Este martes, a partir de las 11:00 a.m., en el parque principal del municipio de La Unión, serán homenajeadas las víctimas de la tragedia, en un acto organizado por dicho municipio junto con Atlético Nacional y la Gobernación de Antioquia.
La fecha del 28 al 29 de noviembre de 2016 quedó grabada como uno de los momentos más tristes en la historia del deporte. La tragedia relegó por completo la Final de la Copa Sudamericana y una historia de desdicha, drama y dolor quedó escrita para siempre.
Seis sobrevivientes, 71 fallecidos, millones de corazones rotos en todo el mundo y el legado de un grupo de soñadores que perdurará en el tiempo, dejó la tragedia aérea acaecida en Cerro Gordo, jurisdicción del municipio de La Unión, en el Oriente antioqueño.
Horas después del accidente fatal, tanto en Medellín como en la ciudad brasileña de Chapecó se realizaron multitudinarios homenajes, sumados a los actos conmemorativos que se hicieron en otras ciudades del planeta para honrar la memoria de 19 futbolistas, 25 personas pertenecientes al cuerpo técnico y directivo, 20 profesionales de los medios de comunicación y siete personas de la tripulación, de diferentes nacionalidades, que fallecieron en el siniestro.
Los jugadores Alan Ruschel, Helio Neto y Jakson Follman, el periodista Rafael Henzel, y los miembros de la tripulación del vuelo, los bolivianos Ximena Suárez y el técnico Erwin Tumiri sobrevivieron a la tragedia.
El resurgir no fue fácil, con la ardua tarea de comenzar desde cero en todos los aspectos. Desde la elección del nuevo presidente y la junta directiva, pasando por el cuerpo técnico y una renovada plantilla de jugadores, que se sumó al puñado de futbolistas que no se desplazaron hacia Medellín para el juego de ida de la Final de la Sudamericana, que por obvias razones nunca se pudo disputar.
Nacional insistió ante la Conmebol que se entregara el título de la Copa al Chape con todas las prerrogativas económicas y deportivas que conllevaba, y ese fue el punto de partida para el nuevo Chapecoense, que ha tenido un aceptable 2017 en lo deportivo con participaciones tanto en la Copa Libertadores como en la Sudamericana.
En mayo pasado, seis meses después de la tragedia, los tres jugadores sobrevivientes y el periodista Rafael Henzel visitaron el municipio de La Unión y llegaron hasta el lugar en el que se desplomó el avión de la empresa LaMia. Los cuatro querían vivir un momento íntimo para recordar y honrar a sus compañeros malogrados.
“Necesitaba regresar acá para estar cerca del sitio de la tragedia. Lo siento como una especie de encuentro espiritual con los que ya no están, algo muy difícil de explicar y de entender”. Testimonio desgarrador del defensor Alan Ruschel, quien volvió a jugar al fútbol el pasado 26 de julio, en un amistoso frente a Ypiranga, de la segunda división de Brasil.
Días después, ya en el mes de agosto, disputó el primer tiempo en el juego amistoso ante el Barcelona español en el marco del tradicional Trofeo Gamper. Ruschel salió sustituido colmado de aplausos provenientes de todos los costados del estadio Camp Nou.
Hélio Neto tuvo mayores complicaciones de salud y recién podrá volver a las canchas en 2018. “Volveré a jugar el próximo año (2018). Estoy igual que un automóvil viejo, tengo problemas en todo. Me operaron de la vesícula y ahora voy a tener que someterme a una cirugía en la rodilla”, dijo meses atrás el espigado futbolista.
El arquero Jakson Follman sobrevivió, pero perdió su pierna derecha, la cual le fue amputada en Medellín antes de regresar a su país. Ahora forma parte del cuerpo técnico del club y hace pocas semanas comenzó a entrenarse, con la idea de integrar la selección brasileña paralímpica.
“Desde que perdí mi pierna mi mayor deseo fue volver a ponerme de pie, caminar, ir al baño solo… cosas que para el común de la gente podrían parecer sencillas pero que para mí son un avance muy importante”, señaló Follman, de 25 años.
“Soy un amante del deporte, no me veo como un exatleta, al contrario; me veo muy bien, incluso más atleta que antes”, agregó.
En mayo pasado, en la visita a La Unión, Rafael Henzel aseguró que ya se había hablado mucho sobre la tragedia, y junto con los tres futbolistas que sobrevivieron acordaron enfocarse más en el futuro que en el trágico episodio que vivieron de cerca. “Hay muchas motivaciones por delante. Cada uno de nosotros hemos hecho nuestro proceso de recuperación emocional que es lo más difícil, porque las cicatrices del cuerpo se superan fácil”, le dijo a EL MUNDO durante la visita el comunicador, quien, recuperado de sus dolencias, sigue relatando desde las cabinas del estadio Arena Condá los partidos del Verdao.
Los tripulantes Ximena Suárez y Erwin Tumiri, los otros dos sobrevivientes, de a poco retomaron su vida normal y sus quehaceres. Ambos se sometieron a respectivos tratamientos sicológicos para afrontar ese duro trance.
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Una de las personas más señaladas a raíz del trágico accidente fue Yaneth Molina, una de las controladoras aéreas del Aeropuerto Internacional José María Córdova, de Rionegro.
Después de la tragedia, salió a la luz pública un audio en el cual Yaneth hablaba con el malogrado piloto, Miguel Alejandro Quiroga, segundos antes del siniestro.
