Previo a la contrarreloj de este sábado, que definirá el podio del Tour, el esloveno Primoz Roglic dio su golpe en la decimonovena etapa, la última de alta montaña.
El esloveno Primoz Roglic (Lotto Jumbo), un exsaltador de esquí, dio un brinco a la tercera plaza de la general tras ofrecer una lección de descenso que le llevó a imponerse en la decimonovena etapa del Tour de Francia, disputada este viernes entre Lourdes y Laruns sobre 200,5 kilómetros, donde el británico Geraint Thomas (Sky), segundo, mantuvo el maillot amarillo de líder y en la que Nairo Quintana no pudo responder bien por el dolor tras la caída en la jornada anterior.
Espectacular Roglic, de 28 años. En el descenso del Aubisque dio una lección de técnica y valentía que le permitió ganar la etapa, desalojar a Froome del podio y poner cierto interés de cara a la contrarreloj de Espelette, que definirá el podio final del Tour.
Roglic, ganador el año pasado en Serre Chevalier, celebró su éxito en la última etapa de montaña en Pirineos con un tiempo de 5h:28:17, seguido de Thomas a 19 segundos tras un acelerón que le permitió rebañar 6 segundos de bonificación, dando tiempo al grupo de Dumoulin, Landa y Froome. El gran perjudicado fue Nairo Quintana, dolorido por la caída de la víspera, quien cedió 7:09 y saltó para atrás en la general, ahora noveno.
Así las cosas, Thomas tiene a tiro su primer Tour de Francia y la emoción para la crono se centrará más en saber quienes le acompañarán en el podio de París, pues Dumoulin, Roglic y Froome están en un pañuelo de medio minuto.
La última etapa de montaña empezó a animarse en el ascenso al Aspin. Movistar salió de Lourdes con la esperanza de hacer un milagro en los últimos puertos de la presente edición. Soler y Amador se metieron en la fuga inicial junto, entre otros, al ganador de la montaña, el francés Julian Alaphilippe, que cumplió su sueño del jersey de puntos al coronar en cabeza la cima.
Si hay en el Tour un puerto legendario como ninguno, ese es el Tourmalet (Especial, 17,1 kms al 7,3%), “la madre de todas las montañas”, la más visitada, 82 veces, en cuyas rampas Mikel Landa soltó el desafío. Un “ahora o nunca” que anunció el ciclista alavés, por eso arrancó aprovechando una maniobra de Katusha para Zakarin, a la que se unió Bardet.
A 5 de la cima Landa atacó para conectar con Amador. El costarricense remolcó a su compañero hasta el alto, donde pasó con un adelanto de 2:10 minutos sobre el grupo del líder, tirado por el Sky, sin dar muestra alguna de nerviosismo por la fuga del alavés. Antes había coronado, para variar, Alaphilippe.
Al final del descenso enlazó Landa con el grupo de cabeza. Momentos de intriga. El retraso del líder, Dumoulin, Froome, Roglic y compañía era de 3:10. El español llegó a ser segundo y tercero en la general provisional.
Se torció el asunto en la subida al Col des Bordères (2ª categoría; 8,6 kms al 5,8%), cima de transición hacia el Aubisque. Sky había decidido meter una marcha más con Kwiatkowski, lo que redujo la renta del grupo de Landa a 1:30.
En el Aubisque (HC, 16,6 kms al 4,9%) se prendieron todos los petardos que a cada uno le restaban. Entre los grandes empezaron los zarpazos. Landa tensó en la subida, pero a la vez Dumoulin y Roglic atacaron dos veces cada uno al líder Geraint Thomas, que por primera vez se quedó aislado, sin equipo. Froome y Bernal se descolgaron ante el hachazo del esloveno. Nairo Quintana, dolorido, ya sufría en solitario, fuera de escena.
“Me dolía todo el cuerpo, la cadera y casi no podía dar pedales. En el momento que me he quedado el objetivo era perder el mínimo tiempo posible”, expresó Nairo al final.
Dumoulin, Roglic y Thomas eran auténticos cohetes en la refriega. A 30 de meta Landa, que viajaba con Bardet, Zakarin y Majka, sólo tenía 30 segundos de adelanto. No iba a haber milagro. La victoria tenía pinta de ir a un nombre del podio.
Nada milagroso es el colombiano Egan Bernal, de 21 años. Es pura clase, talento, como demostró por enésima vez llevando a Froome de nuevo al lado del líder. No conforme con ello, el chaval aún volvió a marcar el ritmo de la persecución en medio de la niebla, hasta cazar a Landa y sus secuaces a 21 de meta y a 1.5 de la cima.
Todo en orden para el Sky y Thomas. Pero Roglic no estaba de invitado de piedra y agitó de nuevo al personal. Como en sus tiempos de saltador, se lanzó al vació, en medio de la niebla, entre curva y curva, sin miedo. Fue un hasta siempre. En el llano aún tensó más la cadena y abrió un hueco que le permitió darse la fiesta.
“¿Qué puedo decir?, estoy muy feliz, es una locura, una sensación realmente agradable. Obviamente me encontré muy bien, lo intenté muchas veces y finalmente me fui en el descenso. Todo salió perfecto y estoy muy contento con la victoria”, expresó Roglic.
El podio final de la edición 105 del Tour se decidirá en la única contrarreloj individual de este año con 31 kilómetros y un recorrido en constante sube y baja, entre las localidades de Saint Pée sur Nivelle y Espelette, que no favorece a los especialistas puros.
El recorrido por las carreteras del País Vasco francés obligarán a los ciclistas a manejar con precisión casi matemática la elección de los diferentes desarrollos que deberán utilizar en cada uno de los momentos.
En esta jornada los más beneficiados pueden ser aquellos ciclistas que sin ser especialistas puros en la lucha contra el reloj hayan llegado al final de la Grande Boucle con una reserva mayor de fuerzas.
Primoz Roglic, ganador este año de la Vuelta al País Vasco y Romandía, desafía a Thomas ante la crono final. Es subcampeón mundial de la especialidad y fuerza demostró en el Aubisque que le sobra. Thomas es favorito, pero seguro que la exhibición del esloveno no le permitirá dormir a pierna suelta.
“La contrarreloj es la misma para todos, siempre comenzamos desde cero. Será un nuevo día y un nuevo enfoque, y seguro que daré mi mejor esfuerzo”, aseguró Roglic.
“Vamos a ver cómo amanece mañana el cuerpo para ir a tope en la contrarreloj”, dijo por su parte Nairo Quintana.
El líder Thomas afirmó que “obviamente el Tour se está acercando, pero queda un día más. Necesito hacer ahora una buena contrarreloj. Tengo una buena ventaja, pero todavía tengo que estar en el juego y hacer una buena crono. Ya veremos qué pasa, va a ser muy difícil también”.
Para su compañero Egan Bernal “la contrarreloj será una gran prueba, así que no creo que nadie vaya a sentarse y relajarse. Tenemos que enfrentarnos a Dumoulin y nada es seguro aún. Tendremos una mejor idea mañana, pero aún no vamos a comenzar a celebrar”.