Desde hace mucho, esta columna está llena de esos clamores que ahora descubren los investigadores del BID.
Es titular de El Espectador (31.VIII.2017), atribuido a afirmaciones de investigadores educativos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Continúa el diario: “América Latina destina, en promedio, casi el mismo porcentaje de su PIB a educación y capacitación técnica que naciones más desarrolladas. Sin embargo, sus estudiantes poseen más de un año de retraso respecto de lo esperable para el nivel de desarrollo económico de la región. Solamente el 30% de los niños en tercer y cuarto grado alcanzan el criterio mínimo de competencias matemáticas, en tanto lo logra el 66% en naciones con similar nivel de desarrollo, y el 93% en países desarrollados”.
Entre nosotros, la historia de la Mala Educación parte desde mucho antes de 1999. Así se ha mantenido, con el correspondiente blablá de cada presidente de turno y el de sus ministros de educación. Pero, por espacio, demarquemos el 99’ como el inicio:
1999.- La Resolución 0102 de Secretaría de Educación (Seduca) fijaba como máximo de docentes-institución, al resultado de multiplicar el número de grupos de un plantel educativo por el factor numérico 1,65. O, sea cada colegio debía tener 1,65 docentes-grupo. El número mínimo de estudiantes-grupo lo fijó en 45. Nunca se nos explicaron las razones pedagógicas de esta cifra y, hasta mi salida del servicio activo, jamás logré conocerlo, aunque reiteradamente lo pregunté. Secretos del FMI. Sabía que lo realizado por Seduca de Antioquia era prueba “piloto” para el resto del país.
2000.- El infalible factor (1,65) debió haber fallado, ya que según Resolución 887, la misma Seduca lo modificó: Si el establecimiento era de jornada única, el factor seguiría siendo el inefable 1,65; pero si tenía dos jornadas, debía rebajarse a 1,5. Como es lógico, con esto mermaría el producto de la misteriosa multiplicación, o sea se reduciría más el número de docentes-plantel a contratar que, seguramente, era lo que buscaba el FMI. Así se siguió aplicando por algún tiempo más, aun cuando ya la educación la tomó el municipio de Medellín, o sea, cuando pasó a ser administrada por la Secretaría de Educación Municipal (Edúcame). Luego hubo otra reducción más de docentes: 1,36, como factor. O sea, aún menos profesores para cada institución. Para educación media técnica (#estudiantes-aula taller) 1,7 docentes-grupo. En mi caso particular, siempre atendí cursos de 45 estudiantes. Varias veces, hasta de 50. Varios compañeros, con más.
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La mineducación Cecilia Vélez (gobierno Uribe) craneó y ejecutó la ley por la que cada docente debe atender 22 horas clase-semana, además de fijársele otras funciones. Así marcha hasta hoy. Es decir, si la asignatura es de 5 horas-semana (la máxima, que sólo se da en uno que otro caso), el docente tendrá 4 grupos: 4x5=20) y las dos “faltantes” se la “cuadran” con dos de 1 hora-semana, para un total de 22 (los estudiantes las llaman “costuras”). Sea o no especialista en ellas, hay que “cuadrarle el tiempo” al profe. Pero este docente se puede considerar afortunado: sólo deberá atender a 270 estudiantes- semana (o sea, mínimo 180 estudiantes-día). Si su especialidad tiene 3 clases-semana (Ciencias Naturales, Ciencias Sociales, Filosofía, etc.), deberá atender 8 grupos: siete de su especialidad y una, diferente a su especialidad (“que se la cuadramos”) para las 22 hora-semana legales, o sea, 360 estudiantes/semana. Atenderá 360 estudiantes-semana. Educación Física (2 horas-semana) 11 grupos de 45, o sea, 495 estudiantes-semana. Y así con las otras áreas, según la intensidad semanal. Los administradores de cada institución tienen plantillas que replican cada año.
“Los investigadores del BID concluyeron que reducir la cantidad de alumnos por clase de 25 a 20 puede aumentar el aprendizaje anual en 15 por ciento y extender la jornada escolar de 4 a 7 horas puede hacerlo en un 10 por ciento” (ibíd.). Desde hace mucho, esta columna está llena de esos clamores que ahora descubren los investigadores del BID.
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Nota cultural.- Simposio nacional e internacional de Historia. Pasto, 13-14-15 de septiembre. Informes, tels. 7234538, 300-6200746 y 312-7287990. Organizan: Academia Nariñense de Historia y Dirección Dptal. de Cultura.
“Palabras al viento”