Esa percepción de un solo ciudadano del común la pueden tener muchos más, no solo en la Bella Villa, sino en cada rincón del país.
En una conversación con un taxista la semana anterior me dejó perplejo su posición frente a lo que pasa en el entorno, frases como: “deben reunir a todos los políticos en un evento y borrarlos a todos”, “es mejor ser malo que bueno, porque a los malos (relacionándose a los “farcianos”) les dan todas las garantías, en el corto trayecto despotricó del aparato judicial colombiano, porque sueltan a los malos que todavía están en los barrios de la ciudad y según él, “están los jueces y fiscales comprados por algunas ONG que prestan los servicios de defensores”
En el caso del alcalde Gutiérrez, avala los operativos realizados por los agentes de tránsito de la ciudad en compañía de miembros de la fuerza pública, sea el ejército o la policía.
Y del gobierno de Juan Manuel Santos solo vituperios fueron lanzados contra el señor Presidente.
Esa percepción de un solo ciudadano del común la pueden tener muchos más, no solo en la Bella Villa, sino en cada rincón del país.
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En la reflexión personal, nos cae como anillo al dedo la frase: “tenemos que ser responsables con el país que le vamos a dejar a nuestros hijos y nietos”, que es lanzada al aire en toda una variedad de escenarios públicos y privados, pero se queda ahí como un canto a la bandera, porque nos quedamos en un dinamismo inercial, sin un vector que apuntale a lo que la gran mayoría de los colombianos claman por el cambio radical en la conducción de la nación, aclaro que no es solo el gobierno “santista”, sino de toda la estructura del Estado.
Pero gracias a la ahondada polarización del país, los nubarrones negros surcan en los aires del optimismo colombiano, que no será menos profunda en lo que resta del este año preelectoral y en el venidero, en donde los tendidos politiqueros estarán llenos de aves de rapiña para “sacarle los ojos” al que “Diga Uribe” o “Santos” o aquel que no esté con ninguno de los dos. Y no es una pelea para “alquilar balcón”, porque lejos estamos de lo expresado por Álvaro Uribe Vélez, cuando fungía como Presidente de los colombianos, en el documento sobre la visión de Colombia a 2019:
“Más allá de las diferencias políticas e ideológicas –consustanciales a una sociedad abierta y democrática, como la nuestra–, los colombianos debemos y podemos ponernos de acuerdo en unas metas fundamentales y en unas políticas para lograrlas (resaltado propio)...”
Dice otro refrán popular: “el pez muere por la boca”
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