Es una clara violación al derecho y deber que tienen los entes territoriales de velar por su jurisdicción
… papaya comida. Reza el refranero popular, y justamente eso fue lo efectuado por los “inquilinos” de la Zona Veredal Transitoria de Normalización, Llanogrande en el municipio de Dabeiba, a lo cual, con justísima razón, el gobernador de los antioqueños, Luis Pérez Gutiérrez, alzó su voz contra el atropello recibido a su delegados, y como lo expresó este diario en su editorial del pasado domingo: “El bloqueo contradice lo claramente estipulado en el punto 3.1.4.1 del acuerdo final en el sentido de que “las autoridades civiles no armadas pueden ingresar permanentemente a las Zvtn sin ninguna limitación””
Es igual de lamentable que la ONU, entidad garante de los acuerdos esté en contra sentido de lo estipulado en los acuerdos de la Habana, desde ese organismo multilateral se deben tomar las acciones correctivas con mayor severidad a las que tomó con el retiro de sus delegados en el baile de fin de año. ¿Acaso no es más grave este incidente, que el ocurrido en el jolgorio de fin de año en la Guajira y en el Cauca? Por lo menos los danzarines estaban compartiendo un momento de alegría; pero, el impedimento de acceso a las Zvtn, es una clara violación al derecho y deber que tienen los entes territoriales de velar por su jurisdicción.
¿Qué tapado tendrán los farianos en la zona, para no permitir el ingreso de terceros, con el derecho otorgado por la Constitución, la ley y los acuerdos de la Habana para hacer veeduría?
Esos accionares le dan la razón a quienes apoyaron en el plebiscito el NO, al argumentar que esas zonas serían “repúblicas independientes”. No olvidar la república independiente de Marquetalia, al sur del Huila, uno de los refugios de Manuel Marulanda Vélez –a. tirofijo-, terminando con la toma del caserío en 1964 por parte de miembros del Ejército- y después fue la Uribe, en el Meta, en 1990. Ahora en 2017, por obra y gracia del espíritu “onuniano”, se han engendrado una veintena de Zvtn a lo largo y ancho del país, qué posiblemente será difícil de recuperar para el territorio nacional, con el riesgo de convertirse en repúblicas independientes.
Según va pasando los días, la corona de dudas sobre la franqueza de parte y parte en la negociación ciñe sobre la cabeza de nuestros dirigentes.
Me uno a la voz de protesta lanzada por EL MUNDO en su editorial del día domingo anterior: “La Gobernación de Antioquia merece el respaldo de la ciudadanía, y el respeto de las autoridades nacionales, en su determinación de hacer presencia y dar acompañamiento a los habitantes en las veredas escogidas para acoger el proceso de desmovilización y desarme de las Farc”.
La oportunidad de crear confianza entre la ciudadanía se ha ido desvaneciendo, ¿cuántas papayas más, puestas en las Zvtn, se comerá la oposición por cuenta del desatinado proceder de los veedores de la ONU amangualados con los farianos?