Representación estudiantil, una deuda de décadas en la U. de A.

Autor: Diana Sofía Villa Múnera
26 marzo de 2017 - 08:00 PM

Hace 13 años, los estudiantes de la Universidad de Antioquia no cuentan con un representante en el Consejo Superior Universitario. Sin embargo, por solicitud de una parte del estudiantado, esto podría cambiar en los próximos días.

Medellín

Para atender una petición de la asamblea general de estudiantes, el comité rectoral de la Universidad de Antioquia suspendió la convocatoria a postular candidatos a representante estudiantil ante el Consejo Superior Universitario (CSU), curul vacante desde 2004.

El CSU es el mayor órgano decisorio de la universidad y está reglamentado por la Ley 30, la ley de educación superior. Allí se estipula que el Consejo está compuesto por nueve personas, de la siguiente forma: el Gobernador de Antioquia (o su delegado), un delegado del Ministerio de Educación, además de un representante de la Presidencia de la República, de las directivas académicas, de los profesores, de los egresados, de los exrectores, del sector productivo y de los estudiantes. El rector y el secretario general de la institución también tienen un puesto en el máximo órgano directivo, en el que tienen voz, pero no voto.

En la consulta, queserá realizada el 6 de abril a través de la página web de la universidad, los estudiantes decidirán por mayoría si están de acuerdo o no con tener un asiento en el CSU. Esto, debido a quealgunos de ellos cuestionan la utilidad de esta figura y señalan que legitima decisiones que no comparte el estudiantado.

Actualmente, la Universidad de Antioquia es la única universidad pública del país que no cuenta con representación estudiantil ante el CSU. Este vacío es el que buscan revertir directivas y algunos estudiantes con la convocatoria para elección del representante.

Mauricio Alviar, rector de la Universidad de Antioquia, explicó que el CSU decidió lanzar la convocatoria porque “el Ministerio de Educación llamó la atención porque no hacer la convocatoria podría implicar una sanción, pues se estaría violando la ley. Además, otra motivación importante que fue una carta con un respaldo de 3.000 firmas de estudiantes dirigida al CSU, solicitando la convocatoria. Entonces eso se unió al convencimiento que como rector tengo de la importancia que tiene la representación estudiantil en este órgano”. La convocatoria estuvo abierta durante un mes, pero en este lapso no llegó ninguna postulación.

Para David Hernández, secretario general de la universidad, la falta de candidatos “no es un tema de desinterés, sino que la movilización de algunos colectivos y, en particular, de la asamblea general de estudiantes, estaba orientándose a que no se hiciera la elección, esto llevó a los interesados a estar atentos a las decisiones de la asamblea en pleno, y en esa medida se abstuvieron”. Hernández añadió que sí hubo varios estudiantes interesados, que preguntaron por los requisitos, e incluso llamaron estudiantes desde las regiones.

El rector dela Alma Mater, argumentó que la ausencia de representación estudiantil se debe a que “desafortunadamente ha prevalecido una percepción de desconfianza frente a los órganos de representación de la universidad por parte de los grupos que tradicionalmente han liderado el movimiento estudiantil. Aquí ha estado más arraigado que en otras universidades la desconfianza, por un asunto ideológico de no creer en la institucionalidad”. No obstante Alviar señaló que por estos días ve liderazgos distintos, “hay voces nuevas y eso es muy positivo para la universidad y para el estudiantado”.

El resurgir de la participación

La recolección de firmas que impulsó el lanzamiento de la convocatoria estuvo liderada por la mesa de trabajo Juntos por la UdeA, integrada en su mayoría por estudiantes. Santiago Vélez, coordinador de la mesa y estudiante de Sociología, expuso que “por la dinámica de desgaste que tiene la asamblea en este momento, nos pareció más pertinente ir directamente a los espacios donde están los estudiantes, a las aulas, a las cafeterías, a las jardineras, y pedirles que se expresaran a través de las firmas”.

Vélez agregó que era un gesto simbólico porque cualquier persona podría iniciar una acción jurídica para que convoquen las elecciones, pero querían demostrar que realmente existe la intención de los estudiantes para convocar el proceso y aprovechar la posibilidad de la representación estudiantil.

El estudiante destacó que “el espíritu de nuestra propuesta es que se llenen no sólo esos espacios sino también los comités de carrera y los consejos de facultad; todos los espacios donde hay una silla para un estudiante hay que aprovecharlos”.

En esto coincide Esteban Jaramillo, representante estudiantil de la Facultad de Comunicaciones, quien ocupa un cargo que estuvo vació durante 10 años. Para él “la representación estudiantil existe en el papel, pero se desdibujó porque en la universidad tomaron un carácter asambleísta y contestatario, y la asamblea desde hace mucho tiempo dejó de representar a los 30.000 estudiantes. Son unos cuantos los que se reúnen y siempre son los mismos”.

No obstante, Jaramillo llamó la atención a la administración porque cree que “hay ausencias frente a la norma, es una figura muy gaseosa.Actualmente, el Estatuto General reglamente la representación estudiantil pero no nos da herramientas para actuar. Entonces, yo me siento a veces como una rueda suelta, no tengo un equipo de trabajo, ni lineamentos claros”.

A su vez, la administración planea convocar a elección de representación estudiantil ante el Consejo Académico, después de que se defina la representación ante el CSU, puesto que también está vacío hace casi dos décadas.

