Política de salud mental se basa en datos obsoletos

Autor: Kelly Melissa Álvarez Correa
11 junio de 2017 - 02:00 PM

El último estudio fue realizado en 2011 y 2012 por la Universidad CES y aunque el foco sigue estando en consumo de sustancias, violencia y suicidio, hace falta tener nuevos datos sobre las enfermedades que aquejan a Medellín.

Medellín

La Alcaldía de Medellín anunció el pasado 19 de mayo la asignación de $720 millones cada año para el funcionamiento de la Unidad de Salud Mental, ubicada en el corregimiento San Cristóbal, con capacidad de 18 camas de hospitalización y una proyección para atender 1.000 pacientes al año.


Además, informó que esta unidad de Metrosalud, que funciona desde enero de este año, cuenta con un psiquiatra, cuatro médicos generales con certificación de formación en el control del paciente en salud mental, enfermeras profesionales y auxiliares, y que todo esto “contribuye con sus servicios al fortalecimiento de la Política Pública de Salud Mental de la ciudad”, la cual existe desde  2005 y fue actualizada en 2011. No obstante, el estudio que es insumo para la generación de estrategias encaminadas al abordaje de este tema para Medellín data de 2012, por lo que no se tiene una recopilación más reciente de esta magnitud.

Entérese sobre: $720 millones para la Unidad de Salud Mental de San Cristóbal

Faltan psiquiatras
Una de las cualidades de esta Unidad de Salud Mental es la optimización de recursos, pues los médicos generales ayudarían al psiquiatra de cabecera a aplicar el tratamiento en los pacientes, teniendo en cuenta que hacen falta este tipo de profesionales para suplir la necesidad que existe. 


Al respecto, Leopoldo Giraldo, gerente de Metrosalud explicó que “los médicos generales van soportando, atienden al paciente, le hacen la ronda, lo discute con el psiquiatra, este evalúa al paciente y toma la decisión. Es para que el psiquiatra no se gaste mucho tiempo tomando nota, escribiendo y el otro ayuda para que le rinda más el proceso de atención”.


Por su parte, una académica experta en el tema de salud mental explicó que el papel del médico tratante en primera instancia es fundamental y que comparte que en general en Colombia hacen falta especialistas: “La gran dificultad, incluso en ciudades que son capitales, es que el número de psiquiatras no suele ser suficiente para cubrir la demanda, razón por la cual juegan un papel importante los médicos generales y de atención primaria que suelen ser el contacto inicial con el paciente”, sostuvo Yahira Rossini Guzmán, jefe del área de Salud Mental de la Facultad de Medicina y la Clínica Universidad de La Sabana.


Entre tanto, Yolanda Torres de Galvis, líder del Grupo de Investigación en Salud Mental de la Universidad CES, autora del estudio de 2012, subrayó  que no hay tantos profesionales en la psquiatría y que “el médico general puede tener un papel importante en la aplicación de pruebas diagnósticas o de tamizaje, que  permiten orientar el paciente hacia el especialista para su confirmación. Según el entrenamiento recibido, y con base en  las Guías de Práctica Clínica para el  tratamiento, será establecido su papel en el cuidado de los pacientes, igualmente el psiquiatra  tendrá como su función  confirmar el diagnóstico y establecer el tratamiento”.

 

La carencia del nuevo estudio
El primer Estudio Poblacional de Salud Mental de la capital antioqueña fue realizado entre 2011 y 2012 y desde entonces este ha sido el insumo para plantear el Plan Municipal de Salud Mental de la Secretaría de Salud de Medellín, tanto en el período comprendido entre 2008 y 2015, como el actual, con una diferencia en términos de presupuesto y es que en la actualidad este tema ya no está incluido en el Fondo Medellín Ciudad para la Vida, pues el alcalde Federico Gutiérrez pidió al Concejo la facultad para cambiar la destinación del dinero y allí se encuentran otros proyectos.


