Si me leen, gocen.
VACACIÓN las dos semanas realmente santas (según los recuerdos de juventud de pseudo-cole-gio) procesiones conducidas por las más altas de la clase con velo y todo, falda tapando la rodilla media blanca larga, zapatos planos y ay, cuasi-blancos. Y luego la de pascua, ésta era hasta con huevitos escondidos.
Bueno pues como la vida cambia y hasta la gente cambia, parece que después de la santa que les conté la semana pasada, esta semana de pascua estuve acompañada de la TELE.
Antes yo era la que acompañaba desde allá, cuando muchos de ustedes estaban chiquitos. Teníamos varios programas. Uno con Hernán Villa el director, DE TODO UN POCO, el programa de los viernes a las 6 pm con Graciela Espeche (ella y yo, las extranjeras en Bogotá).
Y la verdad no sabíamos que hacían los maridos o novios mientras nosotras estábamos pseudo apresadas allí. Pero ellos tampoco sabían lo que hacíamos nosotras, sobre todo cuando se iba la luz o se cambiaba de escenario, de ropa o de idea.
Pues andábamos con los geniales Hernán Díaz el fotógrafo; Hernán Villa, nuestro paisa adorado, el director que nos calmaba; Saúl García, el otro paisa, actor y factor de concursos. Y la compañía y ayuda de Bernardo Romero Lozano y de su querida esposa que nos ayudaba en lugar de competir.
Me acuerdo que en esos ya sesentas apareció por allá taconeando, llegando acaso de nuestro dominado y propio Buenos Aires, la sin saludo Fanny Mickey, su marido, con sombrero y sin oreja, era muy amable con nosotras.
Desde la TV que quedaba en la calle 24, íbamos al café de la esquina de la 7a, en él se aposentaba arrecostado a la pared, el que hace poco mencioné, el elegante y “pilo” primer hippie colombiano Manuel Vicente Peña Gómez de extraordinarias y también trágicas e increíbles historias. Que aunque incompletas ojala todavía se encuentren en librerías especiales.
Pero esta semana pascual, el computador sacó la mano, y mis amistades ya habían sacado hasta los pies. Me tocó ponerme a escribir por aquí para ponerlos a ustedes a “leer”.
Mientras en la tele UNE (o desune) cantaban hombres gordos flacos, feos, bonitos, buenos o malos, re-cantaban y repetían absolutamente lo mismo todas las noches de Pascua, TODAS, TODOS, LO MISMO.
Yo ya me encontraba pareciéndome a una mona de pelo suelto, ¿o ella a mí? En todo caso por si acaso, me lavé la cabeza por dentro y por fuera. En esos videos (¿mexicanos?) las mujeres no hacían nada, a veces canturreaban pero las mechas se les desordenaban y hasta se enredaban en otras mechas.
Al día siguiente no me reconoció el conocido y excelente celador nocturno.
Hasta luego, continuaré. Y si me leen que gocen. Si no. Sufriré yo.
PSICÓLOGA PUJ. FilÓloga UDEA