A través de su agencia de noticias Amaq, el estado Islámico reivindicó el más reciente ataque en Pakistán.
25 personas murieron y una treintena resultaron heridas por la explosión de una bomba este viernes al paso del convoy en que se desplazaba el vicepresidente del Senado paquistaní, Abdul Ghafoor Haideri, en la ciudad de Mastung, en el oeste de Pakistán.
"Hay 25 muertos y 30 heridos", indicó el jefe de la Policía en Mastung, Safar Khan, que explicó que cuatro de los heridos en el ataque han fallecido en el hospital donde habían sido trasladados. El parlamentario, precisó, ha sufrido heridas "menores". El político envió un mensaje diciendo que se encuentra bien, de acuerdo con medios locales: "Estoy bien (y) entristecido por las muertes", señaló.
Khan dijo que "aparentemente fue un ataque suicida" aunque los artificieros están revisando la naturaleza de la explosión para determinar si pudo ser un artefacto explosivo colocado en la carretera. El ataque se produjo cuando el político se dirigía a una mezquita de Mastung, ciudad cercana a la conflictiva localidad de Quetta, para participar en el rezo del viernes. Otra fuente policial local indicó que el hospital principal del distrito de Mastung se ha declarado en emergencia para atender a las víctimas del atentado.
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El grupo terrorista Estado Islámico (EI) reivindicó a través de la agencia de noticias Amaq el atentado contra el vicepresidente del Senado paquistaní y detalló que fue llevado a cabo por un "mártir" que portaba un chaleco explosivo.
Por su parte, el primer ministro paquistaní, Nawaz Sharif, condenó en un comunicado el atentado contra Haideri y expresó su "dolor profundo" por las víctimas mortales. Pakistán es escenario habitual de ataques de grupos extremistas contra minorías religiosas o representantes del estado, desde políticos a miembros del poder judicial.
El último de ellos se produjo a finales de abril cuando diez miembros de la comunidad chií murieron y 13 resultaron heridas en un atentado con bomba en el noroeste del país. Islamabad lanzó un nuevo operativo militar en todo el país contra la insurgencia, bautizada como operación Radd-ul-Fasaad ("Eliminación de la discordia") tras una cadena de atentados que el pasado febrero causaron alrededor de 130 muertos.
La ofensiva es una continuación de la operación Zarb-e-Azb, que se puso en marcha en las zonas tribales en junio de 2014 y con la que el Ejército asegura haber abatido a 3.500 insurgentes, una cifra no comprobada independientemente.