Cientas de personas vivieron este domingo un episodio dramático, trágico y doloroso en la represa de Guatapé. El hundimiento del barco conocido como "El Almirante” deja hasta el momento seis personas muertas y 15 desaparecidos, según la información oficial.
EL MUNDO dialogó con algunos de los sobrevivientes. Cada uno entregó su versión y todos coinciden que el barco se encontraba en malas condiciones, y lo más preocupante, que no ofrecía elementos de seguridad pertinentes, como chalecos, y que apenas contaba con algunos salvavidas en muy mal estado.
Esneyder Gutiérrez Berrío, de 19 años, se embarcó junto con 23 personas de su familia. Dos de ellas, una tía y su pareja, aún no aparecen. “Era un paseo normal, nos montamos todos felices al barco. La mayoría de la familia nos quedamos en el segundo piso, y en menos de cinco minutos, porque todo sucedió cuando recién estaba arrancando, una de las partes del barco se hundió y para controlar el peso todos nos ubicamos hacia el otro lado. Ahí gritamos y entramos en pánico, las alarmas del barco empezaron a sonar pidiendo ayuda y a los pocos segundos otra parte del barco se hundió, todo ocurrió lentamente y dentro de todo lo malo eso nos dio tiempo de pensar. Rompimos la cabina donde estaban los elementos de seguridad, salvavidas, no habían chalecos, que es lo mínimo que debería haber, sólo habian icopores, empezamos a repartirlos para el segundo piso y para los pisos de arriba… para el piso de abajo no porque lamentablemente ya se había hundido”, reflexionó el joven.
“Sentí que el agua me estaba tapando, la corriente me puso contra el siguiente piso, tragué agua y me estaba ahogando, empecé a nadar y logré agarrarme del borde y salirme. Cuando logré salir vi a una señora con la mano quebrada y una muchacha desesperada a mi lado. Logramos subir a la señora a un yate, luego me subí yo y puedo decir que sobreviví. Luego nos dijeron que el barco ya se había dañado en varias ocasiones y me parece una falta de respeto muy grave porque es un barco de cuatro pisos y es mucho el peso que debe soportar. No se debería jugar así con la vida de las personas”, agregó.

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Ana Milena García, otra de las sobrevivientes, entregó su versión sobre el hecho: “A los cinco minutos de comenzar el paseo sentimos que el barco se ladeó para la izquierda. Nos asustamos, nos paramos y nos hicimos al lado derecho para hacerle contrapseo. El primer piso ya había explotado, el segundo piso se empezó a llenar de agua, rompieron una cabina y nos dieron algunos salvavidas en muy mal estado, se partían, una cosa horrible. Yo logré salirme por el lado izquierdo y montarme al tercer piso, ya habían llegado las lanchas, fue muy oportuna la ayuda de las personas que estaban alrededor”, dijo.
“Yo venía con un paseo familiar de mi mejor amiga, estaba la familia de la pareja de ella y tenemos dos personas desaparecidas. Puedo decir que sólo tengo raspones pero es impresionante pasar por esta situación, no sé nadar y realmente fueron momentos horribles. Ojalá nos puedan aclarar esta situación porque se supone que un barco que presta este tipo de servicio debería encontrarse en muy buenas condiciones, que recibe tantos viajes en un fin de semana”, agregó la pasajera de El Almirante.
Con la voz quebrada y con la incertidumbre del paradero de dos de sus familiares, Gilberto Villegas atinó a decir que “mi Dios nos regaló otra oportunidad de vida. De mi familia estábamos en el barco 23 personas y tenemos dos que no aparecen, mi prima Erika Quinchía, de 33 años, y John Jairo López, de 55 años, esposo de mi tía. Si están vivos, sería la mejor noticia, un gran alivio… y si no (lágrimas), seguir para adelante y que Dios los tenga en su misericordia”.