“La idea es hacer también convocatoria para el consejo académico en su momento, no quisimos juntar las dos convocatorias como para no atropellar el proceso, entendiendo que es una nueva experiencia para la universidad”, señaló el rector.

Una figura devaluada

Profesores, investigadores, líderes estudiantiles y egresados tienen reparos a la figura de representante estudiantil. Bien sea porque la encuentran inútil, limitada o porque la consideran expuesta a intereses políticos. Desde todos estos sectores hay explicaciones que justifican el vacío en la representación estudiantil

María Rocío Bedoya, representante saliente de los profesores ante el CSU, afirmó que entiende la posición de los estudiantes, pues cree que tanto estudiantes como profesores están en situación de desventaja en este órgano.

“A veces el voto se vuelve simplemente una constancia porque la manera en que se han tejido las relaciones en la universidad y como se practica el poder, hace que muchas veces los votos de los estamentos universitarios sean minoritarios dentro del CSU, porque hay intereses y manejos del poder muy complejos que no obedecen a intereses propiamente académicos. Yo muchas veces sentí que aunque mi voto fuera muy reflexionado, de cara a las necesidades de la universidad y del gremio profesoral perdía en las elecciones porque estamos siempre en desventaja”, señaló la docente.

Para Luis Felipe González Ossa, estudiante de la Maestría en Gestión de Ciencia y Tecnología y participante de la asamblea general de estudiantes, la representación no es viable porque no hay una reglamentación para hacerle veeduría y control al representante que vaya al CSU.

González señaló que “lo primero que debe hacer la universidad es darle a los estudiantes la oportunidad de construir un instrumento de control para que el representante tenga que ceñirse a una norma, que si no la cumple se le pueda derogar. Pero estamos expuestos a la voluntad de los individuos o de intereses políticos. El representante estudiantil debe ser vocero de la asamblea, se tiene que deber a la asamblea, tiene que llevar al CSU las decisiones que se tomen en asambleas o en consultas, si no, no tendría validez alguna”.

Por su parte, John Mario Muñoz, profesor de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas e investigador de los movimientos estudiantiles del país, apuntó que también ha sido determinante “la falta de cohesión del movimiento estudiantil, tanto por la parte más radical de la política de izquierda, como por las organizaciones y los independientes, lo queha generado división interna, que no ha permitido una participación en la representación estudiantil”.

A pesar de las diferencias, los diversos sectores parecen estar de acuerdo en que la participación en los órganos decisorios de la universidad debe ser más amplia, por lo cual piden revaluar este apartado de la Ley 30.

“Es clara la necesidad de reformar la Ley 30, en lo que tiene que ver con la composición de este órgano universitario. Estamos reclamando una democracia más directa porque esta figura tiene muchas limitaciones”, afirmó la exrepresentante profesoral.

El último representante

En 2002, mediante voto de los estudiantes en urnas, fue elegido Wilmar de Jesús Mejía como representante estudiantil ante el CSU. Esto sucedió cuando Alberto Uribe Correa era el rector de la institución. Fue la segunda vez y la última oportunidad en que un estudiante participó en las sesiones del máximo órgano decisorio de la universidad.

Después de que Mejía terminó su periodo, en 2004, se convocó de nuevo a elecciones pero un grupo de disidentes quemó las urnas, lo que no permitió que hicieran el conteo.

Alberto Uribe, exrector de la institución, aseguró que dado ese hito, su administración decidió no volver a convocar por la gravedad de lo que había ocurrido. No obstante, el exrector aseguró que siempre invitó a los estudiantes a participar, pero ellos se abstuvieron.

“La asamblea general estudiantil, que los estudiantes califican como el máximo estamento en la toma de decisiones, reiteradamente aprobó la no participación en el Consejo Superior y en el Consejo Académico”, comentó Uribe.

Según la opinión de Wilmar Mejía “a las directivas universitarias no les convenía que esa figura fuera copada y por lo tanto no generaron los mecanismos para fortalecer el liderazgo”. Asimismo, añadió que “es una figura incómoda, genera alergia es un espacio en el que algunos consideran que es dañina la presencia de un estudiante, entonces no la estimulan”.

A pesar de esto, el exrepresentante estudiantil resaltó que “aún siendo minoría en el CSU, sí se pueden revertir decisiones a través de los argumentos. El estudiante tiene un papel importante y desde allí se logran impulsar iniciativas en beneficio de los estudiantes,además se hace veeduría y se baja la información para que se discuta”.

¿Cómo funciona la participación estudiantil en la universidad?

En la Universidad de Antioquia hay dos órganos en los cuales los estudiantes tienen un cupo. Estos son el CSU y el Consejo Académico, este último compuesto por los decanos y directores de todas las facultades, escuelas e institutos.

La elección del represente estudiantil ante el CSU está reglamentada por la Ley 30 de 1994 y se hace de igual forma en todas las universidades públicas del país. A este se puede postular cualquier estudiante, el cual debe presentar su hoja de vida, su propuesta de representación y más de 100 firmas de estudiantes que avalen la postulación. Después de tener las postulaciones se convoca a votación en la cual pueden participar cualquier estudiante de pregrado o posgrado de la respectiva universidad.

Por su parte, el represente ante el Consejo Académico es elegido únicamente entre los representantes estudiantiles de cada facultad, instituto o escuela. Es decir, en el caso de la Universidad de Antioquia, se elegiría entre 15 representantes estudiantiles a consejos de unidades académicas que hay actualmente.

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