Sin embargo, la forma como abordó la salud mental la Administración anterior y la actual tienen en común la atención en tres focos principales y correlacionados con enfermedades o trastornos mentales: las violencias, el consumo de sustancias psicoactivas y el suicidio. 


Esto se debe a que “los alcances de la política en salud mental eran cuatro: adicciones a sustancias psicoactivas, prevención de suicidios, enfermedades orgánicas (depresión y estrés) y la convivencia, que contiene las violencias”, detalló Gabriel Jaime Guarín, exsecretario de Salud de Medellín, coordinador de Salud Pública  de la UPB y asesor de la Clínica Bolivariana. 
Centrarse en estos tres temas es importante, puesto que según la Secretaría de Salud, “las violencias, conducta suicida y consumo de sustancias son los temas que más nos preocupan en la ciudad, porque han ido creciendo, necesitamos invertir en ellos y pensar estrategias que vayan más allá del sector salud para poder intervenirlas”, dijo Beatriz Guerrero, referente técnica de dicha dependencia.


Cabe mencionar que en el caso del consumo de sustancias psicoactivas, una consecuencia es que “tiene problemas colaterales, como que genera otros trastornos mentales, está vinculado a la accidentalidad vial, a la violencia intrafamiliar y tiene un impacto en otras situaciones. Debemos priorizarlos, es por lo que generan no solo desde la muerte y la enfermedad sino desde el impacto social”, agregó Guerrero. Además, según la doctora Yolanda Torres, “se deben incluir otros trastornos como la demencia y el estrés postraumático  pero los tres seleccionados son importantes problemas de salud pública”. 


De otro lado, el estudio en el que se basan ambas administraciones fue aplicado en 2011- 2012, a una población civil hasta los 65 años, habitante de las comunas y corregimientos de Medellín, que para ese año significaba 1.779.148 personas, según la descripción demográfica del documento. Para 2017, se proyectaban, según el archivo de Población de Medellín, 2.840.644 personas, de las cuales 1.943.797 habitantes reunirían las condiones para un nuevo estudio. 


Estas cifras son una muestra de que factores como el crecimiento de la población aumenta la necesidad de un nuevo estudio que determine las cifras de enfermedades mentales para encaminar la atención.   


El exsecretario Guarín dijo a EL MUNDO que esta investigación “era el insumo fundamental. Nosotros hicimos actualizaciones, pero parciales, se dieron algunas en 2014, pero nos basamos en ese, este que lo hicimos con el CES y estadísticas del Ministerio (de Salud)”. 

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Por su parte, la asesora de la Secretaría de Salud reconoció que el estudio es necesario y que se encuentra desactualizado, siendo fundamental para la aplicación de la Política Pública de salud mental. “La idea es que se vuelva a realizar a los cinco años. Con el estudio nacional (realizado por el MinSalud) observamos que no es una muestra representativa de la ciudad de Medellín como para decir cómo está la situación de salud mental. Nos tocaría empezar otro estudio de población que permita tener la foto actual de cómo ha cambiado la salud con respecto al 2011”, detalló Guerrero.


Este estudio menciona, entre otros aspectos, en cuanto al género que más es afectado en su salud mental, que “en los distintos niveles socioeconómicos, los numerosos papeles que las mujeres desempeñan en la sociedad las exponen a un mayor riesgo de padecer trastornos mentales y del comportamiento que otros miembros de la comunidad”. Además, añade que “los trastornos mentales y conductuales son frecuentes: más del 25% de la población los padece en algún momento de la vida”. 


