Entre 1952 y 1955, el maestro Pedro Nel Gómez concibió para Medellín una gran obra en homenaje al Cacique Nutibara, obra que para el maestro significaba la fusión del hombre indígena con el conquistador
Para la observación de un transeúnte o el espectador del arte no puede pasar desapercibido, lo que está ocurriendo, sin que nadie se dé por enterado, con la escultura del Maestro Pedro Nel Gómez, Cacique Nutibara, ubicada en la Plazuela que lleva ese mismo nombre, al frente mismo del Palacio de la Cultura.
Y decimos que ese transeúnte o el espectador del arte, no necesita ser ni formado ni informado sobre el arte, porque en efecto, el descuido, el abandono y el deterioro en que se encuentra la escultura y la fuente en la que está colocada, son realmente evidentes, pero no solamente evidentes sino que son hasta, para alcanzar el extremo, deplorables e insultantes para aquellos. Nadie se escandaliza de tal situación ni interviene esa realidad, para intentar resolverla.
Comparación que escandaliza
Y de la misma manera, lo será más, mucho más, para un transeúnte sensible y formado estéticamente, y así mismo de un transeúnte turista. Nada más les basta hacer una simple comparación, entre está escultura del Maestro Pedro Nel Gómez y la Plazoleta de esculturas del Maestro Fernando Botero, para sacar sus propias conclusiones.
No se entiende por qué, una escultura del Maestro Gómez no tiene el mismo trato y el mismo cuidado que una cualquiera o todas las esculturas del maestro Botero. Y eso se percibe sin demasiada reflexión ni excesiva observación. Puede que esa diferencia de trato o cuidado no sea propiamente consciente ni intencional, pero si es determinable que se ha excluido o se quiere excluir de ese espacio la escultura del Maestro Gómez.
Todas las obras son mayores
Habría que decir que son tan importantes para el arte de nuestra ciudad, cada una de las propuestas escultóricas que hizo el Maestro Pedro Nel como las que hace el Maestro Botero. Hay que propender por darles el mismo trato y no excluir ni la una ni las otras de la mirada sensible del espectador, del turista o del interesado por el arte.
La visión, la vida de la ciudad, pero básicamente de la Plazoleta de Esculturas, queda pues, disminuida y pobremente presentable, cuando se pone en evidencia este hecho al transeúnte o espectador del arte. La ciudad es la ciudad del arte y no de un solo artista por importante que sea y en consecuencia todos deben caber en ella, para así dimensionarse en el contexto mundial de ciudad cultural y amante de las artes.
Ya que acaba de concluir el Art Medellín (Arte/Experiencia/Circulación.2017, sería bueno que los coordinadores del mismo y los amantes del arte se dieran a la tarea, entre las muchas que tienen, de devolverle la importancia, cuidado y mantenimiento que debe tener esta escultura del Maestro Pedro Nel Gómez, uno de los fundadores de nuestra tradición escultórica y uno de sus representantes más relevantes. Y más cuando el arte trata de salir del espacio exclusivamente del Museo, como lo proponen. Aquí tienen pues, una inmensa oportunidad.