Advirtió al presidente electo Iván Duque que si se persiste en la pretensión de cambiar puntos sustanciales del Acuerdo, se corre el riesgo de hacer trizas la gobernabilidad y malgastar el tiempo del Congreso.
En su último informe a la Nación al hablar ante el nuevo Congreso de la República, para instalar sus sesiones ordinarias, el presidente saliente Juan Manuel Santos defendió enfáticamente y con fuerte tono de voz su proceso de paz con las Farc, a las cuales les dio la bienvenida a la democracia colombiana.
Con vehemencia pidió a los congresistas y al próximo gobierno que “cuiden la paz que está naciendo”, al tiempo que también pidió que la defiendan, que luchen por ella, porque insistió que es el bien más preciado que puede tener cualquier nación.
Recalcó que la paz se debe cuidar para que crezca fuerte, para que dé sus frutos, porque Colombia merece vivir en paz, agregó.
En sus palabras, el jefe de Estado dijo que se trata de una paz que queda en plena construcción, que no es de su Gobierno sino de todos los colombianos.
“Esta es la paz que dejamos en plena construcción, que no es mía ni de mi gobierno, sino de todos los colombianos. No es la paz de Santos: es la paz del pueblo”, sostuvo.
Así mismo, subrayó algunos de los beneficios que dicha paz ya está dando: “miles de vidas salvadas, miles de víctimas y heridos que ya no se producen, más inversión, más turismo, más trabajo, más cursos naturales protegidos y más progreso en el campo”.
De acuerdo con Santos, su Gobierno deja avanzando la implementación del Acuerdo de Paz suscrito con las Farc.
Al respecto, consideró que la mejor prueba ha sido ver a los excomandantes de esta guerrilla ya desmovilizada y desarmada, “votando por primera vez en su vida y verlos aquí sentados, defendiendo sus ideas con la palabra y no con las balas”.
“Hoy exhorto al Congreso y al nuevo gobierno a que continúen con la debida implementación de lo pactado”, subrayó el mandatario y agregó que la palabra empeñada no es la de Juan Manuel Santos sino la del Estado colombiano.
“Es la palabra del Congreso que refrendó por abrumadora mayoría el acuerdo final, con las modificaciones que en buena hora se hicieron con ocasión del plebiscito. Es la palabra de nuestros jueces que, a través de la Corte Constitucional, declararon la validez del acuerdo y su refrendación.
“Es la palabra plasmada en un acuerdo que ha sido conocido, avalado y celebrado como ninguno por la comunidad internacional, que está pendiente, muy pendiente de su cumplimiento, como ya se lo han dicho al presidente electo”, indicó.
Así mismo, destacó que además de la palabra empeñada se trata del acatamiento a la Constitución, según la cual “las instituciones y autoridades del Estado tienen la obligación de cumplir de buena fe con el Acuerdo Final”.
“Si se persiste en la pretensión de cambiar puntos sustanciales del Acuerdo, se corre el riesgo de, ahí sí, hacer trizas la gobernabilidad y malgastar el tiempo de este Congreso en el empeño inútil de cambiar el pasado, en lugar de dedicarse a la tarea positiva de construir un mejor futuro sobre las bases de reconciliación que dejamos sentadas”, recalcó el presidente.
En su intervención ante el Congreso en pleno, el jefe de Estado saliente se refirió también al proceso que se adelanta con el Eln, cuyo objetivo es la búsqueda de una paz completa y que “queda andando en La Habana”.
Señaló que su Gobierno aún hoy está haciendo los últimos intentos para poder entregar al próximo gobierno un cese al fuego verificable y un acuerdo marco sobre los demás temas de la agenda. “Si no logramos firmarlos antes del 7 de agosto, estarán muy adelantados”, aseveró.
Al respecto confió en que prime la buena voluntad, en el gobierno y en los miembros de este último reducto guerrillero, “para que se erradique totalmente esta larga etapa de la violencia con raíces políticas en nuestro país”.
