La cirugía fue calificada como un éxito por el médico hepático a cargo de realizarla.
El hospital Pablo Tobón Uribe presentó este jueves a los dos protagonistas del primer transplante de hígado con donante vivo practicado en Antioquia. Se trata de Luis Ángel Guerra, de un año de edad y Andry Fernanda Guerra de 19, quienes comparten el vínculo de madre e hijo.
Luis Ángel fue receptor de una porción del hígado de su progenitora, en una cirugía sin precedente en el departamento que según el experto a cargo de realizar la intervención, el doctor Sergio Hoyos, permite dar una nueva oportunidad al menor para que viva normalmente.
Luis Ángel y su mamá son oriundos del departamento de Sucre, llegaron a la ciudad de Medellín precisamente en búsqueda de esa solución que les urgía luego de que se detectara un problema en el menor cuando apenas tenía dos meses.
“Llevé al niño al hospital y el médico le mandó unos exámenes, anduvimos por distintas ciudades, hasta que en Barranquilla le realizaron una ganmagrafía donde se veía que él había nacido sin vesícula biliar. Finalmente lo remitieron aquí, al Pablo Tobón Uribe, le hicieron varias ecografías y muchos estudios. La doctora que lo revisó me informó que Luis Ángel era un paciente para transplante pero eso era demorado”, relató Andry Guerra.
Tras recibir esta noticia, la madre del pequeño le comentó a la doctora su interés en adelantar el transplante valiéndose de un donante vivo, sin embargo, la especialista aclaró que aun así, el proceso tardaba un tiempo.
El desespero de esta mujer por salvar la vida de su bebé estaba por encima de todo, fue su amor materno el que la motivó para ofrecerse como donante para el niño. “Logramos hablar con los cirujanos y ellos decidieron operarnos, siempre me preguntaron que si me sentía segura, yo respondí que sí. Gracias a Dios se llegó la fecha para la cirugía hace un mes, transplantaron el hígado y fue un éxito”.
El doctor Hoyos aclaró que un transplante con donante vivo otorga diversas ventajas, “dado que así de pueden controlar muchas variables estudiando al donante de manera muy disciplinada y juiciosa, en ese orden de ideas, es posible establecer qué cantidad se necesita del hígado y al receptor se le puede practicar el transplante en el momento más conveniente”.
Así mismo el médico hepático informó que estuvo rodeado de un equipo completo durante el procedimiento realizado a Luis Ángel y atribuyó el éxito de la cirugía a esa labor conjunta. “Esto era un riesgo desde el punto de vista técnico y que nos haya salido tan bien es un motivo de orgullo”.
Antecedente de los transplantes en Antioquia
De acuerdo con el doctor Hoyos, “de manera llamativa en este departamento hemos sido pioneros en el transplante de órganos gracias al grupo de transplante de la Universidad de Antioquia en la época de los 80, fueron visionarios con una vocación heroica porque no habían muchos recursos, pero en esas condiciones realizaron estos procedimientos”.
En un momento dado, estas intervenciones se cancelaron por insuficiencia en los medicamentos necesarios para garantizar el éxito de las cirugías, no obstante, en la década del 2000 se reanudó la práctica de los transplantes y en el Pablo Tobón se iniciaron estos procedimientos desde el año 2004, momento en el que se implantó el primer hígado a un paciente que venía con ese órgano destruido”.
“Hitos memorables en la historia de estas intervenciones hay muchos, principalmente surgidos en la década de los 80 cuando se hicieron quince transplantes con unos resultados no muy buenos por falta de insumos y ya en el 2000 arrancó una etapa con muchos éxitos”, explicó el galeno.
La vida después del transplante
Al recibir un órgano nuevo en el cuerpo hay recomendaciones que un paciente debe seguir para evitar posibles complicaciones. El especialista esbozó que el pequeño Luis Ángel podrá vivir con normalidad, aunque “debe acogerse a un plan de seguimiento de un grupo de transplantes”.
“Ahí se vigilan las posibles complicaciones infecciosas y que nunca le falten los inmunosupresores, que con el tiempo se irán disminuyendo pero nunca se van a retirar. El resto de su vida seguirá tomando estos medicamentos, aunque una persona a la que se le haya practicado un transplante de hígado puede desarrollar su vida con normalidad. Tenemos pacientes que participan en maratones o andan en bicicleta”, agregó.
Por su parte, Andry Guerra expresó que “Dios nos regaló una segunda oportunidad para estar juntos, ahora quiero dedicarme a estudiar para poder ofrecerle un futuro mejor a Luis Ángel. Ahora quiero dedicarme mucho más a mi hijo, demostrarle el amor que siento por él”.
Finalmente el doctor Sergio Hoyos, indicó que en el hospital Pablo Tobón Uribe esperan que este sea el inicio de una nueva época con más transplantes que incluyan donante vivo.