Una mujer antioqueña que lo conoce muy bien asegura que este candidato de la “Colombia Humana” es tímido en la cotidianidad, pero que Gustavo Petro se transforma y es otro en las tarimas y pronunciando discursos en plaza pública.
Teresa Muñoz es una socióloga de la izquierda democrática antioqueña, una dirigente en temas sociales que ha intentado por la vía electoral abrirse camino en los escenarios de la política colombiana como la Asamblea Departamental, la Cámara de Representantes y hasta en el Senado de la República.
Aunque ha chocado con la dura realidad que las ideas contestatarias y dialécticas no son muy fáciles por las tradicionales costumbres en las agrestes y montañeras tierras antioqueñas, pese a las fuertes desigualdades de clases sociales, ajusta quince años en su titánica gesta izquierdista.
Y además en esos quince años de luchas democráticas ha logrado adquirir una condición que no tiene nadie en Antioquia y es que posiblemente es la mujer en esta región que más conoce o que más cerca ha estado del hoy candidato presidencial que tiene hablando a medio país y asustado al otro: Gustavo Petro.
Y por eso le formulamos de frente la pregunta obvia sobre cómo es Petro en lo personal, en lo cotidiano, en lo humano parodiando su famoso lema político que siempre termina con la palabra humano, como su actual proyecto electoral de la “Colombia Humana”.
Teresa no lo piensa mucho, aunque advierte que depende del momento y de las circunstancias.
“Llevo en política con Petro unos quince años de mi vida y desde el momento en que comenzamos a trabajar observé que la gente cree que es soberbio, cree que es petulante, engreído, que es hostil e incluso agresivo”.
Pero rápidamente absuelve o corrige esa visión de este candidato al casi exclamar que “Petro es una persona tímida”, lo que ha generado en muchos ciudadanos una falsa e equivocada imagen del aspirante presidencial, que tiene a un importante sector de la izquierda democrática colombiana por primera vez disputándole al establecimiento nada menos que la intocable Presidencia de Colombia, si nos atenemos o se le cree a las estadísticas electorales, que tienen revolcado al país político y nacional, aunque siempre estará presente que la verdadera encuesta es la de las urnas.
Teresa sigue hablando de Petro y dice que a pesar de que su cuerpo es pequeño, genera en la gente una imagen muy diferente a lo que es e incluso a ella le ha tocado defenderlo de la postura que se forman las personas con relación a él.
“Para mí es una persona muy tímida y los tímidos incluso con su cuerpo muestran otro tipo de cosas”.
Por ejemplo, comenta, en Antioquia se utilizan expresiones de cariño o gusta mucho tocar a los demás y decir mi amor o cariño, lo que es muy difícil escuchar en Petro.
Por eso recuerda que cuando comenzaron a trabajar en política lo tenía que empujar para que tocara a la gente, porque como es tímido, su cuerpo no se acercaba a las personas.
Si algo le ha aportado Teresa Muñoz a Petro, precisamente por esa actitud de los antioqueños de gustarle el contacto y la piel, es el de empujarlo para que se conectara con la gente.
“Y creo que lo he logrado porque el Petro de hoy abraza, se ríe y él no lo hacía”, dice Teresa, pero también reconoce que los políticos de izquierda son muy serios y acartonados, lo que considera que es una falla porque en el ejercicio político electoral el contacto es muy importante.
Por eso reitera que siempre en todos esos quince años al lado de Petro en el agite político, le insistió que tocara, que se acercara a la gente, que la mirara.
La plaza pública
Pero Teresa reveló otro aspecto del candidato y es que a pesar de ser tímido hasta en la intimidad o en los pequeños grupos, Gustavo Petro es otro en tarima y pronunciando discursos.
Es así como expresa que en la plaza pública, ante las masas a Petro se le esfuma la timidez y se empodera cuando quiere mandar un mensaje con el cual quiere transformar una realidad en Colombia.
“Petro es otro cuando está en la tarima y ahí sí logra conectarse y generar sensibilidad con la gente como si la estuviera tocando”.
La dificultad con su cuerpo, asegura, lo reemplaza con su voz para causar reacciones en el cuerpo de las personas, como si las estuviera tocando con su voz.
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“Él con su voz hace que la gente llore, grite, vibre. Me han tocado muchos discursos y manifestaciones de plaza pública, como cuando lleno siete veces la Plaza de Bolívar de Bogotá, y vi a la gente sintiendo como si Petro les tocara el alma”.
En concepto de Teresa Muñoz el fenómeno Petro es la fuerza de su voz, con la cual crea esperanza y la capacidad que tiene de tocar el alma de las personas a través del oído, pues físicamente no alcanza a tocarlas, lo que no hace hoy en Colombia un político cualquiera.
Pero Teresa, le preguntamos, ¿por eso es que algunos consideran que él es un peligro para Colombia?
Tampoco lo piensa dos veces e inmediatamente contesta que él es un peligro para un grupo de personas que no quieren compartir lo que tienen, en uno de los países más inequitativos del mundo como es Colombia.
“Pero al mismo tiempo es la esperanza para mucha gente en este país”, puntualiza.
Bogotá
Sin embargo, le decimos, que le llueven críticas por la forma como gobernó a Bogotá.
A Teresa Muñoz parece no inquietarle este reclamo, a lo mejor porque hizo parte del gobierno de la Bogotá Humana y conoce de primera mano cuál fue el objetivo de la gestión adelantada por Prieto como alcalde mayor de la capital colombiana.
Al respecto, señaló con mucha claridad que el programa de gobierno de la Bogotá Humana destinó gran parte del presupuesto para compensar la deuda social con la gente más necesitada de la ciudad, que es una urbe muy diversa.
Con mucho énfasis explicó que si la Secretaria de Educación venía trabajando con un presupuesto de un billón de pesos, cuando Petro llegó lo subió a tres billones, y si para la Secretaría de Integración Social, que le correspondió manejar a Teresa Muñoz, habían 500.000 millones de pesos lo incrementó a un billón de pesos para atender a la primera infancia, a los jóvenes, para los adultos de la tercera edad, para la población discapacitada, para los habitantes de calle, para la población Lgtbi y en general para todos los grupos poblacionales de Bogotá.
Le insistimos que lo acusan de haber quebrado a Bogotá, lo que no acepta, pero admite que pudieron haber cometido errores y el mayor de ellos fue el no haber comunicado todo lo que hicieron en los cuatro años, al no invertir en los grandes medios de información del país y fomentar la prensa alternativa.
Reconoció que también pudieron haber pecado por falta de experiencia en el manejo de lo público, pero tuvieron grandes ideas para transformar a la sociedad bogotana haciendo el bien y haciéndolo bien, pese a la persecución a que fueron sometidos desde los órganos de control, como el procurador Ordóñez, por el hecho de intentar hacer un proceso diferente, basado en la defensa del medio ambiente.
Y Teresa no evadió el pasado de Gustavo Petro por el M-19 y aunque a ella no le tocó esa época, fue firme en explicar que lo que él defendió ayer y lo hace hoy, es más democracia para Colombia.