Los 235 rehenes, entre los que se encontraban mujeres, niños y ancianos, llegaron a última hora de la tarde a Sar-e-Pol, capital de la provincia homónima y situada a unos 30 kilómetros de la aldea.
Los talibanes liberaron este martes a 235 personas que tenían retenidas desde hacía cuatro días en un pueblo de la provincia de Sar-e-Pol, en el norte de Afganistán, cuya toma el pasado sábado se saldó con la muerte de medio centenar de vecinos.
"235 personas atrapadas en la aldea de Mirza-Walang fueron liberadas del cautiverio de los talibanes y el Estado Islámico tras cuatro días, como resultado de la mediación de los ancianos locales y las autoridades", informó la oficina del gobernador provincial.
La llegada de las personas liberadas ha arrojado luz sobre la matanza de cerca de 50 personas por parte de los insurgentes tras la toma de la aldea el pasado sábado.
Las autoridades habían situado previamente el balance de muertos en una treintena de personas, todas ejecutadas bajo el pretexto de ser presuntos simpatizantes del Gobierno.
Las víctimas fueron asesinadas por talibanes y yihadistas del grupo Estado Islámico y algunas de ellas fueron decapitadas, sus cuerpos mutilados y arrojados ladera abajo.
"La gente liberada (...) tiene historias más amargas de crueldad de lo que habíamos sido informados anteriormente", apuntó la oficina del gobernador.
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Las fuerzas afganas llegaron este martes a la capital de Sar-e-Pol para lanzar una operación que permitiera recuperar el control de Mirza-Walang.
El presidente del país, Ashraf Gani, condenó la matanza de civiles como una muestra de que los insurgentes no respetan "los límites del islam y la humanidad".
"El crimen que ocurrió en Mirza-Walang es un nuevo ejemplo del cambio en la naturaleza de la batalla", afirmó el dirigente durante un acto en el palacio presidencial, al achacar el comportamiento de los insurgentes a la pérdida de esperanza tras sufrir varias "derrotas" frente a las tropas afganas.
En los últimos meses se han repetido en Afganistán masacres como las de este fin de semana, como la muerte de otros 30 civiles el pasado octubre en la provincia oriental de Ghor a manos del grupo yihadista o la ocurrida en diciembre en la meridional Kandahar, donde los talibanes mataron a 23 civiles.