El tema de la paz lo concluyó pidiendo que “no podemos fallarle a la paz, no podemos fallarle al mundo, no podemos fallarles a las víctimas, no podemos fallarle al futuro de Colombia, y al derecho de nuestros hijos y nietos de vivir en un país sin conflicto, en un país normal, puntualizó Santos.
El Presidente Juan Manuel Santos aseveró que en aras de la paz de Colombia sacrificó su popularidad y que volverá a hacerlo a cambio de una sola de las vidas salvadas con el fin del conflicto.
Con respecto a las críticas recibidas por el proceso de paz, recordó que hace un año lo dijo y lo repite hoy: “la popularidad, esa caricia efímera para la vanidad, la sacrifiqué gustoso y la volveré a sacrificar a cambio de una sola de esas vidas salvadas”.
Señaló que el propósito fue hacer realidad los derechos de los colombianos consagrados en la Constitución Política, y en ese propósito se avanzó en la garantía del derecho a la paz.
Puso de presente que hace ocho años, cuando dijo en su discurso de posesión que “la puerta del diálogo no estaba cerrada, muchos se llamaron a escándalo, cuando no hacía otra cosa que proclamar mi obligación constitucional de buscar la paz como un derecho y también un deber de obligatorio cumplimiento”.
Sostuvo que “puede haberme quedado quieto. Pude haber seguido la inercia de la guerra en la que ya había sido exitoso, como me lo sugirieron muchos. Pero ni mi conciencia ni la historia me lo hubieran perdonado”.
Dijo, además, que el proceso de paz desarrollado en La Habana, con responsabilidad y superando muchas dificultades, generó “un cambio esencial en la realidad y la tranquilidad de los colombianos”.
Explicó que actualmente, ya sin el conflicto con las Farc, “estamos dedicando los mayores esfuerzos no a la guerra, sino a la consolidación de la presencia del Estado, con todos sus beneficios, en esas vastas zonas que estuvieron tanto tiempo aisladas por la violencia”.
En ese sentido puso como ejemplo que se tiene un presupuesto en el que durante los últimos cuatros años “el mayor rubro lo tiene la educación y no la guerra”.
Así mismo, manifestó que “hoy vemos una nación invadida por turistas, extranjeros y colombianos, que redescubren sin miedo esta tierra de aves exóticas, de selvas exuberantes, de playas paradisiacas, y de una extraordinaria diversidad ambiental y cultural” .
También aseveró que “entregamos una economía con la inversión más alta de su historia, y que el año pasado recibió una inversión extranjera directa que duplica la que teníamos ocho años atrás”.
Subrayó que el 2017 concluyó como el periodo con la tasa de homicidios más baja de los últimos 40 años.
Igualmente, dijo que se tiene la cifra más baja de secuestros, el menor número de víctimas por minas antipersonal y el menor número de atentados terroristas.
Luego de este apretado balance el mandatario aseveró que el Congreso encuentra y “encontrará el presidente Duque, una Colombia mejor, una Colombia distinta, más avanzada en muchos aspectos de nuestra realidad”.
Santos afirmó por último, que durante los últimos ocho años de trabajo perseverante y juicioso “constituimos un gobierno reformista y de derechos”.
El uribista Ernesto Macías Tovar y el liberal Carlos Eduardo Chacón fueron elegidos la noche del viernes como presidentes del Senado y de la Cámara de Representantes.
Macías es un político del Huila donde fue concejal, alcalde y diputado, al tiempo que Chacón es un dirigente de Norte de Santander.
La oposición en el Senado, liderados por los Verdes, Decentes, el Polo y las Farc lanzaron la aspiración a la presidencia del Senado del profesor Antanas Mockus, quien fue derrotado por la aplanadora de la coalición gobiernista que conforman los partidos Centro Democrático, Liberal, Conservador, Cambio Radical, La U, Mira y Colombia Justa Libre, formaciones que apoyaron a Macías.
