Rogue one: A Star Wars story, el triunfo de la rebeldía
Mañana llegará a las salas de cine del país la octava película de la saga Star Wars, situada por primera vez al margen de la narrativa principal.
Mucha acción, un reparto multiétnico liderado por una heroína (Felicity Jones) y una firme apuesta por el concepto de rebeldía que definió la trilogía original son los ingredientes de Rogue one: A Star Wars story, primer spin off de la saga galáctica, que será estrenada mañana en todo el mundo.
Hay quienes han querido ver en esta nueva entrega dirigida por Gareth Edwards (Godzilla) un mensaje antiTrump, tanto por la diversidad racial y de género de sus héroes, como por la invitación a la rebelión individual, ante la ausencia de liderazgos claros, para hacer frente al mal, es decir, al Imperio.
También por la contraposición entre el discurso de la seguridad, que simboliza el Imperio, frente a la libertad y los rebeldes. Pero lo cierto, es que las lecturas políticas y la relación entre el poder y el individuo siempre han formado parte del universo concebido por George Lucas a finales de la década de los 70’, y en concreto la apología de la subversión como camino hacia el heroísmo que definieron los episodios IV, V y VI (la trilogía original).
El mexicano Diego Luna, los chinos Donnie Yen y Wen Jiang (un guiño al mercado cada vez más prioritario de Hollywood), el afroamericano Forest Whitaker, el danés Mads Mikkelsen y el inglés de origen pakistaní Riz Ahmed, amplían el crisol cultural del reparto.
La trama se sitúa temporalmente justo antes del episodio IV y gira en torno al robo de los planos de la Estrella de la Muerte, una poderosa arma de destrucción masiva en manos del Imperio. Los seguidores de la saga ya conocen el desenlace, de modo que la única incógnita es quién y cómo sobrevive a la misión.
Jyn Erso (Felicity Jones) se reserva un papel protagonista, lo que confirma el giro femenino de Star Wars tras el episodio VII, The Force Awakens, con Daisy Ridley (Rey) a la cabeza.
Pero no faltan clásicos como Darth Vader con la voz nuevamente de James Earl Jones; el gobernador Tarik, con un Peter Cushing reconstruido digitalmente, o Bail Organa, el personaje que encarna Jimmy Smits.
Visualmente, Edwards ha tomado como referentes para las escenas de lucha la Segunda Guerra Mundial y la Guerra de Vietnam, buscando un mayor realismo. Casi todo el rodaje se llevó a cabo en los estudios Pinewood de Londres, pero una parte crucial se desarrolló en las islas Maldivas y también en Jordania.
El trabajo de Edwards no ha estado exento de cierta polémica, al develarse hace unas semanas que algunas tomas se habían rodado de nuevo bajo la dirección de Tony Gilroy (coguionista junto con Chris Weitz), aunque con toda seguridad los rumores pasarán a un segundo plano en cuanto el público vea el resultado.
Desde que Disney compró Lucasfilm en 2012 puso la maquinaria a funcionar para amortizar el desembolso millonario, de modo que no habrá Navidades sin saga durante unos cuantos años.
El latino del film
Siendo niño, Diego Luna creció amando películas como Star Wars: A new hope, a pesar de que no se viera reflejado en ellas. Ahora, convertido en el primer protagonista mexicano de la saga galáctica, celebra que el cine actúe como “espejo de la realidad”.
“Que yo sea uno de los protagonistas habla de que el mundo está cambiando”, aseguró el actor.
“Crecí viendo películas que no contaban historias parecidas a la mía”, declaró el artista de 36 años. “Hoy, en cambio, los niños y jóvenes que miren esta cinta verán la representación de un mundo multirracial, multicultural y donde el rol de la mujer es distinto. Verán algo más cercano a su realidad, donde la pantalla funciona como el espejo que nos refleja. Y eso me da mucho gusto”, agregó.
Además, hizo énfasis en que “la película habla de la búsqueda por la libertad y por vivir en una sociedad más inclusiva, en un mundo donde seamos más iguales y donde se celebren nuestras diferencias”, y destacó el hecho de que los héroes de la cinta “no tienen superpoderes sino que son de carne y hueso”.
Para Luna, “estos personajes representan a la gente. El pueblo toma control y se involucra. Son simplemente hombres y mujeres que dejan sus diferencias a un lado y que están dispuestos a arriesgarlo todo por el bien común. Esa metáfora nos viene muy bien y se vuelve muy pertinente para nuestra sociedad actual”.