Hoy el gobierno está pagando lo que no aportó y lo que mal manejó por décadas.
El Gobierno se queja porque el pago de pensiones se le lleva unos $40 billones al año. Es mucho, pero… antes de tragarnos así no más ese dato hay que revisar lo que hay detrás de esa cifra global.
Primero fue el Icss (Instituto Colombiano de Seguro Social) el encargado de manejar los dineros de pensiones y los aportes a salud. Luego se llamó simplemente ISS, al que todos nos referíamos como “el seguro”. Posteriormente a esa entidad la dividieron en dos: Colpensiones para lo de pensiones y la Nueva EPS para salud. De otro lado, a mediados de los años 90 nacieron los Fondos Privados de Pensiones, con un sistema diferente que se presentó como alternativa al llamado régimen de prima media.
El fundamento es que el empleado, en el régimen manejado por el Estado, aporta obligatoriamente un determinado porcentaje de su salario para su pensión, dinero que se le retiene por parte del empleador cuando le cancela nómina. El empleador aporta una cifra igual a la puesta por el empleado para su pensión y el gobierno pone también otra suma idéntica. ¿Qué pasó? Pues que los empleados aportan lo suyo y ese dinero se suma a lo que pone el empleador y todo se le entregaba al Icss o al ISS, pero, por su parte, el gobierno se hizo el loco y no aportó todo lo que le correspondía, aparte de que lo recibido lo manejó alegremente y sin mayor cuidado, pese a que, por épocas, el Icss o el ISS tuvieron buenas administraciones, pero el resultado fue que la salud se tragó los fondos y cuando hubo que responder por las pensiones de millones de colombianos se encontraron con que no había suficiente dinero. Es decir, el gobierno ni puso todo lo que le tocaba ni administró con cuidado lo ingresado del lado de los otros aportantes: empleadores y empleados. Hubo otros “manejos” pero me extendería demasiado en concluir lo mismo: la plata de quienes hoy aportan a pensiones (régimen de prima media) no alcanza para pagar las mesadas a los que se han pensionado.
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En esos $40 billones que ponen a lamentar al gobierno también están las jubilaciones, exageradamente altas, de congresistas y de magistrados de las Cortes. Vaya pregunte cuánto aportan ellos al plan de jubilación. Luego, tampoco hay para responder por esas jubilaciones.
Adicionalmente, hay empresas del Estado que tienen regímenes de pensiones muy laxos. Recuerdo el caso de Adpostal, en donde el trabajador se jubila a los 55 años de edad, no importando el tiempo, las semanas, cotizadas. Entonces, por esa carga también hay que responder y ella forma parte del quejido por los $40 billones. Añadir a lo anterior que forman parte de los 40 billones las jubilaciones de los maestros que tienen su régimen especial, así que para poderles reconocer sus mesadas hay que poner del dinero que llega a las arcas de la Nación de parte de los contribuyentes.
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En fin, por brevedad, suspendo el desglose de la cifra que pone a chillar al gobierno. A la larga lo que ha pasado es que la desidia del Estado en manejar los recursos recaudados para planes de pensiones fue tal que hoy tiene que responder económicamente por obligaciones derivadas del pago de derechos adquiridos.
Que esto hay que cambiarlo, sí. Por tanto, entramos en la reforma que el próximo gobierno tendrá que hacer inaplazablemente a todo el sistema, pues el de los Fondos Privados tiene aristas como ésta: pensionarse hoy con un salario mínimo mensual implica tener ahorrados en alguno de tales Fondos algo así como $180 millones. ¿Quién? ¿Cómo? ¿De dónde?
Un nuevo sistema podría ser una mezcla entre lo que rige en Colpensiones y lo que son los Fondos Privados. Hay ejemplos que podrían analizarse e imitarse y que marchan bien, como el sistema de pensiones de los italianos, pero sobre este asunto habrá mucho más para revisar antes de presentar al Congreso un proyecto estructurado y viable financieramente. Mientras tanto, que el gobierno no eche en cara esos $40 billones porque, simplemente, hoy está pagando lo que no aportó y lo que mal manejó por décadas.