En Altavista casi la mitad de sus habitantes (44%) dice que quienes prestan servicios de seguridad son integrantes de combos y pandillas.
De nuevo los sucesos violentos en Altavista regresaron a los titulares de la prensa de la ciudad. Homicidios selectivos, amenazas a líderes sociales y un temor generalizado que parece cíclico. Las soluciones de fondo aún no llegan y todavía están escondidas en cifras que cuentan botas militares asentadas en el corregimiento o los muertos de cada día.
Hace un año por ejemplo, una amiga de la Universidad de Antioquia estuvo a punto de ser suspendida de su carrera por una sensible baja en el rendimiento académico. La misma joven becada e integrante de grupos de investigación hasta con ponencias en el extranjero había tenido una baja sensible en su rendimiento académico. La explicación estaba en un asunto de supervivencia; había preferido resguardarse en su casa antes de arriesgarse a llegar tarde a casa para cumplir con un parcial.
Hoy se sigue conversando en el Corregimiento sobre el mismo temor que hay para recorrer calles y callejones a ciertas horas. Líderes sociales y de derechos humanos siguen viendo cómo se pinta cada vez una realidad más cruda. Por ejemplo, les han denunciado cómo los grupos ilegales de la zona buscan ‘refuerzos’ en niños y jóvenes venezolanos que llegaron a esta barriada huyendo de la barbarie del comunismo del Siglo XXI con sólo su vulnerabilidad a cuestas.
Hace unos días la Alcaldía de Medellín entregó los resultados de la Encuesta de Percepción de Seguridad y Convivencia en Medellín, los hallazgos para Altavista están más en el proceso de recolección de datos que en los mismos resultados. ¡Qué paradoja! Por motivos de seguridad no se pudieron realizar las encuestas puerta a puerta como se hicieron en el resto de la ciudad, sino que las preguntas se tuvieron que hacer telefónicas y con una muestra mucho menor.
Ahora, con los resultados ponderados, en Altavista casi la mitad de sus habitantes (44%) dice que quienes prestan servicios de seguridad son integrantes de combos y pandillas. Un dominio territorial que pese a la amplia presencia policial y militar claramente sigue intacto. Situación que, por su puesto, tiene que generar preocupación; pero no miedo por parte de quienes tendrían que velar por la defensa de los derechos humanos en la ciudad.
Por eso, desde el corregimiento se está convocando a organizaciones defensoras de derechos humanos como la Defensoría del Pueblo, la ONU, el CICR, la Alcaldía y otras colectividades del orden internacional, nacional y local que no tengan miedo a ir a Altavista a rodear a su gente. En Altavista esperan oportunidades