Resulta exótico que las cabezas visibles de la rama legislativa en Colombia hubiesen pretendido desconocer las decisiones de los jueces
La negativa planteada por los presidentes del Senado, Efraín Cepeda Saravia y de la Cámara, Rodrigo Lara Restrepo, de acepar sendos pronunciamientos judiciales sobre el acto legislativo que crea las circunscripciones especiales de paz, es un episodio lamentable y contrario al Estado Social de Derecho que nos rige.
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El Estado Moderno tuvo su aparición entre los siglos XIV y XVI, luego de grandes acontecimientos como el descubrimiento de América, la reforma protestante, el Renacimiento, la aparición de la burguesía y la transformación de las monarquías. Obviamente que el Estado Moderno ha pasado por etapas evolutivas desde el Estado Absoluto, Estado Liberal, Estado Totalitario, Estado de Derecho, Estado Social de Derecho, hasta el que algunos dirían, Estado Neoliberal .
Los estudiosos distinguen el Estado de Derecho por cuatro características: 1- Separación de las ramas u órganos del poder público. 2- Control judicial sobre todas las actividades del Estado. 3- Independencia absoluta de los jueces y 4- Elección popular de una o de dos ramas del poder público, según se trate de un sistema parlamentario en el primer caso o de un sistema presidencial en el segundo.
Olvidaron los doctores Cepeda y Lara que desde hace más de doscientos años algunos estados y hoy casi todos, consagran en sus constituciones el Control judicial sobre todas las actividades estatales y además la independencia absoluta de los jueces. Lógico que también nos rige el principio de legalidad, es decir que toda la actuación de la administración tiene que estar reglada, es decir, consagrada en normas jurídicas.
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Así las cosas, resulta exótico que las cabezas visibles de la rama legislativa en Colombia hubiesen pretendido desconocer las decisiones de los jueces y olvidaron algo más, estas decisiones tienen a su vez el control de sus superiores, que también son jueces unipersonales o colegiados. Debieron pues manifestar sus inconformidades en los estrados judiciales y no en los medios de comunicación, en un acto absolutamente reprochable. Fue un mal ejemplo de las directivas del Congreso de la República. Las decisiones judiciales son para acatarlas y, si fuere pertinente, cuestionarlas ante la misma rama judicial.
Cualquier procedimiento diferente es un desacato intolerable de personas llamadas a respetar este tipo de pronunciamientos. No pueden la soberbia o el poder obnubilar a quienes están llamados a dirigirnos conforme lo disponen la Constitución y la Ley.
Con mi opinión no pretendo insinuar que los jueces no se equivocan. Obvio. Son seres humanos, pero estos, como ya lo afirmé, tienen superiores que pueden revisar esas determinaciones. Mala lección la que nos dieron.
Notícula. A mis lectores les deseo una feliz navidad, que la disfruten con sus familiares y amigos en paz y amor.