Con 22 años, una final en Juegos Olímpicos y un importante palmarés internacional, el antioqueño Sebastián Morales lidera la renovación de Colombia en los clavados, llevando un salto más allá las posibilidades del país en esta disciplina.
El público colombiano lo conoció en la mañana del 16 de agosto del 2016 cuando sorprendió con una actuación que le valió meterse entre los mejores doce clavadistas del planeta en el trampolín 3m de los Juegos Olímpicos de Río.
Pero mucho tiempo atrás; unos quince años para ser exactos, Sebastián ya había dado su primer paso para cumplir con un objetivo que cada año fue haciéndose más firme y diáfano.
“Empecé a practicar a los seis años, desde que traía junto a mis papás a mi hermana a entrenar nado sincronizado, y veía a Juan Guillermo Urán y Víctor Ortega, y supe definitivamente que lo que quería era saltar y afortunadamente conté con el apoyo de mis papás”, dice Sebastián quien seguía los pasos de Ortega con deleite a lo lejos mientras se zambullía en el agua haciendo magníficas piruetas y ahora lo tiene como compañero de entrenamientos en busca de ambiciosos objetivos.
Y lo que comenzó como un gusto innato motivado en gran parte por un exceso de energía, curiosidad y atracción por el riesgo, terminó convertido en un proyecto de vida que no admite dudas. “Los entrenamientos son duros; lunes a viernes, incluye dobles jornadas. Pero yo estoy enfocado plenamente en conseguir unas metas. Y luego de ocupar ese lugar en Río 2016 tengo trazado ir más allá, por eso disfruto de ese esfuerzo, porque además soy consciente de que el deporte te retribuye con creces ese trabajo”, resalta Morales, quien a sus escasos 22 años está consolidado como el hombre fuerte de una nueva generación de clavadistas colombianos, que con mejores biotipos y un programa de entrenamiento y recursos más completos, están ganándose un espacio en la competencia internacional, dominada históricamente por asiáticos, mexicanos y norteamericanos.
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Y como para conseguir resultados muchas veces hay que emprender grandes cambios, la Liga Antioqueña de Natación hizo una apuesta fuerte y trajo a la ciudad a Franciso Reyes, un laureado entrenador mexicano con 25 años de experiencia, con una medalla de bronce en Juegos Olímpicos y nueve preseas en campeonatos mundiales. Las ideas y métodos del mexicano han dado en apenas tres meses una nueva y renovada perspectiva en el programa de clavados antioqueños, el más fuerte del país, toda vez que fue el único departamento que aportó deportistas en Río 2016, (Víctor Ortega, Sebastián Villa, Sebastián Morales y Diana Pineda).
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“Es una metodología nueva; en pocos meses ha dado muy buenos resultados porque trabajamos de la mano; nosotros buscamos adaptarnos a él y él a nosotros. Pero lo más bonito de este proceso es que desde su llegada decidió unir los entrenadore de todos los clavadistas y eso nos ha hecho más fuertes porque ahora no son sólo dos ojos los que están dispuestos a enseñarte y corregirte sino que tenés a disposición la capacidad de tres y hasta cuatro entrenadores”, cuenta Sebastián, quien ganó hace pocos días una medalla de oro en el Grand Prix de Puerto Rico en los 3m con nueva marca de puntaje individual y además ganó plata en sincronizado junto con Alejandro Arias, un gran logro para una dupla relativamente nueva, lo que demuestra el crecimiento acelerado de los clavados antioqueños.
Puerto Rico fue un buen comienzo; este año el objetivo macro es clasificar todo el equipo antioqueño al Mundial de Budapest. Para ello tendrán el respaldo de buenos recursos para cumplir con un calendario nutrido de competencias y luego seguir el camino porque el ciclo olímpico rumbo a los Juegos de Tokio 2020 comienza en Santa Marta. “Los clavados son una disciplina estratégica para Colombia en Tokio. El apoyo ha sido total. No hay cansancio ni dudas. Uno puede tener un mal día pero mis metas las tengo claras; hay que trabajar fuerte para dar alegrías al país y soñar con triunfos en un deporte maravilloso como los clavados”, sentencia Sebastián.