Sorprenden los ataques sistemáticos contra las mayorías católicas, en nombre de la tolerancia
Cuando creíamos ingenuamente que la próxima visita del Papa Francisco despertaría una oleada de entusiasmo espiritual capaz de reunificar a los colombianos y que éste sería canalizado con sabiduría por nuestros dirigentes, sorprenden los ataques sistemáticos contra las mayorías católicas, en nombre de la tolerancia. Como si se quisiera arrancar de las mismas entrañas del pueblo católico colombiano la fe que aún nos une.
Y sorprende aún más cuando el ataque que hiere no es ni siquiera el del ministro de Salud, que hace de la exhibición de su ateísmo una justificación de sus políticas, sino que proviene de quien es considerado "uno de los teólogos más respetados del país": El padre Francisco de Roux. En plena Semana Santa dijo, en El Tiempo, que el cuerpo de Jesús no resucitó y que los milagros son relatos simbólicos. Desconoció, en pocas líneas, siglos de enseñanzas de la Iglesia Católica, desde que los apóstoles fueron enviados a predicar la resurrección.
Como lo expresó San Pablo en su Primera Epístola a los Tesalonicenses, llamando al orden a los cristianos que tenían dudas sobre el tema: “los que murieron en Cristo resucitarán en primer lugar”. Y en la Primera Epístola a los Corintios escribió: “Si Cristo no resucitó vana es nuestra predicación y vana también es nuestra fe."
Seguramente Jesús no estudió en la Javeriana, en la Sorbona y en London School of Economics, como el padre De Roux. Tampoco sabía griego ni dejó nada escrito en arameo, como lo constató Yamid Amat en la entrevista. No pudo hacerlo en los evangelios porque "no pretenden ser textos históricos, pues San Mateo, San Marcos, San Lucas y San Juan, en los textos que se les atribuyen, recogen “elaboraciones testimoniales comunitarias" según lo afirma el teólogo, dejando de lado cualquier clase de inspiración divina.
A pesar de que el padre De Roux enseña que al conocimiento de Dios no se accede por la ciencia y que "lo podemos experimentar en nosotros mismos como la presencia fundamental que nos crea por amor y mueve a amar a los demás" desconcierta, en el mismo reportaje, al dejar en duda la resurrección de Jesús. Pregunta Yamid: ¿dónde está el cuerpo de Jesús? Le respondió: "No lo sé. Porque la resurrección no es la animación de un cadáver. Es un hecho apreciable en las personas que viven la transformación que el impacto de Jesús resucitado les produce. Una transformación que es imposible sin la gracia de la fe."
Cuando hacemos profesión de fe en la Eucaristía, culminamos el credo con la frase: "creo en la resurrección de la carne y la vida del mundo futuro. ¿Duda el padre de Roux de la resurrección de la carne de Jesús?
Como lo afirmó el Papa Francisco, el 3 de abril de 2013: “desgraciadamente a menudo se ha intentado ocultar la fe en la resurrección de Jesús, e incluso entre los mismos creyentes se ha insinuado la duda… Pero, el Papa lo resuelve confiando en las mujeres ya que ellas son los primeros testigos de la resurrección, “están impulsadas por el amor y aceptan este anuncio con fe.” “La misión de madres y abuelas es “dar testimonio a los hijos, a los nietos de que Jesús está vivo, de que es el Resucitado ¡Madres, mujeres, adelante con este testimonio!”