coordinador de Centro de Culto de la Loma de los Bernal para iniciar la atención religiosa.
“Todo comenzó luego de que se evidenciara la necesidad de tener un centro religioso en esta zona que lograra atender a la población”, comentó el párroco Jhon Fredy Monsalve, quien oficia en el lugar desde el año 2008.
Ese año, en vista de que aún no había espacio, ni presupuesto, para iniciar la construcción de una parroquia, las ceremonias religiosas se realizaban en el colegio de la Inmaculada, lugar que abrió sus puertas a los habitantes de la Comuna 16 para realizar las Eucaristías.
Asimismo, el sacerdote Juan David también las realizaba en distintas unidades residenciales que eran cedidas para las misas, siendo la primera de ellas la celebrada en la Unidad Residencial Sorrento.
En el mes de julio de 2002, el sacerdote cedió, para irse a Roma, la responsabilidad del sueño parroquial al padre José Luis Paniagua Restrepo, quien buscó solemnizar al máximo las celebraciones dominicales con bellos cantos y objetos litúrgicos dignos del misterio celebrado. A él le correspondió darle forma al proyecto parroquial que su antecesor había dejado. Fue así como desplegó energías en compañía de varios miembros de la comunidad que se empezaban a destacar por hacer parte de la naciente feligresía de la Loma de los Bernal y que más tarde, irían a hacer parte de la primera Junta Pro-templo la cual buscaba el lugar adecuado para la construcción de la futura capilla.
En esa misión se encontró el lugar más apropiado para la construcción de la iglesia, un lote ubicado al lado de la Urbanización Torres de Compostela.
Dicho lote, propiedad de municipio de Medellín, entró a ser parte de una negociación entre el sacerdote y la Arquidiócesis de Medellín a través de la Corporación Cementerios de la Candelaria. En el trato la Iglesia cedía los derechos que poseía en el terreno donde se encontraba construido el Cementerio de San Lorenzo, primer Cementerio que tuvo Medellín, y recibía a cambio varios lotes propiedad del municipio para la construcción de nuevas parroquias o la cesación de la figura del comodato a favor de la Arquidiócesis de Medellín.
Los trámites para la adquisición del terreno correspondiente al proyecto de Parroquia de la Loma de los Bernal empezaron a surtir una serie de trabas de carácter legal, entre ellos el valor del mismo, el cual se negoció por $ 440.000.000; de los cuales la Comunidad Parroquial tenía que pagar sólo $150.000.000 a la Corporación Cementerios el Tabor – La Candelaria.
También hubo dificultades por la desafectación del lote para ser permutado y adquirido por la Arquidiócesis de Medellín; trámites éstos que llegaron hasta el recinto del Concejo Municipal.
Desde ahí, se comenzó entonces el proceso de estudio de suelos del lote, que arrojó como resultado el hecho de que el terreno era un antiguo desecho de la construcción del barrio la Nubia y de las primeras Unidades Residenciales de la Loma de los Bernal; motivo por el cual se aconsejó hacer unas bases de fundación especialmente profundas.
Ante esto, el padre José Luis buscó a Olga María Betancur y a Pedro Pablo Lalinde, arquitectos conocidos suyos pertenecientes al Movimiento Neocatecumenal, quienes desde el principio se apersonaron del proyecto y diseñaron los planos arquitectónicos y urbanísticos con base en los condicionamientos del terreno y los requerimientos eclesiales de construcción de espacios sagrados.
En medio de esos trámites, las eucaristías se comenzaron a realizar en salones sociales de las urbanizaciones con el fin de no perder el público religioso del sector.
El padre Paniagua inició gestiones legales, presentando la solicitud de creación de la Parroquia la Santa Infancia de Jesús ante el arzobispo de la ciudad Monseñor Alberto Giraldo Jaramillo y el Consejo Presbiteral, hecho que se formalizó en un documento fechado el 25 de enero de 2004.
Posteriormente, el acto de creación de la nueva parroquia se oficializó mediante decreto Nº 27 del 25 de marzo de 2004, firmado por el monseñor Albero Giraldo Jaramillo, arzobispo de la Arquidiócesis de Medellín y monseñor Jorge Aníbal Rojas Bustamante, canciller de la misma.
El 21 de agosto de 2005, salió el padre Paniagua y llegó el padre Jorge Alberto Ruíz Tobón, quien continuó con el proyecto en su etapa de legalización ante las instancias gubernamentales para proceder a su construcción.
Con el apoyo de algunos parroquianos se logró recibir la donación de los cálculos estructurales del proyecto y radicarlo definitivamente ante la Curaduría Primera del Municipio; acto que se generó el 4 de febrero de 2007.
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Actualidad
En 2008 la responsabilidad de las obras recayó en el párroco Jhon Fredy Monsalve, quien sustituyó a Ruíz Tobón y siguió con el proceso, sin embargo, en medio de su gestión fue notificado de que el terreno que había sido adquirido para la construcción no era apto para continuar, por lo que se vio en la necesidad de gestionar uno nuevo.
“El lote presentó algunas dificultades, entonces hubo que cambiarlo en el 2010 para luego iniciar la construcción oficial en 2011”, explicó el párroco Monsalve, quien añadió que tras ser entregado el primer tramo, en diciembre de 2016, se iniciaron en el lugar las labores eclesiásticas sin inconvenientes con la comunidad en los espacios dispuestos y terminados.
Hasta la fecha la estructura de la parroquia está lista en un 95% y la obra total un 75%, tal y como aseguró el religioso. Entre las obras entregadas está el parqueadero, el templo y queda faltando la casa parroquial que entraría en el 25% restante.
Cada fin de semana asisten unos 3.000 feligreses a la parroquia para recibir el sacramento de la Eucaristía.
Inversión
“Hay una entidad que se llama Instituto Corporativo de Acción Pastoral, Icap, allí las parroquias manejan los fonditos, esas son parroquias antiguas o que tengan locales, o sea parroquias que tienen inversiones, entonces ese dinero se pone a trabajar con préstamos a muy bajo interés que se facilitan a obras como la nuestra para poder ejecutar los trabajos y luego de eso la parroquia beneficiada va llevando una cuota mensual, la de nosotros es de $8.000.000 a quince años”, explicó el párroco.
En total, $1.300.000.000 se han abonado hasta ahora y aún se deben del préstamo $528.000.000.