Con el dolor y el llanto de un hombre que tiene que renunciar al objetivo por el que trabajó durante todo un año, el piloto antioqueño Nicolás Robledo tuvo que informar que no iba a poder participar en el Rally Dakar 2017 por una lesión que ni siquiera tenía que ver con los rigores de la competencia a motor. “Fue muy fortuito. Tuve una lesión muy fuerte en la rodilla jugando fútbol y por más que quise, los tiempos y la rodilla no me alcanzaron. Me perdí el Dakar y fue muy doloroso”, recuerda Nicolás, quien ese día, a un mes de la competencia, y en el evento de despedida de los otros pilotos colombianos presentes en la versión anterior, vio esfumarse un sueño. Pero Robledo no renunció.

Hoy está a una semana de iniciar su segundo Rally Dakar y justo un año después de su operación de rodilla, Nicolás no sólo se plantea la ambiciosa meta de terminar la despiadada carrera sino busca una figuración que resulte histórica para Colombia. “Mi meta es terminar. Ese es el deseo no sólo de los pilotos colombianos sino de cientos de competidores de todo el mundo. Porque la exigencia es indescriptible y correr hasta el último día es un triunfo contra todas las adversidades posibles. Pero también confío en hacer un buen papel; mi preparación fue muy buena, me siento bien física y mentalmente y confío en mi cuatrimoto”, señala el piloto antioqueño.

También llevando la bandera colombiana y a bordo de otra cuatrimoto estará el bogotano Christian Cajicá, pionero en el país en participaciones en cuatrimotos en el Dakar, y un hombre que incansablemente ha trabajado para insertar a Colombia en la carrera, tanto así que este año su equipo será cien por ciento nacional.

Cajicá apuesta también por una revancha en la edición 40 del Dakar, luego de tener que abandonar en las dos ediciones anteriores. Pero sobre todo, para el piloto bogotano es otra oportunidad de disfrutar de esa pasión por la cual nunca ha esperado más recompensas que la satisfacción de vivir la experiencia. “Esta edición que celebra los 40 años de la carrera es también un homenaje a los paisajes icónicos del Dakar; esos desiertos interminables y poderosos con esas dunas altísimas.  Eso es lo que viviremos en el desierto del Perú. También el recorrido en Bolivia con su altura y el calor en Argentina. Serán etapas muy tremendas. Es una carrera que se disfruta y sufre por igual. Pero ya estar ahí es un logro y reconocimiento al trabajo de todo un año previo”, cuenta Cajicá.

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Y es que cuando Christian habla de que el sólo hecho de llegar allá es un triunfo, lo dice sin exagerar, porque si bien es cierto que el Rally Dakar mueve millones de dólares comparables incluso con la Fórmula Uno, para los pilotos colombianos que buscan un espacio en la mítica carrera el  esfuerzo de las etapas es el final de un camino agotador de todo un año en busca de recursos. “Nosotros por ejemplo vamos con dos motores, si los dos se dañan le digo adiós a la competencia. Pero son los recursos que tenemos. Otros pilotos y equipos tienen hasta cuatro, cinco o más motores, eso les permite arriesgar más en la carrera. Pero bueno, con la dificultad para conseguir recursos que casi siempre implica poner de nuestro propio bolsillo es un orgullo competir con garra y pasión”, cuenta el bogotano, quien recibirá este fin de año en Lima cobijado por la ansiedad de la víspera de la carrera en la cual no sólo se juega sus metas deportivas sino hasta su propia vida. “Allá recibiremos el comienzo de un nuevo año y esperando que al regreso a Colombia llevemos la satisfacción de terminar la carrera, hacer un buen papel y llegar bien a casa, porque también te juegas la vida. El año pasado cuando abandoné por una caída, al momento en que llegaron por mí estaba ya deshidratado, porque estaba a 47 grados de temperatura y con una sensación térmica por el traje de 52 grados. No tenía líquido y ya estaba inconsciente. Son riesgos que se asumen”, confiesa Cajicá.

Nicolás y Christian estarán acompañados de Santiago Bernal, quien correrá en la categoría motos.

Serán en total 515 pilotos en cinco categorías los que saldrán de Lima, Perú, el 6 de enero con el objetivo de llegar a Córdoba, Argentina, en 20 del mismo mes. 
Después de las críticas que recibió el trazado el año pasado, la edición 40 del Rally es una vuelta a las raíces, un homenaje a esos paisajes que inevitablemente se vienen a la mente cuando se habla del Dakar, una carrera que desde 1977 ha cobrado la vida de 24 pilotos pero que como dicen todos quienes han tenido la oportunidad de correrla, es un sueño para atreverse a vivirlo y también sobrevivirlo.