Los señalamientos, críticas y hasta amenazas que recibió, la hicieron caer en una profunda depresión, la cual, incluso, la llevó a esconderse de las personas, al igual que a su familia
Recientemente salió del ostracismo con su libro titulado Yo también sobreviví, en el cual relató al detalle lo que vivió en este año complicado para ella y sus seres queridos.
“El libro fue la manera en la cual pude exorcizar la frustración que viví durante casi un año. Lo escribí en compañía de mi esposo, quien también es controlador aéreo, y en él cuento todo el viacrucis que pasamos mi familia y yo”, señaló Molina, quien sigue desempeñando su cargo.
Chapecoense lanzó la semana pasada un portal web llamado Para siempre Chape, en el cual buscará rendirle tributo a las 71 víctimas del accidente aéreo. “Lo mejor es optar por la reflexión y buscar la paz. Sabemos que nuestros campeones merecen todos los homenajes, pero en ese día en especial es preciso tener respeto”, manifestó el club en una carta dirigida a los aficionados.
Con sencillos pero emotivos homenajes, el municipio de La Unión conmemorará a las víctimas del vuelo de 2933 de la empresa boliviana LaMia. El municipio de La Unión, en conjunto con la Gobernación de Antioquia, Atlético Nacional y la Fuerza Aérea, realizará este martes un sentido homenaje para las 71 víctimas mortales que dejó el accidente aéreo el 28 de noviembre del año pasado en el entonces denominado Cerro Gordo, hoy Cerro Chapecoense.
Jorge Ruiz, delegado de la Alcaldía de La Unión, le dijo a EL MUNDO que “el acto comenzará a las 11:00 a.m., en el parque principal del municipio. Entre otros, estarán presentes el Alcalde, Hugo Botero López; el presidente del Atlético Nacional, Andrés Botero; y el coronel de La Fuerza Aérera, Jairo Orjuela Arévalo. Se develará un monumento y una placa conmemorativa al primer año de la tragedia, estará la banda de guerra de la Fuerza Aérea, que también prestará sus helicópteros, desde los cuales dejarán caer pétalos sobre el parque principal”.
“De igual forma -prosiguió Ruiz- a partir de la 1:00 p.m., la Corporación Corporación Binacional Hermandad La Unión-Chapecó organizará una eucaristía en el lugar de la tragedia. Y a las 9:00 p.m., la Corporación, junto con la parroquia Nuestra Señora de las Mercedes y la Alcaldía realizará a las nueve de la noche un acto denominado ‘noche de la luz’, en la cual los asistentes portarán una velita o un cirio en homenaje a las personas que perdieron la vida, nos acompañará la banda sinfónica del municipio”.
En la medianoche del próximo martes y las primeras horas del miércoles, la diócesis de la ciudad de Chapecó realizará diversos actos para conmemorar el primer año de la tragedia aérea, ocurrida en el municipio de La Unión.
La ceremonia se iniciará con un momento de oración en el estadio Arena Condá, casa del Chapecoense, y proseguirá con una procesión luminaria, la cual se desplazará hasta la Catedral San Antonio, donde se hará un nuevo acto religioso, para seguir con las oraciones de la madrugada.
Luego, sobre la 1:15 a.m. (11:15 p.m. del martes, hora de Colombia), sonarán las campanas de la Catedral, en el mismo horario en cual un año atrás se produjo la tragedia en el entonces Cerro Gordo, jurisdicción del municipio de La Unión.
Los actos conmemorativos finalizarán con una vigilia en la cual la comunidad formará pequeños grupos para orar. Las oraciones terminarán el próximo miércoles, con una misa programada para las 4:30 p.m. (hora de Colombia) en la Catedral.
El 15 de diciembre del año pasado, tres semanas después de la tragedia, el gobernador de Antioquia, Luis Pérez, anunció que el Cerro Gordo, lugar de la tragedia, cambiaría su nombre a Cerro Chapecoense. “Fue aprobado un acuerdo para cambiar el nombre del Cerro Gordo, donde se cayó el avión, a Cerro Chapecoense. Esa es otra muestra de unión entre Brasil y Colombia”, especificó en su momento Pérez.
“(Cerro Chapecoense) será un lugar de peregrinación, en el cual la gente podrá acudir para recordar a estos grandes héroes que murieron cuando venían a disputar su tarea futbolística”, agregó el mandatario.
A raíz de la tragedia y como homenaje a las víctimas de la tragedia, se inauguró en febrero pasado el Chapecoense Café-Bar, ubicado en el Centro Comercial El Diamante.
Camisetas del equipo firmadas por los nuevos integrantes, los rostros de cada uno de los jugadores fallecidos, sumado a los tres futbolistas sobrevivientes, banderas, elementos alusivos al equipo y hasta un coctel llamado Chapecó pueden encontrar los visitantes en este lugar.
“La idea nació después del lamentable hecho. Nosotros íbamos a inaugurar el bar en diciembre pasado con el nombre de Rojo y Verde, pero surgió la idea de bautizarlo Chapecoense en homenaje a las víctimas. Hablamos con los nuevos directivos del club para pedirles su autorización con el fin de utilizar el nombre del equipo y la respuesta fue positiva”, destacó Verónica Peña, administradora del local.
El próximo martes, a las 6:30 p.m., se celebrará una misa en el lugar, en memoria de las víctimas.