Prosumo, logística y TIC

Autor: Pedro Juan González Carvajal
23 mayo de 2017 - 12:03 AM

Gracias a las TIC pueden participar e intervenir en la producción de los productos que requieren.

Como una exhalación, pasan en tropel los desarrollos tecnológicos que atropellan y bombardean nuestra vida en la búsqueda incesante de nuestra comodidad y de satisfacer nuestras necesidades de la manera más amable, sencilla y fácil posible.

En La tercera ola, Alvin Toffler resumía la historia de la humanidad en tres grandes épocas: La primera ola, asociada al mundo pre-agrícola y agrícola, donde los humanos recogían o producían cosas para satisfacer sus propias necesidades. La segunda ola, asociada a la era industrial donde unos humanos producen y otros consumen, y la tercera ola, la del prosumo, donde los humanos, gracias a la tecnología de la información y las telecomunicaciones, pueden participar e intervenir en la producción de los productos que requieren.

Lea también: Megatendencias

Desde la época de Alejandro Magno, gracias a la disposición y composición de sus ejércitos conquistadores, se habla de lo que hoy reconocemos como logística, es decir, el “tubo” por donde tienen que pasar los productos para llegar desde un punto de origen a su destino. 

Hoy por hoy el desarrollo tecnológico de la computación, el hardware, el software y las telecomunicaciones, aunados a la industria aeroespacial y sus aportes satelitales, nos permiten integrar al mundo como un ente en sí, permanentemente intercomunicado, donde la noción tradicional de día y de noche se traslapa y donde nace una nueva realidad empresarial alrededor del orgware.

En el escenario cotidiano de las transacciones comerciales, lo que se evidencia hoy por hoy es una hibridación, una íntima relación entre la logística, el modelo de comercio, la computación y las telecomunicaciones, dando como resultado un nuevo tipo de modelo comercial, donde quien compra quiere comodidad, variedad de productos, poco desplazamiento, entrega de sus compras en casa, todo esto con seguridad, eficiencia, oportunidad, facilidad de pago y costos razonables.

Lea además: Servicio al cliente 


¿Cómo se logra esto? Con modelos comerciales que se respaldan en la nueva cultura tecnológica, donde el tiempo real aproxima el registro y la actualización de los datos que soportan las transacciones, donde la movilidad erradica las restricciones de distancia y medios de contacto para realizar las transacciones,  donde las transacciones de todo tipo se dan en línea, donde los pagos electrónicos ya se han masificado y se  garantiza la seguridad de la transacción financiera  y donde existe una capacidad, por parte del vendedor, de generar una estructura de back end (de detrás del mostrador), que permita, a través de las telecomunicaciones, integrar al comprador con el almacén, con la bodega, con el despacho, con las entidades bancarias y con el transporte, todo absolutamente coordinado y transparente para quien hace la compra desde su dispositivo fijo o móvil.

Modelos como AMAZONGO, donde el cliente entra a un centro de comercio absolutamente automatizado, sin vendedores y sin cajas registradoras, donde toma lo que requiere y sale “sin pagar”, ya que al momento de entrada fue identificado; los sensores captan lo que toma de las estanterías, le van haciendo liquidación parcial, pudiendo hacer devoluciones, las cuales hacen recalcular la factura y sale como si nada, ya que automáticamente se le carga el total del valor de la compra a su cuenta bancaria, previamente asociada, se impondrán necesariamente, poniendo contra la pared, a las cadenas de grandes superficies actuales.

O modelos qué a través de la inteligencia artificial, perfilan al cliente de acuerdo con sus hábitos de compra, frecuencia, referencias, cantidades, estableciendo ciclos de compra, que permiten, previa autorización, que la mercancía le sea despachada automáticamente a la dirección predeterminada y cargada a su cuenta bancaria.

El futuro ya llegó: el “INTERNET DE LAS COSAS” hará que muchas de las costumbres que nos han parecido obviamente razonables, sean desplazadas de un todo y por todo. El cambio no viene solo desde afuera. El cambio viene desde adentro, de la capacidad de aceptación y adaptación a los cambios.

Mientras tanto, seguimos insistiendo en la necesidad de dotar a Medellín de un adecuado Centro de Espectáculos.
 

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