Recientemente hemos sido testigos de excepción de un par de sucesos alrededor del fútbol, que mezclan los intereses comerciales, económicos y deportivos y que de alguna manera han tenido, como cualquier innovación o cambio, sus reacciones favorables o desfavorables.
Recientemente hemos sido testigos de excepción de un par de sucesos alrededor del fútbol, que mezclan los intereses comerciales, económicos y deportivos y que de alguna manera han tenido, como cualquier innovación o cambio, sus reacciones favorables o desfavorables.
El primero de estos hechos es el cambio de balón oficial en plenas semifinales del Campeonato local de fútbol, lo cual no está mal, pero debería ser implementado una vez culmine el campeonato y los equipos que lleguen a las últimas instancias, puedan seguir trabajando con la lógica y la apropiación tecnológica que da todo un año de trabajos preparatorios y partidos oficiales con el balón vigente para el 2016. De otro modo, mientras los jugadores se acomodan y se acostumbran al nuevo utensilio, pues se verán perjudicados en su forma de jugar y obviamente en la calidad del espectáculo.
Por el otro lado, hemos visto como en pleno Mundial de Clubes en Japón se hacen los primeros pinos en el uso de la tecnología como apoyo a las decisiones arbitrales, lo cual ha comenzado con el pie que no es, pues todavía no está claramente determinado el procedimiento a seguir, el concepto de oportunidad, el hecho de si es una ayuda o una imposición para el pobre árbitro que ha quedado casi que en la picota pública. Le tocó estrenar el uso de la tecnología a mi equipo, el Atlético Nacional, en un desafortunado partido que no fue posible ganar para pasar al juego final que era lo que todos esperábamos. Pitar un penal 3 minutos después de sucedida la jugada, no es apropiado. Además, la grabación muestra no solamente la falta cometida, sino además el fuera de lugar previo del atacante. ¿Por qué sirvió de referente la falta y no el fuera de lugar? Esto es parte de lo que hay que afinar.
Mi duda es si el caso se hubiera presentado en contra del Barcelona, o del Real Madrid, o del Bayern de Munich, o de la Juventus, o del Manchester United, ¿Qué habría hecho el árbitro? Permítanme confesarles que en mi opinión no hubiera pasado nada pues al árbitro le hubiera dado miedo, y siendo así, si la justicia es para los de ruana, hay que rodear de garantías a todos por igual.
Para agravar la situación, en el juego entre Real Madrid y América de México, primero se valida un gol de Cristiano Ronaldo, luego con la ayuda del video se anula y, posteriormente, viendo de nuevo el video se valida. ¿Cuántas veces se va a revisar al video? ¿Indefinidamente hasta que la interpretación de la jugada favorezca al equipo más poderoso?
Ante la intensificación del uso de estas tecnologías, observaremos como se vuelven a construir mallas en los estadios para separar a los aficionados en las
tribunas, de la cancha de juego, y cómo habrá que construir verdaderos bunkers para los manejadores de los equipos que soportan esta tecnología dentro de los estadios, para evitar un linchamiento.
Tristes quedamos todos los aficionados verdes al ver como no se podía alcanzar nuestro máximo objetivo de la temporada, cual era ser campeones del Mundial de Clubes. Sin embargo, esto no debe opacar una temporada llena de éxitos, que van desde la obtención del Título de la Copa Libertadores (ya van dos), la Superliga, la Copa Águila, la renuncia por dictámenes del destino y un alto sentido del honor a la Copa Suramericana que ya teníamos muy cerca (subcampeones) y la imposibilidad de ser finalistas de la Liga del Segundo semestre por falta de solidaridad y previsión de la Federación Colombiana de Fútbol y de todos los equipos asociados. Ojalá esto no se nos olvide para que cuando le ocurra a otro equipo, ahí sí, de manera presta y sin tener que hacer solicitud alguna por parte del equipo vinculado, la Federación tenga todas las consideraciones del mundo, como en efecto lo hacen las otras Federaciones, en otros lugares del mundo. O si no queremos que esto pase, pensemos como grandes y aprobemos calendarios pensando en que alguno de los equipos, de todas maneras, irá a Tokio. Afortunadamente, queda pendiente la disputa por la Recopa que enfrenta al ganador de la Copa Libertadores contra el ganador de la Copa Suramericana.
Lo que sí es claro, es que el lamentable accidente aéreo, impidió que con normalidad y tranquilidad, nuestro equipo grande y amado, pudiera jugar con plenitud de condiciones físicas y mentales, las 3 finales que tenía por delante y con enormes posibilidades de haber obtenido otros resultados. Así es la vida y esta vez el destino nos jugó una mala pasada. Seguiremos insistiendo, persistiendo y jamás desistiendo, como los equipos verdaderamente grandes.
No renunciemos a la posibilidad de que Medellín pueda contar con un escenario de espectáculos, propio de una gran ciudad.