Nadie se comprometerá a que en Colombia haya respeto absoluto por la vida.
Como es ya tradicional en nuestro pueblo, estamos ad portas de iniciar el mayor espectáculo de entretención y de distracción nacional, que ocurre cada dos años, pero que esta vez corresponde al tema de las campañas electorales Presidenciales y de Congreso. ¡Qué pereza!
Otra vez a oír las mismas babosadas de los insípidos candidatos que nos llenarán de lugares comunes y de mal llamadas propuestas, cuando se refieran a que la educación es muy importante, sin tener claro ni un objetivo para el proceso educativo, ni un modelo pedagógico adecuado; que habrá cobertura universal en salud, soportado en un sistema inviable e insostenible, que hoy está quebrado; que habrá una lucha frontal contra la corrupción y se anunciarán originalísimas propuestas para que cada campaña tenga una comisión de ética. ¡Jua Jua Jua! Qué la paz sí, que la paz no, que el candidato de Uribe si y no y que el candidato de Santos no y sí y que el candidato de izquierda no y no… ¡Qué burla!
Eso sí, nadie se comprometerá a que en Colombia haya respeto absoluto por la vida, que las libertades se protegerán, que la libre expresión será algo natural, que ningún niño colombiano morirá de hambre, que sabremos explotar los recursos naturales de manera sostenible, que tendremos soberanía energética y alimentaria, que se contratará una asesoría para refundar el sistema judicial en Colombia, así como el sistema de salud; que se solucionará el problema del hacinamiento carcelario; que las obras públicas en construcción no se detendrán si aparecen dificultades jurídicas en el camino; que la corrupción será erradicada; que antes de 20 años se desmontarán todos los subsidios vigentes en la actualidad y se generarán las oportunidades necesarias para que la gente no tenga que recurrir a ellos; que por fin llegó la hora de reivindicar al Chocó; que San Andrés y Providencia y sus raizales por fin serán considerados como colombianos y se les cumplirán todas las promesas permanente y consuetudinariamente incumplidas por todos los presidentes de Bolívar para acá. En resumen, que se hará cumplir la Constitución Política vigente, ni más, ni menos y que cualquier tipo de acción se hará en pro de los intereses de Colombia y ninguno en su contra.
Volverán a aparecer agachados y avalados por partidos débiles y oportunistas, los mismos politiqueros de turno, la mayoría sub júdice, aportadores de votos amarrados en medio de la miseria y la falta de educación, y de manera inescrupulosa, ante la mirada complaciente de los órganos de control, serán elegidos de nuevo y de nuevo vendrá la farsa de las demandas, de las denuncias, de las rasgadas de vestidura y de nuevo, no pasará nada y los pillos de siempre se sentarán a manteles a tragarse de manera glotona e insaciable los pocos o muchos recursos de la nación, recursos que son de todos y de cada uno de los colombianos.
Eso sí, los colombianos indolentes, después no tendrán el más mínimo derecho a reclamar por los malos resultados que nos habrán de entregar nuestros próceres electos, ya que nos relajamos y nos preparamos para que de nuevo nos sigan violando.
¡Qué falta de cultura política tan monumental! ¡Qué falta de educación tan desbordante! ¡Qué falta de sindéresis la de nuestra mal llamada clase dirigente y qué falta de cojones la de este pueblo sumiso y repetidamente indolente!
Qué lástima que un proceso tan largo, tortuoso y difícil como el sacado adelante con las FARC, hoy esté en entredicho en medio de este sainete electorero. Los malos líderes no tienen el derecho a colocar como objetivos nacionales, a sus estrechos y perniciosos intereses particulares.
¡Cuáles grandes hombres, cuáles líderes, cuáles organizaciones sociales, cuáles partidos políticos, cuáles ciudadanos, cuáles grandes y superiores propósitos, aquí lo que hay es una caterva de malquerientes y saqueadores de nuestra sufrida y malquerida Colombia!
No nos damos cuenta de los peligros que se ciernen sobre el mundo y que de alguna manera tocan a Colombia: Incomodidad planetaria con el nuevo presidente de norteamérica, Venezuela por explotar, la OCDE exigiendo el cumplimiento de sus requerimientos voluntariamente buscados y aceptados por Colombia, Nicaragua con su apetito insaciable, China y Rusia tratando de sacar ventaja en esta coyuntura, el cambio climático que ya no está ubicado en el futuro sino que ya lo estamos sufriendo, entre otros muchos factores que hoy enrarecen el ambiente de nuestro planeta.
En medio de esta borrasca, y como hay que seguir viviendo, insistimos en la necesidad de dotar a Medellín de un adecuado Centro de Espectáculos.