Después de la pérdida de hábitat, la segunda amenaza para la especie es la extracción de los ramos, que generalmente se sacan de las plantas juveniles, todavía sin tallo.
La palma de cera, símbolo nacional de Colombia y especie en peligro de extinción, ha sido empleada tradicionalmente en la celebración del Domingo de Ramos, por lo que se debe proteger y evitar su uso para esta jornada religiosa, según recomiendan la Iglesia y expertos en el tema ambiental.
El sacerdote Leonardo Nicolás Martínez García, vicario episcopal de Pastoral de la Arquidiócesis de Medellín, señaló que desde la jurisdicción eclesiástica se recomienda a los feligreses celebrar el Domingo de Ramos empleando especies vegetales diferentes a la palma de cera, que fue declarada en vía de extinción.
El religioso recalcó que la Arqudiócesis de Medellín defiende la naturaleza y que impulsa que en la procesión, los feligreses lleven plántulas de la palma que puedan ser sembradas “en sus jardines, en sus casas” después, para no afectar el medio ambiente.
“La Iglesia siempre ha sido una abanderada en los temas ecológicos. Desde las convicciones cristianas sabemos que la creación es obra de Dios y que Él nos invita a cuidar todo lo que nos ha dado”, puntualizó.
“Aunque se da, la utilización en Antioquia es mínima”, porque también se recurre a variedades de palma que son cultivadas por campesinos, especialmente del Oriente del departamento, para esta fecha de la Iglesia Católica. “O sea que son cultivos renovables”.
Añadió que el papa Francisco dejó unas directrices claras en la Encíclica Laudato Sí, “que nos invita a cuidar la casa en que habitamos”, y que desde 2016 se fortalecieron los vínculos con las autoridades administrativas en materia ambiental, para la defensa de la palma.
Las amenazas de la especie
María José Sanín Pérez, doctora en Biología y docente investigadora de la Universidad CES, comentó que existen doce especies de palma de cera, de las que se encuentran siete en el país, siendo la palma de cera del Quindío una de éstas.
“La palma de cera del Quindío está en Colombia y Perú, pero las poblaciones más grandes de esta especie se encuentran en la Cordillera Central del país”, explicó.
Aclaró la docente que “esta es una especie muy longeva -porque tiene ciclos de vida muy largos-, y cuenta con individuos macho e individuos hembra”.
Para asegurar la supervivencia de la especie se necesitan poblaciones grandes para garantizar que pueda darse la regeneración. “La particularidad ecológica que las está poniendo en peligro en este momento es que estas palmas son muy vulnerables a la pérdida de hábitat, porque no son capaces de regenerar y dejar plántulas que se establezcan y crezcan en medios muy intervenidos, como los potreros”.
Por eso “estas palmas necesitan bosque o al menos bosque en regeneración para poder dejar un reemplazo generacional”, especificó la docente del CES.
Asimismo, comentó que después de la pérdida de hábitat, la segunda amenaza para la especie es precisamente la extracción de los ramos porque “generalmente se sacan de las plantas juveniles, que todavía no tienen tallo. Estas plantas tienen un crecimiento tan lento que no sobrellevan bien” este procedimiento.
Sanín Pérez señaló que los ramos se componen de dos hojas “que es lo que ellas son capaces de producir anualmente”. Y aunque un solo evento de extracción no acabe definitivamente con el individuo, si esta práctica se realiza en varias oportunidades éste “termina muriéndose por agotamiento”.
Subrayó la doctora en Biología que los ramos no sólo se han obtenido de la palma de cera del Quindío sino también de otras palmas de cera que igualmente se encuentran amenazadas.
“Como biólogos rechazamos el uso del ramo de cualquier especie de palma de cera por el efecto tan nocivo que tiene esta práctica”, enfatizó.
Árbol nacional y símbolo patrio
Javier Parra, subdirector de Recursos Naturales de Cornare, indicó que esta palma se debe valorar “como el árbol emblemático, el ícono de la flora colombiana, como fue exaltado por el Congreso hace muchos años, en 1985”.
Recalcó que esta especie vegetal, a su vez, constituye parte fundamental del hábitat del loro orejiamarillo, “que vive en la palma y se alimenta de sus frutos, lo que constituye una cadena ecosistémica bien importante”.
Pese a que en la celebración del Domingo de ramos se sigue utilizando la palma de cera para elaborar los ramos, afectando la especie, Parra recalcó que “se ha ganado mucho campo porque se han logrado sustituir los ramos de palma de cera con otros ramos de palmas que se reproducen mucho más fácil”.
El subdirector subrayó que en la subregión del Oriente ya se han desarrollado varios cultivos de la llamada palma mil pesos para reemplazar el uso de la palma de cera.