Este domingo se conocerá el nombre del nuevo presidente de Ecuador. Los ciudadanos notificarán, mediante su voto, si quieren seguir con el oficialismo de Lenín Moreno (Alianza País) o tomar una nueva dirección con Guillermo Lasso (Creo-Suma). El período entre dos vueltas habría podido ser clásico, con campañas y debates televisivos en los cuales ambos candidatos habrían expuesto sus propuestas y confrontado sus opiniones. Sin embargo, los ecuatorianos tuvieron la sorpresa de ver que se canceló el encuentro previsto para el 26 de marzo. Además, tanto los propios Lasso y Moreno, como diferentes instituciones, denunciaron acciones antidemocráticas. 

¿Encuestas trucadas?
La agencia Centro de Estudios y Datos (Cedatos) publicó encuestas de opinión para medir la popularidad de los candidatos desde el principio de las campañas. En este momento, ese sondeo es objeto de una denuncia por parte de la vicepresidenta de la Asamblea Nacional de Ecuador, Rosana Alvarado, quien presentó su queja ante la Fiscalía General del Estado (FGE) por supuesta manipulación de encuestas para favorecer al candidato de oposición. Estas acusaciones estarían alimentadas por documentos filtrados por un empleado de esa empresa. El portal Dato Certero publicó documentos y un video donde el presunto delator, cuya identidad no fue revelada de momento, muestra una serie de documentos incriminando a Cedatos. La empresa replicó que eran “fraudulentos, forjados y mal intencionados los diversos documentos físicos y digitales que se muestran en el indicado vídeo”, con el que se cometió “una infracción de carácter penal que está siendo investigada por las autoridades competentes”. Además, presentó una denuncia ante la Fiscalía por “la vulneración de sus sistemas de información, invasión a sus correos electrónicos, violación de correspondencia y documentos privados, violación de las normas de sigilio bancario y uso indebido y malicioso de documentos con el objeto de mancillar su honra y prestigio institucional”. El debate sobre los resultados y las encuestas se originó ya en la primera vuelta, en la cual “se demoraron casi una semana en confirmar los resultados, lo que es un ataque a la credibilidad de las instituciones ecuatorianas que abrió la puerta a una cantidad de especulaciones” detalló Juan Camilo Velandia, analista internacional de la Universidad de la Sabana. 

Campaña sucia
“Por un lado, ésta es la primera campaña que yo recuerde en que hay tanta centralidad en las redes sociales. Hasta las campañas de 2013 eran más tradicionales. El hecho de que prime la comunicación política en las redes sociales, hace que cada uno se permita decir lo que sea”, subrayó Franklin Ramírez, politólogo de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso) de Ecuador. En las calles han estado circulando buses con anuncios desacreditando tanto a Lasso como a Moreno. “Si votas por Lenín, votas por la coima”, “El banquero Lasso eliminará subsidio al gas y combustible” o “No votes por la delincuencia”, fueron algunas de las afirmaciones que se pudieron ver en los vehículos de transporte público. La condena del Consejo Nacional Electoral de Ecuador no tardó: el “CNE no autoriza esta ‘publicidad electoral’ y rechaza su difusión, la unidad de fiscalización está monitoreando y retirando las mismas”, escribió el presidente de la institución, Juan Pablo Pozo, en su cuenta de Twitter. Estas campañas invitaron a los ciudadanos a compartir el hashtag #lenindelincuente o a informarse en los sitios web esteeslasso.com y conellassoalcuello.com, que revelan acusaciones contra Lasso por supuestamente ser una de las causas del Feriado Bancario de 1999, momento en que Ecuador vivió una profunda crisis económica. El presidente saliente, Rafael Correa, mostró acuerdo con esas denuncias contra Lasso en su cuenta Twitter. Muchos recursos fueron movilizados para dañar la imagen de ambos candidatos: sitios web, folletos, videoclips parodiando la canción Shaky Shaky de Daddy Yankee y publicidades, son algunos de los medios de comunicación usados. Este fenómeno es revelador de una tendencia en estas elecciones: la falta de convicción en los candidatos y la indecisión de la población, de acuerdo con Velandia y Ramírez. No obstante, el analista de la Flacso alerta sobre el hecho de que esta situación no es nueva: “la confrontación política, al menos desde 2014, ha tenido un tono violento sin precedentes. La hostilidad entre los dos candidatos, que no se inauguró en la campaña, también se ratificó ahora con una guerra sin límites éticos.”

Ausencia de debate
Guillermo Lasso y Lenín Moreno tenían que confrontar sus opiniones en un debate televisivo organizado por la Red de Maestros y Maestras por la Revolución Educativa (Rmmre). Sin embargo, la charla del domingo 26 de marzo quedó cancelada oficialmente porque el líder alternativo se rehusó a cumplir con todos los requisitos de la Red. Por consiguiente, ésta publicó un comunicado en el que “lamenta que el candidato Guillermo Lasso no haya aceptado los requisitos que hemos establecido para la participación en el diálogo presidencial Ecuador 2017 y, que con su lenguaje esté incitando a la violencia social e irrespete la institucionalidad de nuestra organización”. Los requisitos necesarios a la difusión del debate eran los siguientes: declarar bajo juramento que no intervinieron en actos de corrupción y declarar ante notario que no se beneficiaron de decisiones que hayan tomado referentes a “la salida de su patrimonio a paraísos fiscales y en compañías ‘offshore’” durante la crisis financiera de 1999 y en los casos de Petroecuador y Odebrecht. No obstante, el analista de la Universidad de la Sabana matizó la situación: “Moreno, sobre todo, no tiene la suficiente dicción, no tiene suficiente bagaje político para enfrentarse en un debate uno a uno con un candidato de la oposición, porque sabe que es un punto débil y de pronto la comunicación de gobierno dice que es preferible que los critiquen por no hacer un debate pero que la gente mantenga un perfil de Moreno de una persona fuerte”. La ausencia de debate tampoco es de alta gravedad para Ramírez, quien explicó que “afectan a ciertos círculos de clase media que ya están informados de política. El hecho que haya o no debate no modifica las expectativas”.
Creada en 2015, la Red se presentó como un contrapeso a la Unión Nacional de Educadores (UNE). Estos dos sindicatos carecen de neutralidad política: la UNE siendo abiertamente anticorreísta y la Red siendo oficialista. Además, las críticas hacia la Red fueron alimentadas por la disolución de la UNE en 2016 por el Ministerio de Educación.