V olver para ganar. Esa era la consigna que  perseguía Roger Federer tras  dar un paso al costado luego del Abierto de Wimbledon del año pasado, para recuperarse totalmente de sus molestias físicas y regresar renovado al circuito esta temporada. El día del retornollegó finalmente en el Abierto de Australia y lo hizo con una victoria en un estadio Rod Laver colmado y ansioso por ver al más grande en la  historia del tenis. Federer se impuso ante el austriaco Jurgen Melzer por parciales 7-5, 3-6, 6-2 y 6-2 en dos horas y cinco minutos.
Su debut en Australia no estuvo exento de riesgos; Roger fue de menos a más, y aunque tardó en entrar al partido, cuando lo hizo fue para quedarse. En el primer set, el suizo hizo valer su autoridad y experiencia en varios tramos para conseguir finalmente el parcial inicial.
Pero en el segundo set se topó con un Melzer sin nada que perder, que se asentó en la cancha y doblegó a Federer para empatar transitoriamente el juego.  Era el primer set que Roger cedía en la primera ronda de un Grand Slam desde Wimbledon 2010, ante el colombiano Alejandro Falla, quien estuvo a punto de lograr una hazaña y no pudo concretarla.
Pero por algo le llaman Su Majestad; y fiel a su estirpe, el suizo volvió a tomar el mando de la situación para contener el ímpetu de Melzer. Variando toda clase de golpes, acompañados con diez  subidas a la red, no tardó en recuperar la ventaja y logró quebrar en dos ocasiones de las tres opciones de las que dispuso para asegurarse el tercer set (6-2) con autoridad. Una dinámica que conservó también en la cuarta manga, para concluir de forma categórica el partido con 34 golpes ganadores.
A pesar de jugar su partido 800 sobre pista dura y de completar su victoria 308 en Grand Slam, Federer reconoció tras la victoria ante Melzer, que no fue un juego tranquilo para él. “Sentí nervios cuando el partido comenzó. Porque aunque estuve bien todo el día y calenté sin problemas, cuando empezó el partido fue como ¡Wow!, no es tan fácil como pensé que iba a ser”, confesó el tenista nacido en Basilea.
En la segunda ronda enfrentará al estadounidense Noah Rubin, un chico de 20 años que hace parte de la nueva camada del tenis de élite. 
Federer se ha tomado la preparación para este Grand Slam con especial cuidado, pues tiene por delante la oportunidad de seguir firmando récords y marcas en la historia del tenis. El suizo podría convertirse en el tercer hombre en ganar cinco títulos del Abierto de Australia, tras Novak Djokovic y Roy Emerson que comparten la cifra de seis coronas. Además, a sus 35 años y 175 días, Federer busca convertirse en el segundo jugador más veterano en la Era Open en ganar un Grand Slam tras Ken Rosewall, que llegó a levantar el trofeo en Australia en 1971 con 37 años y 62 días.
Lograrlo no será fácil. Pero mientras tanto, el mundo del tenis celebra cada juego y cada victoria del suizo, porque la presencia en el circuito de Su Majestad asegura que la esencia del tenis siga viva.