La aspirante a la presidencia del Senado por Antioquia, Paola Holguín, había declinado previamente a su opción.
En el Senado las vicepresidencias fueron para Eduardo Pulgar, de la U, y Angélica Lozano, del Partido Verde, en nombre de la oposición.
Las vicepresidentes en la Cámara correspondieron a Atilano Giraldo, de Cambio Radical, y Inti Raúl Asprilla del Partido Verde.
Colombia mantuvo el buen curso de la nave de la economía y, pese a las recias tormentas que la afectaron, logró una plena reactivación, al tiempo que protegió a la población más vulnerable.
Santos dijo que la economía muestra un alza considerable en las exportaciones, un sector agropecuario impulsando la producción del país y la inversión privada en niveles récord, lo que se logró gracias a una completa agenda reformista que se impulsó en el Congreso.
Entre otras, se aprobó un estatuto Anticorrupción, la reforma a la sostenibilidad fiscal y la ley de regla fiscal, la ley de víctimas y de restitución de tierras, la creación de las Zidres, entre otras.
“Entregamos un país con grado de inversión, un país con una inflación controlada, cercana al 3%; con las exportaciones creciendo; con una tasa de inversión superior al 27% del PIB, que es la más alta de América Latina; con el desempleo en un solo dígito, y con una perspectiva de crecimiento para el año entrante que podría aproximarse al 4%”, indicó.
El sector rural está impulsando la producción nacional gracias a los acuerdos de paz y con dos millones de nuevas hectáreas cultivadas.
Pidió a los congresistas aprobar en esta legislatura las iniciativas que forman parte del capítulo de desarrollo rural integral del acuerdo de paz. “No solo porque está en el acuerdo sino que constituye una larga deuda aplazada con nuestro campo”.
Anunció que este viernes se radicó ante el Congreso, el proyecto de ley de tierras, que superó las consultas previas.
De la misma forma indicó que cuando asumió el poder hace ocho años, estaba bloqueada la aprobación de los más importantes tratados de libre comercio. Hoy se tiene acceso preferencial a 1.500 millones de consumidores no solo en América Latina sino en Estados Unidos, Canadá, Europa y Corea del Sur.
El país también ingresó a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (Ocde), que impulsa la aplicación de las mejores prácticas, lo cual genera confianza entre miles de inversionistas.
En materia de infraestructura, el presidente Santos planeó y puso en marcha el más ambicioso programa de construcción de nueva infraestructura de transporte, y deja en marcha inversiones por $100 billones.
“Aquí avanzamos como nunca antes, y dejamos andando proyectos que cambiarán para siempre la faz de Colombia y la movilidad entre nuestras regiones. Colombia está en obra y seguirá en obra, generando progreso y empleo", expresó.
En toda la historia se habían construido algo más de 700 kilómetros de dobles calzadas. En estos ocho años se han construido 1.400 kilómetros, con lo que el país cuenta con 2.100 kilómetros de dobles calzadas operando, además de otros 900 kilómetros contratados.
Con el programa de concesiones viales de cuarta generación, se deja en marcha 30 grandes proyectos.
También se construyeron 2.500 kilómetros y se intervinieron 38.000 kilómetros de vías terciarias. También se construyeron y ampliaron 56 aeropuertos, y se avanzó en la modernización y eficiencia de los puertos.
“No seré yo quien inaugure muchas de las obras en marcha, pero impulsamos una verdadera revolución en materia de infraestructura para reducir el enorme rezago que traíamos, precisó.
El Jefe del Estado resaltó la creación de la Alianza del Pacífico, el proceso de integración más exitoso en América Latina.
De la misma forma, el Gobierno propuso y promovió los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que se convirtieron en la agenda mundial para el año 2030, y el país se convirtió en protagonista en la lucha contra el cambio climático.