Para volar en parapente no hay que ir muy lejos de Medellín: en San Félix, corregimiento de Bello, a menos de una hora de la capital de Antioquia, aficionados y profesionales vuelan todos los días, aprovechando las corrientes térmicas y dinámicas.
Mirar el Valle de Aburrá desde las nubes. Abajo, diminutos, las montañas, los árboles, los edificios. Darse cuenta que volar sin motor no es un privilegio negado a los humanos, que se puede planear junto a las águilas. Sentir el viento en el rostro y el corazón acelerado por la emoción.
Volar en parapente “es una experiencia distinta para cada individuo”, comentó Daniel Vélez, quien vive en El Poblado y es parapentista en San Félix desde hace doce años: “para mí no tiene descripción”.
El vuelo de parapente “es totalmente vivencial, es muy difícil describir qué se siente cuando se hace el primer vuelo. Es una combinación de emociones: la adrenalina de hacer algo por primera vez, miedo porque es algo nuevo y felicidad de volar como las aves. Se tiene que volar en parapente para poder saber cómo es”, comentó Laura Álvarez, administradora de la agencia de viajes de deportes y aventura Gtopic.
Vélez explicó que es un vuelo de planeo, “una ala no rígida diseñada para volar sin viento, gracias a las corrientes térmicas, que son en las que vuelan los gallinazos o las águilas. Se trata de poder coger esas corrientes ascendentes y elevarse”.
Alejandro Gallego, instructor, quien vuela desde hace 17 años, indicó que el vuelo en parapente se basa en las corrientes térmicas, que ascienden por el contacto del aire sobre un suelo calentado por los rayos solares; dinámicas, surfear sobre el viento, y termodinámicas, aprovechando los dos tipos de corrientes anteriores.
“Nosotros dependemos de las condiciones meteorológicas, las corrientes térmicas nos dan el ascenso en un día soleado. En un día frío se hace un vuelo en descenso hasta la ciudad. El parapente tiene sus controles para dirigirlo a la dirección que se quiera, pero ya el ascenso y el descenso van en la parte meteorológicas. También hay formas de descenso como cerrar las puntas del parapente. Pero si quiero hacer un vuelo que me dure dos o tres horas, lo define el clima: hay días fríos en que dura diez minutos y por mucho que quiera estar más tiempo en el aire no se puede”, agregó Gallego.
El parapentismo es el deporte “con más relevancia en el sector, es el que más llama la atención por ser más visual. Estamos hace unos 30 años realizando la actividad. En este lugar se realiza monoplaza o biplaza que son los comerciales, una persona local o extranjera viene a volar. Llegan aproximadamente unos 12.000 turistas nacionales al año y unos 6.000 extranjeros de todas partes del mundo”, explicó Álvarez.
Gustavo Castillo es de Bogotá, vive en Medellín, y quiso vivir la experiencia: “Hice una búsqueda en Google, algunos amigos del extranjero me habían contado que en San Félix había parapente pero no había tenido la oportunidad de venir. El piloto es muy experimentado te dan las indicaciones, que tienes que hacer, si alquilas una cámara cómo la debes tomar. Te preguntan en el aire si quieres hacer piruetas o si quieres tener un vuelo tranquilo, te muestran los básico y lo importante de la ciudad, desde el aire se ve mucho más. Yo no sufro de vértigo, entonces es muy relajante”.
Diana Bertel, dueña del Aeroclub San Félix Parapente que administra la pista de vuelo, señaló que “el servicios se realiza todos los días de 9:00 de la mañana a 5:00 de la tarde, preferiblemente en las horas de la mañana, a veces el clima cambia mucho, a veces en las tardes hay lluvia o vientos fuertes. Los operadores turísticos en la zona son aproximadamente 20. Nos visitan de todas partes del mundo: Groenlandia, China, Japón, Kazajistán, vienen conocen la zona, les gusta mucho la vista de todo el Valle de Aburrá”.
Gallego precisó que el deporte se practica bajo todas las normas de seguridad: va un ala, un paracaídas de emergencia, cascos: “El piloto hace todo, al pasajero solamente se le dan unas especificaciones al despegar y aterrizar, cómo sentarse, cómo ayudar al piloto a despegar. Tenemos un sitio con las características adecuadas para volar en parapente, libre de obstáculos, con viento en contra, la dirección que necesitamos. Los equipos vienen para intermedios y avanzados, para vuelos individuales o dobles, por tallas determinadas por el peso”.
Los instructores “están certificados por Fedeaereos, la mayoría también están certificados internacionalmente, al igual que sus alas”, agregó Álvarez.
Respecto a la pista, Marisol Patiño, del Aeroclub, explicó que “este lugar es como si fuera un aeropuerto, están despegando y aterrizando contantemente”.
“Al principio era un poco complicado porque sólo había un sitio de vuelo. Mi esposo por cuestiones del destino tuvo que hacer un aterrizaje forzoso en el actual sitio de vuelo; a raíz de conocer ese sitio se creó la pista. Desde eso venimos trabajando el sitio de vuelo como tal”, concluyó Bertel.
Para seguir volando
También en el Alto de Matasanos, Barbosa, hay una pista de vuelo donde se puede practicar parapentismo, pero está más enfocada en el ala delta (cometas). Claudia Toro, Secretaria de Servicios Administrativos, señaló que “tenemos zona de despegue y aterrizaje. Aquí no sólo se hace parapente, también ala delta. Nosotros tenemos unas corrientes térmicas muy especiales. Acá la gente puede volar todo el tiempo y hacer desplazamientos larguísimos, desde el Alto de Matasanos se despega y hay muchos sitios de aterrizaje”.
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