De allí la importancia de tener una investigación que se acomode a la realidad actual de los medellinenses, por lo que “debe replicarse el estudio con igual metodología, pues en cinco años es posible que muchos indicadores se hayan modificado, como está ocurriendo en el ámbito mundial. Por ejemplo, los trastornos como la depresión y el suicidio se consideran como un grave problema. Este año, el tema Día Mundial de la Salud se dedicó a llamar la atención sobre la depresión y el suicidio. Su slogan fue: Hablemos de depresión”, sostuvo la doctora Torres.
En aporte a lo anterior, Yahira Rossini, de la Universidad de la Sabana, explicó que “en todas las poblaciones, no sólo en Colombia, los trastornos afectivos, principalmente de tipo depresivo, suelen ser los más frecuentes, también los trastornos de ansiedad, incluso, según las estadísticas, todas las personas estamos expuestas a presentar al menos un episodio de síntomas depresivos en la vida”.

 

Otros factores
Es indudable, como mencionan los expertos citados, que las afecciones mentales generan un impacto social, pero tambiñen ocurre en el sentido contrario: las problemáticas de la sociedad influye en la salud mental de las personas. En primera instancia se encuentra el sistema de salud colombiano como “otra preocupación que tenemos, sobre todo por el problema de las barreras de acceso, de la calidad d la atención y la oportunidad en la entrega de medicamentos. Desde ahí, el trabajo que estamos haciendo es acceso a servicios de salud, vigilar la calidad de los servicios”, sostuvo Beatriz Guerrero.

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En cuanto al tratamiento, las cifras de la Organización Mundial de Salud  revelan que hace falta mayor atención, pues “en los países de ingresos bajos y medios, entre un 76% y un 85% de las personas con trastornos mentales graves no recibe tratamiento; la cifra es alta también en los países de ingresos elevados: entre un 35% y un 50%”.
En segundo lugar se encuentran otros “factores de riesgo para el desarrollo de estas condiciones ademas de los factores biologicos, lo estresores sociales como la violencia, las dificultades económicas o familiares y otras condiciones derivadas de lo anterior, como serían las situaciones  de vulnerabilidad y el desplazamiento”, enfatizó  la psiquiatra Yahira Rossini.


la experta Yolanda Torres explicó que, al indagar en una población como la colombiana, en la que existe el desplazamiento forzado, la pobreza, la violencia, el desarraigo y el abandono familiar, estos “interactúan como factores  asociados  a la aparición y/o aumento de la severidad de los trastornos mentales”.


Desde esta perspectiva y contratrio a lo que se podría creer popularmente , son muchas las situaciones que pueden influir en el desarrollo de alguna enfermedad o trastorno mental, pues según la investigadora y psquiatra del CES, “los determinantes de la salud mental y de los trastornos mentales incluyen no sólo características individuales tales como la capacidad para gestionar nuestros pensamientos, emociones, comportamientos e interacciones con los demás, sino también factores sociales, culturales, económicos, políticos y ambientales, como las políticas nacionales, la protección social, el nivel de vida, las condiciones laborales o los apoyos sociales de la comunidad”.

 

¿Y la depresión?
La depresión es la principal causa de problemas de salud y discapacidad en todo el mundo, generando así la necesidad de poner especial atención a esta afección, según la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
Según las últimas estimaciones de la Organización Mundial de la Salud, más de 300 millones de personas viven con depresión, un incremento de más del 18% entre 2005 y 2015. La falta de apoyo a las personas con trastornos mentales, junto con el miedo al estigma, impiden que muchos accedan al tratamiento que necesitan para vivir vidas saludables y productivas.
Además, existen edades más propensas a tener depresión, puesto que “otra población de riesgo la constituyen los ancianos, quienes por condiciones como la demencia o la discapacidad por el proceso normal de envejecimiento y el abandono de la familia, también suelen tener síntomas psiquiátricos adicionales como alteraciones comportamentales, psicóticas o depresivas”, agregó Rossini.


Además, la doctora Yolanda Torres considera que no debe dejarse de lado la relación de la depresión con el suicidio, uno de los temas que, como se mencionó anteriormente, sigue estando incluido en la política que sirve como guía para abordar la salud mental en la ciudad. Esto debido a que “el suicidio está muy relacionado con la depresión, los dos  son un problema muy grande de salud pública por lo cual deben considerarse como una prioridad”, expuso.

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