Réquiem por los partidos políticos

Autor: Pedro Juan González Carvajal
23 enero de 2018 - 12:07 AM

Solo partidos fuertes soportarán una democracia fuerte, que posibilite el cumplimiento por parte de todos, de los mandatos establecidos por la Constitución Política que esté en vigencia.

Sin partidos políticos no hay democracia. Personalmente adhiero a esta idea, sin dejar de reconocer qué estrictamente hablando, la representación directa es una posibilidad que no aplica para Colombia, por su condición de sociedad inculta entre otros, en los temas y los asuntos políticos.
El concubinato del Frente Nacional acabó con la competencia ideológica y programática y desalentó a los electores que veían el ejercicio de la alternación y la paridad como necesario pero costoso, en términos de desarrollo de las ideas democráticas, acabando de un tajo con la posibilidad de que aún hoy, exista una verdadera oposición que sirva como control político a las acciones del gobierno en ejercicio, dentro de las dinámicas propias de la democracia.
Ahora bien, a las nuevas generaciones, lo que les ha correspondido observar es el estertor de la muerte de los partidos tradicionales, la aparición y desaparición de movimientos caudillistas que tienen vigencia mientras vive el organizador, que no líder, y la fundación de unos remedos de partidos sin ninguna fundamentación ideológica.
Hagamos amigo lector un pequeño ejercicio de carácter académico: Elabore un listado de los mal llamados partidos políticos actuales y coloque al frente de cada uno los 5 principales principios ideológicos que los orientan. ¿El resultado? El desconocimiento palmario de aquellos postulados, por su inexistencia, que no principios que supuestamente les sirven de bases ideológicas para presentarse como opción electoral y de poder.

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¡Qué desaliento! Eso sí, están ávidos todos ellos de recuperar los recursos de las financiaciones de las campañas y la posibilidad de pertenecer a las coaliciones de los distintos gobiernos para poder acceder a cuotas burocráticas y a recursos del gobierno central y subnacional, a través de la intermediación en alguna que otra obra, que usualmente termina en corruptela y eso sí, enmermelados, encremados, enmantequillados o aceitados hasta el tuétano, para coaccionar el apoyo en el legislativo, o mejor dicho, sin rodeos, para chantajear al Ejecutivo para que avancen sus propuestas en el Legislativo. ¿Qué horror! ¡Qué desfachatez! 
Sin partidos políticos organizados, no se generan los cuadros de mando que son necesarios al momento de configurar un Gabinete adecuado en caso de llegar al poder o de responder a la solicitud del gobernante de turno. Los partidos políticos no solo representan intereses legítimos, sino que además deben divulgar sus propuestas y formas de ver el mundo para ir educando a las generaciones de relevo. En el mundo, las juventudes del partido particular, son el insumo básico para garantizar la permanencia de las ideas y de la estructura.

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El contacto con las nuevas realidades, con los avances tecnológicos, y el uso adecuado de los mismos, deben servir de acicate para que los pretendidos partidos puedan sobrevivir. El uso intensivo de la tecnología puede modificar estructuralmente los procesos electorales de todo tipo, haciendo que el ciudadano pueda ejercer sus derechos políticos desde cualquier parte.
Hoy es normal realizar consultas permanentes sobre la aceptación o no de una propuesta o de una obra y el ciudadano simplemente genera una respuesta remota a través de la virtualización del ejercicio electoral o de encuesta.
Ante las evidencias históricas, pareciera ser más útil la existencia de dos o tres partidos políticos fuertes, que una gran cantidad de movimientos o de partidos débiles, que además sepan jugar el juego del gobierno-oposición, donde las reglas de juego estén claras tanto para los ostentadores del poder como para sus opositores, dentro de un espíritu democrático libertario.
Solo partidos fuertes soportarán una democracia fuerte, que posibilite el cumplimiento por parte de todos, de los mandatos establecidos por la Constitución Política que esté en vigencia.
Insistimos en la necesidad y conveniencia de dotar a Medellín de un adecuado Centro de Espectáculos.

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Comentarios:

augusto
augusto
2018-01-23 07:23:07
Define la RAE en 1 de sus 5 definiciones de democcracia "1. f. Forma de gobierno en la que el poder político es ejercido por los ciudadanos" ¿En que país gobiernan los ciudadanos? ¿Porque se quiere seguir a los engañadores? "Nuestro poder será glorioso porque será pujante; porque gobernará y dirigirá y no irá remolcado, por decirlo así, por líderes y oradores de los que a gritos lanzan palabras huecas y carentes de sentido que enfáticamente llaman grandes principios, y que no son otra cosa en realidad sino utopías" (protocolos de los sabios de sión) eso es la palabra democracia.

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