Rigo es un ser humano de carne y hueso -muchos remendados-, de alma y corazón -también remendado- que nos demuestra que todo tiempo futuro puede ser mejor, será mejor, ¡es mejor!
La “rigomanía” se empezó a apoderar de Colombia a medida que avanzaba el Tour de Francia que recién terminó en París. No sólo por la actuación de nuestro ciclista Rigoberto Urán, sino por su personalidad espontánea, pragmática y alegre. Quienes amamos el ciclismo hemos conocido siempre la forma de ser del urraeño, pero por fortuna muchos colombianos más descubrieron durante la competencia por etapas más importante del mundo a ese gran compatriota en todo su esplendor como persona y, por supuesto, como deportista.
Y lo más importante: Conocieron la vida de Rigo, sus sacrificios, dolores, disciplina, derrotas, triunfos y su extraordinaria carrera. Supieron de ese niño cuyo padre y primer mentor en el ciclismo fue asesinado por paramilitares, ese niño que debió ayudar a su mamá a vender suerte para sostener a su familia, ese adolescente que con burdos elementos deportivos empezó a triunfar sobre su bicicleta en las competencias de Urrao su pueblo natal, en la subregión del suroeste antioqueño y en Colombia, para luego muy joven partir hacia Europa a cumplir su sueño de ser un escarabajo de renombre internacional.
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Qué orgullo, qué ejemplo ese niño, ese adolescente, ese joven que nunca se amedrentó ante la lejanía de su tierra, los duros inviernos, la comida y el estilo de vida tan diferentes, las caídas graves y las derrotas. Pero que tampoco se obnubiló ante los triunfos internacionales. Ese colombiano, ese nuevo paisa típico con la personalidad propia del antioqueño de siempre pero con la fresca modernidad del joven de este siglo. Esa doble faceta: la del deportista y la del joven colombiano, son de admirar y nos deben servir para tener esperanzas en la nueva Colombia que empieza a surgir, que ya es una realidad que despunta porque arroja resultados tempranos.
Rigo es un ser humano de carne y hueso -muchos remendados-, de alma y corazón -también remendado- que nos demuestra que todo tiempo futuro puede ser mejor, será mejor, ¡es mejor! Que el componente humano de un país, su pueblo, puede mejorar, salir adelante como fruto de experiencias y aprendizajes.
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Y hay miles de Rigos en toda Colombia, no necesariamente deportistas. Hay Rigos emprendedores, agricultores, políticos, científicos, periodistas, artistas, escritores, médicos, carpinteros y en todos los oficios. Unos salen en titulares y otros no porque triunfar no es ser famoso. El triunfo y la gloria también son el inmenso logro de ser un buen ciudadano que aporte al pequeño y gran ámbito al que se pertenece.
Inevitable la gran pregunta: ¿Qué hace que entre dos jóvenes crecidos en un entorno violento uno tome el camino de la violencia o de la delincuencia y otro el de la paz y el del trabajo honorable sea el que sea porque todo trabajo lo es? ¿Qué hace que uno tome un camino diferente al del otro si las circunstancias son similares? ¿Qué hace que entre dos jóvenes del mismo ambiente social uno esté en la selva o en las calles ejerciendo violencia o delinquiendo y otro esté en los Campos Elíseos de París con las manos en alto ante su país y el mundo entero?
He ahí la respuesta que deben buscar sociólogos, sicólogos y demás científicos sociales. Pasa en todo el mundo, pero en Colombia son contrastes dignos de estudiar si queremos dejar de producir monstruos, corruptos y delincuentes en todos los estratos sociales, regiones, profesiones y oficios.
Quizá suene a párrafo de cajón pero es una realidad de a pedalazo: Entre las funestas noticias sobre corrupción, violencias, insultos y tragedias, personas como Rigo son un oasis que, lo más importante, debe expandirse porque para eso son los ejemplos.
Gracias Rigo por tus victorias, por las alegrías que nos regalas, por el optimismo que nos generas. Gracias mijito por hacernos cambiar de canal, pasar la página o mover el dial para ver, leer o escuchar tus triunfos y tus frases espontáneas que nos arrancan sonrisas y carcajadas. Te queremos Rigo. ¡Los queremos a todos, jóvenes ciclistas y deportistas maravillosos, nos hacen falta!
Por último, amable lector: Pido excusas por la expresión, pero son más quienes no me perdonarían si la omito: ¿Sabe cuántos Rigos hay y vendrán para Colombia? ¡Yo qué voy a saber güevón!