Lo que se preveía durante la semana terminó por confirmarse por boca del mismo entrenador. La era de Reinaldo Rueda llegó a su fin en Nacional. "Yo pienso que Nacional necesita oxigenación. Se cumplió un ciclo", dijo el vallecaucano en medio de lágrimas mientras todo el estadio celebraba un nuevo título obra y gracia del líder del equipo y que llevó a la insitución a otro nivel desde el mismo instante en que asumió como entrenador por allá en mayo de 2015.

Su estela de éxitos llegó muy pronto, solo llevaba seis meses como entrenador Verdolaga cuando se coronó campeón del Torneo Finalización en 2015 superando a Junior en la final y coronando un semestre lleno de buen fútbol, que sembró las raíces para el objetivo supremo y que el mismo técnico se puso como meta y nunca lo escondió: el título de la Copa Libertadores.

A comienzos de ese 2016 histórico Nacional coronó la Superliga superando ampliamente al Deportivo Cali y a partir de ahí, partido a partido, el equipo fue allanando un camino lleno de fútbol y méritos rumbo al santo grial: la Copa Libertadores.

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Fue un torneo emotivo, difícil y tremendamente alegre. el 27 de julio de 2016 llegó el día señalado que la hinchada había esperado durante 27 años. De la mano de Reinaldo Rueda Nacional por fin retornó la gloria continental. 

El título en Copa le dio el tiquete al equipo para viajar a Japón a seguir soñando no sin antes quedarse con la Copa Colombia de forma soberbia e inobjetable. Y aunque el resultado final no fue el esperado Rueda siempre mantuvo la cabeza en alto y la moral de un equipo altamente profesional que siempre lo dio todo y fue honesto y digno con la institución, con los objetivos internos y con la hinchada.

Fracturado por partida de jugadores claves Reinaldo nunca buscó excusas y aunque sin el brillo y el fútbol del año anterior, el vallecaucano aún en la distancia por su operación de cadera y posterior recuperación, volvió a trabajar pacientemente al equipo que tropezó en una Copa Libertadores decepcionante pero en el fútbol colombiano siguió dando cátedra de jerarquía y planificación y manejo de grupo. Además sumó la Recopa Sudamericana goleando a Chapecoense y entregando al club un título que nunca había ganado.

Al final, con el desgaste, el cansancio y manejando como un hombre íntegro y ejemplar algunas situaciones internas que desestabilizaron a toda la institución, Reinaldo tomó las banderas como líder de hombres y condujo al equipo hasta una nueva final donde superó todas las dificultades, del rival y las propias, para imponerse merecidamente y dejar a Nacional en lo más alto.

Seis títulos, igualando a Juan Carlos Osorio, pero lo que hizo Rueda en Colombia y sobre todo en el continente lo convierten en el técnico más grande. No fue solo por los logros, sino porque siempre defendió la esencia de la institución: buen fútbol, nobleza deportiva y sobre todo un actuar honorable que caló profudanmente en sus dirigidos y en la hinchada, que lo encumbrará por siempre en lo más alto. Es un hasta luego, un hasta luego sublime como lo hacen los grandes. Como lo hizo el primer hombre que desde la raya condujo a Nacional a otro nivel: Oswaldo Zubeldía. Ahora, siguiendo el camino y llevando el equipo por parajes hermosos y nuevos, Reinaldo Rueda con orgullo puede decir que dejó a Nacional en lo más alto antes de marcharse.