Un nuevo esfuerzo se adelantó esta semana para sentar en una mesa a líderes del Gobierno de Bashar Al Assad y rebeldes armados
Siria está sumida en el caos. Aún no se vislumbra una salida clara para finalizar una guerra que ha dejado más de 470.000 fallecidos y alrededor de 10.000.000 de desplazados, según la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
La semana pasada se realizó la octava ronda de negociaciones entre representantes del Gobierno y los denominados rebeldes armados, que se adelantan desde el año pasado en Ginebra, Suiza, mediados por la ONU. En esta nueva ronda, la idea era sentar las bases de un proceso de paz que finalice más de siete años de conflicto armado.
Sin embargo, las negociaciones aún no encuentran el horizonte. Los delegados, tanto del régimen como de la oposición, se acusaron mutuamente de entorpecer el proceso y de violar sistemáticamente los derechos humanos.
Además, aún los delegados no formalizan un encuentro cara a cara: todo es a través de la ONU.
El jefe de la Comisión Suprema para las Negociaciones (CSN), Naser Hariri, que reúne a diversos grupos de la “oposición moderada”, defendió la necesidad de un cese de hostilidades en todo el país y le reclamó al régimen sirio que interrumpa el uso de artillería, mostrando fotografías de supuestas víctimas de armas tóxicas.
"No podrá haber estabilidad, retorno de refugiados ni reconstrucción sin una solución política y mientras el régimen no deje de utilizar armas químicas, asedios y causar hambre", dijo el jefe Horiri.
Por su parte, el representante del régimen sirio en las negociaciones de paz auspiciadas por la ONU, Bachar Jafari, acusó al CNS de ser agente de Arabia Saudí, reino que ha sido enemigo de Siria durante décadas.
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Asimismo, le dijo al medidor delegado por la ONU, Staffan de Mistura, que ese organismo se debe enfrascar en la “lucha contra el terrorismo”, pero calificó la ronda como “util”.
Jafari le pidió al enviado especial para el proceso, Staffan de Mistura, que se implique más en la lucha contra el terrorismo y que presione al Consejo de Seguridad para que haga lo mismo.
El también embajador sirio ante la ONU en Nueva York criticó a la coalición internacional contra el Estado Islámico (Ei) liderada por Estados Unidos por "llevar a cabo un baño de sangre" en la ofensiva contra Al Raqa, controlada por dicho grupo yihadista.
Jafari fue contundente en decir que “nosotros hablaremos con unos socios nacionales, no con gente que tiene una agenda extranjera”, refiriéndose a la supuesta injerencia de Estados Unidos que el régimen acusa de financiar y armas a los grupos armados de oposición
La intensidad de los combates hace que una victoria militar sea poco factible. Las masacres selectivas, el uso de armas químicas y genocidio religioso que adelanta el Ei en las zonas que controlan hacen de Siria un país en el que se viola sistemáticamente el Derecho Internacional Humanitario (DIH).
Asimismo, para el imam Julián Zapata, cofundador del Centro Cultural Islámico de Colombia, el radicalismo islamista no se vencerá si existe la ideología tafkirí salafista, profesada y exportada por países como Catar y Arabia Saudita. El iman explicó que esa ideología piensa que su religión es la única verdadera y, por eso, ven lo diferente como profano y que debe ser eliminado.
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A pesar de los importantes reverses de la organización terrorista, como la supuesta muerte de su líder, Abu Bakr Al-Baghdadi, y la pérdida de Mosul, en Irak, la ciudad más grande que controlaban, la ONU advirtió que el Ei resurgirá si no se soluciona la crisis en Siria entre el Gobierno y los “rebeldes moderados”.
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