El corredor antioqueño Rigoberto Urán ha pasado por múltiples dificultades en su vida, pero de todas ha salido y a todas las ha superado con esfuerzo. La victoria le había sido esquiva en el Tour, pero este domingo pudo conseguirla. Otra dificultad superada.
Rigoberto Urán (30 años, Urrao, Antioquia) ganó la etapa reina del Tour de Francia en Chambéry después de haber perdido. La foto finish le declaró vencedor cuando el colombiano ya estaba en el control antidoping. No era una broma.
Había logrado su primera victoria en la Grande Boucle por milímetros, con dificultad, como si fuera un reflejo de su propia vida.
Dicen los que le conocen desde niño que la grandeza humana de Rigoberto Urán radica en su incapacidad para victimizarse. Ni la escasez antes de ser un ciclista importante, ni el asesinato de su padre a manos de paramilitares en agosto de 2001, en Urrao, Antioquia, son motivos para compadecerse de sí mismo ni para derrotar la ambición del antioqueño.
Con un optimismo que poco tiene que ver con su contexto vital, siempre se refirió sin lástima de la tristeza eterna de su madre Aracely, ni de la violencia que asoló la zona donde vivió, ni de los apuros que pasó como vendedor de lotería cuando era más pequeño.
Siendo niño, asumió como un hombre la responsabilidad de sacar adelante a su familia tras la muerte de su padre, y luchó contra el asma que le afectó, contra la dificultad para graduarse del bachillerato, y más tarde contra la fractura de clavícula que sufrió en el Tour de Francia de 2011 y una larga serie de lesiones.
Las caídas parecen haber sido las lecciones más efectivas para Rigoberto Urán, desde la que sufrió patinando a los ocho años que le rompió la cara, hasta la que padeció en Alemania en 2007 con fracturas en una muñeca, en la zona cervical y con los huesos de los codos casi pulverizados.
La capacidad para superar obstáculos ha sido la razón para batir a los dolores de la vida y los de un deporte que coquetea con la muerte pedalada a pedalada.
Rigoberto tenía 15 años cuando comenzó en el ciclismo, curtido ya por los viajes entre su casa y la vereda Betulia, a donde le tocaba ir todos los días encima de la bicicleta. Luego, ingresó al programa Orgullo Paisa y comenzó su carrera “en serio”.
A los 18 aceptó una oferta del Tenax italiano y se convirtió en un inmigrante con proyecto de futuro. Sus victorias en el Tour del Porvenir lo lanzaron a la aventura europea. Y fue Italia desde entonces su nuevo hogar y lugar de formación, tanto personal como deportiva.
Más tarde pasó al Unibet y sus resultados le sirvieron para fichar por el Caisse d'Epargne de Eusebio Unzúe, quien le dio toda su confianza. De equipo español al Sky. Una oferta irresistible.
Con la camiseta negra del conjunto británico logró en 2012 una etapa de la Vuelta a Cataluña, fue el mejor joven del Giro de Italia y sacó la plata en los Juegos de Londres. En 2013 y 2014 se consagró en el Giro con sendos segundos puestos y dos etapas. En el último año referido con la camiseta del Quick Step.
La temporada 2015 la comenzó Urán con el título nacional contrarreloj y tercero en la Tirreno- Adriático. Cerró el año ganando el Gran Premio de Quebec y recibió la oferta del Cannondale.
Como líder de la escuadra estadounidense, Urán volvió a los momentos de gloria. No sin dificultad. Con el cambio roto y después de esperar a la foto de llegada, los jueces le dieron vencedor de la etapa reina del Tour en Chambéry, en una jornada épica con caídas graves y siete corredores fuera de control.
Urán, impasible a las dificultades, recibió con naturalidad la noticia. No era una broma. Había ganado la etapa. Otra dificultad superada.