En 2 años y medio de funcionamiento, la subsede El Pomar Rodolfo Martínez Tono del Sena le dio un nuevo aire, cargado de oportunidades, a la Comuna 3 de Medellín.
Desde julio de 2015 cuando el Sena inauguró la subsede El Pomar Rodolfo Martínez Tono se visualizaba el impacto positivo que iba a tener para la Comuna 3 de Medellín, Manrique.
Gran parte del cambio que trajo consigo este equipamiento de educación es la resignificación de los espacios del barrio y de la Comuna desde los ámbitos social, económico, cultural y educativo que se han gestado en una comunidad históricamente vulnerable debido a temas de violencia, desplazamiento intraurbano y pobreza.
Así lo corroboró William Salazar Castaño, líder deportivo de la zona y aprendiz del Sena: “con la llegada del Sena a El Pomar han sido múltiples las ventajas, una de ellas es el aspecto económico y el tiempo, porque estando cerca se ahorra en pasajes y en tiempo, no hay que ir hasta el central, ni hasta otros sitios, además tiene gran beneficio en la parte deportiva para muchos jóvenes”.
Martha Galeano, quien tiene un puesto de perros calientes frente a la subsede, aseguró “la llegada del Sena al barrio nos trajo oportunidad laboral, seguridad e inclusión a la comunidad a nivel externo e interno. Además hay más respeto y cultura”.
Por su parte, Walter Jiménez, presidente de la Junta de Acción Comunal, dijo que entre los impactos que trajo la subsede a la zona están: “el mejoramiento de las vías, el aprovechamiento que los jóvenes están haciendo de estos estudios y el mejoramiento del entorno, se ha incrementado el comercio y las oportunidades de empleo”.
Y agregó: “Más que para El Pomar es para la Comuna 3 y algunas personas de otras comunas que se benefician de estos estudios y mejoran la calidad de vida de nuestra comunidad, conocen la tranquilidad y amabilidad de nuestra gente”.
Esta es la única institución de formación técnica y tecnológica que se encuentra en el sector, con una infraestructura moderna y especializada, por lo que se ha ganado el reconocimiento de ser llamada “la universidad de Manrique”, resignificando la vida en comunidad, ya que ha logrado un proceso de socialización y convivencia entre todos sus habitantes.
El espacio que hoy ocupa el Sena fue una fábrica de encerados que llevaba 10 años cerrada y estaba siendo utilizado para actividades de ocio por unos pocos, ahora es un lugar de conocimiento y desarrollo no solo para el barrio sino para la cuidad y la región.
Es así como debido a que el Sena tenía toda su capacidad instalada y necesitaba otros espacios para suplir las falencias de cobertura la dirección decidió montar una subsede allí.
Como lo explicó su director regional, Juan Felipe Rendón Ochoa, “era un espacio donde se podía construir una edificación con las condiciones que la entidad lo requería y, adicionalmente, un lugar de la ciudad que podría resinificarse con la construcción de una nueva dotación e infraestructura para la educación y el deporte”.
Y agregó: “El deseo es que nuestra institución le aporte a la ciudad, al área metropolitana y al departamento, resignificando espacios que anteriormente eran símbolo de conflicto o guerra y que con la construcción de una nueva infraestructura se les dé oportunidades a las personas de esta zona para que se formen y transformen su realidad barrial”.
Willian Salazar aseveró que “el servicio del Sena en El Pomar ha tenido una acogida del 100%; el entrenamiento deportivo es un gran logro en nuestro sector, porque inclusive están llegado jóvenes de otras comunas y sectores más lejanos; además la parte comercial se incrementó en un 100%, el flujo de transporte es mayor, se ve mucho movimiento. Un logro importantísimo para toda la comuna, estamos muy agradecidos con este servicio para la juventud de nuestro sector”.
Por otro lado, el director regional enfatizó en que “para el Sena estar en El Pomar ha significado mayor articulación, integración con la comunidad, respaldo de la ciudadanía hacia nuestra institución y, obviamente, mejores niveles de cobertura y menores niveles de deserción, dado que tener nuestra infraestructura en el barrio le permite a muchas personas acceder a procesos de formación más cerca de su vivienda. Además, hemos sentido que esa inversión ha permitido transformar el entorno cercano en términos de oportunidades y tranquilidad, que dejara de ser un espacio de violencia y se volviera un lugar de paz y formación”.
Actualmente El Pomar tiene cuatro programas de tecnología, siete de formación técnica y más de 20 cursos de formación complementaria de 40 a 80 horas, para los que cuenta con diez ambientes polivalentes entre los que se encuentran la placa polideportiva, para formación practica del deporte; un Laboratorio para fisiología y deporte, dotado con equipos y software de última generación; y un ambiente de formación práctico de gimnasio.
En 2015, se formaron en El Pomar 1.880 aprendices; en 2016, 1.740 y en 2017, 2.923, para un total de 6.543 a la fecha en programas titulados.